Las ciudades son los espacios urbanos más perjudicados por la pandemia generada por el Covid-19. Sin embargo, al mismo tiempo funcionan como un organismo que para sobrevivir afronta cambios y, algunos, quedarán para siempre. El mundo entero vive hace poco más de 100 días en una incertidumbre que no se recuerda en los últimos 80 años. Pero esos días fueron suficientes para replantear calidad de vida, actividades, el rol del Estado y la gobernanza y las nuevas formas laborales.
¿Quién se hubiera atrevido a pensar que grandes compañías dejarían metros cuadrados libres de oficinas en áreas centrales de megaciudades como Nueva York, Londres, Barcelona o San Francisco; que el teletrabajo sería una normalidad o que el comercio online obligaría a cientos de compañías a revisar sus espacios de ventas?
Y no son sólo esas disquisiciones las que surgen tras los 100 días en que un coronavirus gobierna nuestro planeta. Se acentúan los debates sobre la densificación ante el drama de los barrios populares en América latina, los metros de espacio público por habitante, el futuro de las ciudades a menos de 300 km y hasta el modo de tenencia de las propiedades inmuebles.
No hay, por el momento, muchas certezas. Lo que sí debaten y aseguran académicos, expertos y funcionarios es que se acentuarán algunas tendencias que habían comenzado a observarse y que la planificación será más necesaria nunca en las urbes.
Elkin Velasquez, representante de ONU Hábitat en América latina participó de un seminario en el marco del Posgrado de Urbanismo Metropolitano de la UBA y sostuvo: “Hay un cambio, sí. ¿Va a ser duradero? Es muy pronto para decirlo. Sin embargo, estamos notando cambios en los comportamientos de las personas, de quienes toman las decisiones. La crisis sanitaria generó una crisis económica de oferta y demanda y desde ahí una crisis económica multidimensional. En América latina tenemos ciudades segregadas socio-espacialmente, tenemos que pensar en la ciudad de la proximidad, policéntrica”.
Y agregó: “Frente a la incertidumbre, nada mejor que la innovación. Hoy más que nunca lo que podemos hacer en la región es la innovación multidimensional. Un eje central en la fase de recuperación será contemplar la ‘economía del cuidado’ y la vivienda adecuada como punto focal para erradicar el gran problema del hacinamiento especialmente en los barrios más precarios para no dejar a nadie atrás".
En la Argentina y especialmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires, la pandemia muestra cómo golpea más fuerte a los más vulnerables. En el primer lugar que se visualizó fue la villa 31. ¿Hay que replantear las urbanizaciones y las densidades en los asentamientos que se regularizan? Álvaro García Resta, ministro de Desarrollo Urbano porteño, respondió a Infobae: “Una ciudad es sana cuando es densa y sostenible, la clave está en la manera de administrar esa densidad. A los barrios vulnerables les cabe la misma escala. Tenemos un desafío que es profundizar la política que veníamos aplicando. Generar una mejor vivienda desde el mejoramiento de lo actual y del espacio público. Incluso si no hubiésemos hecho los cambios, creo que los efectos hubieran sido todavía peores.”
El funcionario contó que se está trabajando activamente con la Dirección de Antropología Urbana para leer mejor los cambios que están adoptando los vecinos y las tendencias, que ya existían, y ahora se profundizan. Entre algunos de los hallazgos están que el 75% de los encuestados durante el aislamiento por la pandemia respondió que evitará las aglomeraciones como una de las principales medidas a implementar a partir de ahora. El 57% manifestó que los eventos deportivos, culturales y visitas a centros comerciales son las actividades que más pueden esperar. Y el 64% aseguró que entre las necesidades más urgentes figura el disfrute al aire libre, ir a las plazas y hacer ejercicios.
“La pandemia no hará más que activar los procesos históricos que ya estaban en marcha, a la vez que se afianzarán movimientos que surgieron en el corazón de la crisis. La gestión de canales de participación activos que fomentan la apropiación ciudadana también redimensiona la perspectiva de los usuarios y su relación con lo urbano. Así, cada barrio podrá definirse como un centro vivo y dinámico, donde la proximidad pone en valor la identidad”, explicó García Resta.
Durante estas últimas semanas también resurgió el concepto de supermanzanas, esa idea del catalán Salvador Rueda de agrupar manzanas que puedan cubrir los servicios básicos para la vida de los vecinos.
En el mismo sentido, Carlos Moreno, profesor y especialista en inteligencia urbana en la Universidad de París, que participó del seminario de la UBA, destacó: “El mundo urbano está llegando a su techo, la realidad no resiste el cambio climático, estamos llegando a los límites de un mundo que ya no puede dar calidad de vida. Es hora de transformación de las ciudades, debemos cambiar la relación del tiempo con el espacio. En esa transformación, el municipalismo cobra un rol principal. Los ciudades deben ser lugares de ‘vida’: cronourbanismo, lugares polifórmicos. La ciudad de los 15 minutos, que en un cuarto de hora podamos acceder a los servicios básicos”.
Cambios en ciudades más pequeñas
Estos cambios no sólo ocurrirán en las megaciudades. También hay planificación en urbes con menos habitantes, aunque cada vez más requeridas, como Pinamar, en la provincia de Buenos Aires. “Estamos viviendo una tendencia que comenzó hace unos años que algunos denominan post metrópolis o neo ruralismo y esta pandemia lo que hizo fue afianzar ese movimiento. Pinamar, sin proponérselo, creció entre 2008 y 2020 un 84 por ciento. Mucha gente de clase media media y clase media alta empezó a mudarse, por ahí uno de los miembros de la familia trabaja tres o cuatro días en la Capital y después reside acá. En este momento estamos teniendo cada vez más consultas no sólo en términos inmobiliarios sino también de matrícula escolar”, describió Martín Yeza, intendente de de esa ciudad balnearia.
El teletrabajo y contar con buena infraestructura en ese sentido es una de las claves de las posibilidades que ofrece Pinamar, según su intendente: “La gestión y el desarrollo está enfocada en poder responder a lo que se busca como prioridades a la hora de elegir dónde vivir: naturaleza y espacio público en el tope de prioridades, un sistema de salud confiable, sistema educativo y seguridad. Nosotros reforzamos todos estos aspectos”.
En vistas del próximo verano y siendo una de las ciudades de argentina que ya está en fase 5, de libre circulación, empezó con la prueba de peatonalizar un sector de la Avenida del Mar así como también dar más lugar a bicisendas y al público en la mítica Bunge.
“Estamos trabajando en algunos auditorios o anfiteatros naturales y la peatonalización de espacios para actividad física, como eje. Mucha conexión con la naturaleza, pensar en las supermanzanas como diseño. Poder tener una ciudad de 15 minutos en bicicleta”, explicó Yeza que sabe que tiene algunas resistencias entre vecinos pero cree que se convencerán.
Gabriel Lanfranchi, director del posgrado de Urbanismo Metropolitano de la UBA opinó: "Es muy probable que en pocas semanas veamos implementarse políticas urbanas que hubiera tomado años poder llevar a la práctica. Las epidemias del siglo XIX, como el cólera o la fiebre amarilla, pusieron en jaque a las ciudades, pero se superaron con enormes inversiones en infraestructura de agua y saneamiento. En el siglo XXI la ciudad prevalecerá una vez más, pero gracias a la capacidad de organización”.
El arquitecto menciona, entre los grandes cambios, el home office: “Muchos ejecutivos están verificando el enorme potencial del teletrabajo, y eso podría traer cambios estructurales en la forma en que nos desplazamos, y por ende, usamos la ciudad. Menos superficie para oficinas, menos espacio para grandes comercios, y menos viajes. La ciudad se vivirá posiblemente con mayor intensidad que antes, y probablemente veamos un florecimiento de los pequeños negocios y espacios públicos de cercanía. También más residentes en zonas céntricas, o edificios con uso mixto (vivienda-oficina).”
La relación con el ambiente y la naturaleza también aparece entre los debates con expertos. Las ciudades, incluida Buenos Aires, firmó un compromiso con el grupo internacional C40 de lucha contra el cambio climático, en el que se destaca que toda recuperación económica debe ir de la mano de la sustentabilidad y la economía verde.
Saskia Sassen, experta holandesa y autora de “La Ciudad Global” cree que el aspecto socio-ecológico y la innovación son ejes que ser atendidos: “Tengo una lista larga para las posibles innovaciones lo que no significa cambiar todo necesariamente, pero son pequeños cambios. Hemos desarrollado suficientes innovaciones que nos permiten evitar lo químico que sabemos que viene con costo, no sólo económico. No se trata de hacer una revolución, se trata de pensar en cómo hacemos por ejemplo, para rediseñar cómo construimos las ciudades, con qué elementos. Si reemplazamos el cemento por la madera, como ya ocurre en muchos lugares de Europa. Necesitamos pensar en cambiar esas materialidades necesarias, podemos empezar por ahí”.
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