Según el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, más de 40 contagiados de coronavirus evolucionan favorablemente gracias a la aplicación de plasma de aquellos que se recuperaron de la infección. Hasta el momento, fueron alrededor de 30 las personas que donaron este componente de la sangre. Uno es el médico Fernando Fernández, cuyo plasma ayudó a recuperarse a dos pacientes.
Recibido en 2016 y a unos meses de convertirse en especialista en Clínica Médica, Fernando tiene 31 años, es oriundo de la localidad bonaerense de Banfield y trabaja en el Sanatorio Finochietto de Capital Federal y en el Hospital Fiorito de Avellaneda.
Cuando la Organización Mundial de la Salud declaró el 11 de marzo al coronavirus como pandemia, Fernando estaba de vacaciones por Europa. Había ido a visitar Escocia, Inglaterra, Irlanda y Madrid. Era un viaje que planeó con un año de antelación y que iba a durar hasta abril, pero que se terminó antes de tiempo por la urgencia para volver a Argentina.
A raíz del avance del COVID-19, las fronteras comenzaron a cerrarse. Leyendo los chats de los grupos de trabajo, el médico fue tomando conciencia de la situación. Lo invadió la preocupación y se movilizó para conseguir un pasaje de regreso.
Por unos pocos días, Fernando no se convirtió en uno más de los miles de argentinos varados por el mundo, esperando por un vuelo que los traiga de vuelta al país. Finalmente pudo comprar un boleto en otra aerolínea y arribó al Aeropuerto de Ezeiza antes de que inicie el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Para ese entonces ya se había contagiado.
Apenas llegado al país, empezó a sentir dolor de cabeza y algo de cansancio. “Comencé con fiebre, y mi primera sospecha fue que tenía coronavirus. Fui a la guardia del Finochietto, me hicieron una radiografía de tórax y allí se pudo ver una neumonía. Me hicieron la PCR, el diagnóstico era positivo para COVID-19″.
El médico pasó diez días internado. Después de evaluar su situación, en el hospital decidieron implementar un “tratamiento empírico con Lopinavir, Ritonavir, sumado a la hidroxicloroquina”. El abordaje terapéutico causó algún efecto adverso: por la medicación, tuvo un cuadro de gastroenteritis. Igualmente, en ese tiempo, asegura Fernando, nada fue peor que el distanciamiento de sus seres queridos, con quienes se comunicaba por videollamadas. “Lo más difícil de estar enfermo fue no poder ver a mi familia”.
Con el alta, la recuperación la terminó en su departamento, donde hizo 15 días de cuarentena. Contó con la ayuda de su hermano, que compró comida para dos semanas y de sus vecinos, que le sacaron la basura. Ya en el transcurso de abril, Fernando volvió a trabajar.
Con el correr de los días, el médico supo lo de la donación de plasma. “Sabía que en Italia y en Francia se estaban realizando ensayos clínicos con el plasma de convalecientes. Al instante de que me enteré que lo estaban haciendo en el Centro de Hemoterapia de La Plata y me anoté".
La directora del Instituto de Hemoterapia de la provincia de Buenos Aires, Nora Etchenique, explicó que cada donación de plasma que hacen los pacientes recuperados “podrían salvar hasta cuatro personas” enfermas. Si bien no reduce el daño ya provocado por el virus, lo que hace es “detener la viremia, la replicación del virus”.
Estos ensayos para aplicar la donación de plasma al tratamiento de pacientes infectados ya se realizan también en CABA, Tucumán, Santa Fe, Jujuy, Río Negro, San Juan, Corrientes y Córdoba mientras que San Luis, Mendoza, La Pampa, Neuquén y Santa Cruz preparan las logísticas para implementar las donaciones.
"Es un proceso muy fácil, dura entre media hora, 40 minutos. Los 40 minutos de vida que estuve con el plasma se convirtieron en años de vida para estas personas”, cuenta Fernando, que se enteró que su plasma fue utilizado en dos pacientes.
Hoy el médico banfileño pasa sus días en contacto todo el tiempo con esta patología. “Desde el inicio que se vive una situación bastante compleja. Siempre estamos pensando en qué pasará cuando llegue el pico de contagios. Nos genera estrés el miedo a la cantidad de pacientes que pueda haber y a no poder brindar la atención médica que cada uno se merece”, revela.
En medio de esa lucha que afronta codo a codo junto a todos los profesionales de la salud, Fernando agradece la atención recibida cuando fue paciente y recalca la importancia de sumarse a la “causa noble” de donar plasma: “Quiero agradecer a todos los médicos del Finocchietto, a los del Fiorito, a mi familia, a todos por cuidarme y acompañarme durante todo el proceso y a todos los que donan su plasma ya que con esa simple acción pueden ayudar a salvar a muchas personas”.
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