Jorge dormía sobre una pila de cartones, donde era difícil acomodarse para sobrevivir a cada noche. Su lugar era los tres metros de frente de la confitería Tibidabo, en Once, cuyos dueños le permitían hacerlo. Pasó tres largos años en esa situación. Hace dos semanas que tiene un techo, una cama digna donde transcurrir sus noches más tranquilo.
Este cambio es parte de los sueños que tenía este hombre de 42 años. Lo logró gracias al trabajo solidario de la Fundación Saun, creada por Gonzalo Erize y los hermanos Tomás y Sebastián Méndez Trongé y los donantes que colaboraron. Aunque quienes alertaron de su situación fueron dos de los vecinos que lo veían a diario en la confitería, Gaston Taylor y Paula Comesañas. La pareja decidió pasar a la acción y acercar la historia de Jorge a la ONG que funciona como un ecosistema solidario.
El primer objetivo era sacarlo de la situación de calle, un mal lugar para vivir. En más de una ocasión fue víctima de hechos violentos, que hasta lo llevaron alguna vez a ser hospitalizado.
“Gracias al gran equipo de acción que se formó, en solo 24 horas se lograron recaudar 23.000 pesos, que dieron la posibilidad a que tenga acceso a un lugar donde dormir, lejos del frío", resaltó Gastón Taylor, con respecto a la generosidad de los donaciones.
Con el carrito donde guarda sus pertenencias -cartones, algo de ropa y su mate- Jorge se instaló en la habitación del hotel Campamentos Urbanos, en el barrio de Balvanera. "La primera noche me costó descansar, es raro no escuchar los ruidos, tener un cuarto para mí, un baño… antes tenia que ir hasta la Iglesia de San Pedrito o pedirle a un encargado conocido para poder higienizarme.”
"Sabés hace cuanto no comía un guiso, o tallarines”, reconoce todavía incrédulo. "Con lo que juntaba recolectando cartones podía tomar un mate y comer algo por la calle. Hoy me puedo cocinar, eso me gusta mucho”, añade.
En su nueva vida, Jorge se sigue levantando temprano, y sale a calle a trabajar. “Veo gente en mi antigua situación y no lo puedo creer. Me cuesta entender porqué yo pude recibir tanta ayuda. Nunca creí que algo así cayera del cielo’.
Responsable y con ganas de progresar, en estas semanas empezó además a repartir periódicos, una tarea que le propuso el dueño del puesto de diarios justo en la esquina del hotel. “Vino un vecino a pedirme si podía pasear sus perros, y lo estoy haciendo. Yo no tengo problema en hacer nada, solo quiero un trabajo estable”.
No siempre vivió en las calles porteñas. Es de la provincia de Misiones, y emigró a Buenos Aires con 18 años buscando un mejor oportunidad laboral. Desde entonces perdió el contacto con su familia.
Al tiempo de haber llegado a la Capital se desempeñó como albañil, oficio que llevó a cabo durante una década. Pero la empresa que lo contrataba se fundió. Hace siete años su realidad cambió por completo. “Perdí el trabajo, logré hacer una changas, pero después no pude pagar más el alquiler y me quedé en la calle”.
Su situación se agravó durante la pandemia. Su único ingreso -el de la recolección de cartones- fue interrumpido. Primero como medida de prevención ante la emergencia sanitaria, y luego porque no había material para juntar, ya que los comercios permanecían cerrados.
El segundo objetivo de la campaña solidaria es que Jorge consiga de trabajo estable. “Ya recibió dos propuestas: una de una familia que tiene una chacra en Corrientes, allí podría cuidar a los animales, y también tener hospedaje. El otro es en San Luis, aunque sin un tarea precisa".
Sin embargo, por el contexto de cierre de fronteras entre provincias, Jorge debe aún permanecer en Buenos Aires hasta que pueda optar por las propuestas. “Hasta que no consiga un permiso de circulación para trasladarse, necesitaría poder establecerse estos meses”.
Mientras tanto, Jorge busca poco a poco reinsertarse en la vida laboral. “La decisión es 100% personal de Jorge, nosotros solo hacemos el acompañamiento”, explica Gonzalo Erize.
En un contexto completamente diferente, Jorge sigue soñando con su futuro. Sabe muy bien lo que desea: “Quiero tener mi trabajo, y algún día un techo propio, nada más… lo material no me interesa”.
Qué es la Fundación SAUN
Se define como “un ecosistema solidario donde todos podemos ayudar”. Nació en el 2014 y fue creado por Gonzalo Erize, quien descubrió su vocación mientras viajaba por Laos y se involucró en la vida de un chico con el Síndrome de Hirschsprung. Sin conocerlo, se quedó con él hasta que se curó. A partir de entonces, junto a los hermanos Méndez Trongé, surgió una iniciativa con el espíritu de dar la posibilidad, entre todos, de salvarle o cambiarle la vida a una persona vulnerable. En la actualidad ya colaboraron con más de 120 casos.
En este contexto de pandemia, Erize ideó el programa “Ahora más juntos que nunca”, para trabajar en la ayuda de aquellos a los que les faltan alimentos, medicación o elementos de desinfección; darle apoyo escolar a los chicos en posición de vulnerabilidad. Es posible hacerlo sin salir de casa.
Para compartir causas o anotarse en alguna para colaborar, su web es: https://saun.org
Seguí Leyendo: