Alberto Fernández encendió la alarma y ya comenzó a especularse con la posibilidad de que el Gobierno dé marcha atrás con las medidas de flexibilización, para volver así a una cuarentena estricta como en los meses de marzo y abril. Al menos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde se registra el foco de contagios de COVID-19.
El Presidente alertó ayer por la velocidad de contagio que está tomando la enfermedad: “Es la más alta desde que llegó a la Argentina, por lo cual deberíamos estar en la fase 1, que es la cuarentena absoluta”.
Las declaraciones del Jefe de Estado se dieron, por ejemplo, luego de que esta semana se habilitara a las personas a salir a correr a parques y plazas en la Capital Federal. Las imágenes de runners corriendo por los bosques de Palermo sin respetar el distanciamiento social, generó preocupación tanto en el Gobierno Nacional como en el porteño. “España, cuando habilitó estas cosas, tuvo que volver atrás porque aumentaron los contagios”, comparó el Presidente.
"Piensen que la Ciudad de Buenos Aires tiene tantos casos como la provincia de Buenos Aires, con la diferencia de que la provincia de Buenos Aires tiene el triple de habitantes. Eso es una pauta de lo que nos está pasando. Los porteños creemos que esto quedó circunscripto a los barrios más humildes y esto no es así. El 70% del virus está circulando por Caballito, por Palermo, por Recoleta”, remarcó.
En esa misma dirección, el último parte del Ministerio de Salud de la Nación informó que en la jornada de ayer hubo un nuevo récord de casos: 1.226 infectados, de los cuales 621 son de la provincia de Buenos Aires y 521 de la Ciudad de Buenos Aires. Con estas cifras, ¿se volverá a la fase 1 en el AMBA?
“No hay ningún decreto firmado que diga que volvemos a fase 1, lo que creo que el Presidente hizo es advertir sobre el riesgo de los excesos”, afirmó Pedro Cahn, uno de los infectólogos que consulta Alberto Fernández, en diálogo con TN. “Necesitamos que la gente no tire por la borda el enorme esfuerzo que hemos hecho todos, con complicaciones psicológicas, económicas, de no poder ver a la familia, pero todo se hizo para evitar una catástrofe”, dijo.
Con respecto a los últimos reportes con más de 1.000 infectados por día, Cahn aseguró: “No nos sorprende”. Consultado por la gente que salió a correr en la Ciudad de Buenos Aires, sostuvo que “se puede hacer actividad física, pero no de la manera en la que se hizo el otro día, porque genera una situación de riesgo”. Sin embargo, advirtió que las consecuencias se verán dentro de entre 7 y 10 días.
“Tenemos que preservar muy cuidadosamente los grados de libertad que vayamos consiguiendo en la lucha contra la pandemia”, alertó a la ciudadanía.
Por otra parte, Tomás Orduna, otro de los infectólogos que asesora al Gobierno, adelantó que “ya es vox populi que no se va a retroceder la fase en Capital ni provincia de Buenos Aires”, sino que se va a “seguir en esta fase, pero con más control”.
“Esperamos que el pico nuestro sea una colina, por definirlo como imagen, y no un pico de tipo Aconcagua”, afirmó en declaraciones a El Destape Radio y agregó que “por ahí el pico está empezando ahora”.
Sin embargo, advirtió la posibilidad de una segunda ola de contagios en Europa y Estados Unidos para noviembre o diciembre, cuando regrese el frío en esas latitudes. “Va a hacer falta tener un tiempo de libertad cuando pase esta ola, para que después, si vuelve otra ola, podamos resistir el aislamiento”, advirtió Orduna.
Asimismo, Gabriela Piovano, médica infectóloga del Hospital Muñiz, afirmó a Télam: "Claramente estamos ante una aceleración de los contagios, este aumento de casos que estamos viendo ahora es consecuencia de la apertura de hace dos semanas cuando se habilitaron algunas actividades que aumentaron el caudal de gente que circula”.
La infectóloga consideró que en los próximos días, Alberto Fernández “va a tener que hablar con el jefe de Gobierno porteño para anunciar juntos la suspensión del permiso para salir a correr”.
“Es cierto que las medidas sanitarias se evalúan en el marco de las políticas públicas y que hay que tener en cuenta el ánimo social después de casi tres meses de aislamiento, pero va a ser necesario volver atrás”, insistió Piovano.
En tanto, Jorge Aliaga, secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham e investigador del Conicet, analizó: “Desde el 10 de abril, el AMBA venía duplicando casos cada doce días y, a pesar de que hubo picos cuando se empezó a testear en los barrios populares, el verdadero factor que aceleró la tasa de duplicación fue el fenómeno de los exceptuados, que encima en la mayoría de los casos circulan por distintos barrios y localidades recorriendo muchos kilómetros y teniendo muchas interacciones”.
"La clave para controlar la enfermedad es rastrear a todos los contactos de cada contagio que se registre y aislarlos a todos, política que han desarrollado con mucho éxito en grandes aglomerados urbanos como Córdoba y Santa Fe”, remarcó.
Por otra parte, Roberto Echenique, docente de la UBA e investigador del Conicet, manifestó que “la velocidad de los contagios en Argentina no es tan alta como en los primeros días, pero es muy preocupante por el volumen de casos que se registran”.
"Lo preocupante es que se supone que ahora en el AMBA estamos en aislamiento, por lo que en lugar de acelerarse la tasa de duplicación debería volverse más lenta; sobre todo porque ya estamos registrando mil contagios diarios y por cada contagio que se diagnostica se estima que hay al menos otros diez”, alertó.
Por último, este miércoles el médico Carlos Kambourian declaró que “estamos lejos del pico”, pese a los más de 1000 casos por día. En diálogo con Animales Sueltos, consideró: "No logro entender el objetivo de volver para atrás, si la letalidad está bajando y la ocupación de camas está por la mitad”. “Va a ser muy difícil volver a meter a la gente adentro de las casas si se vuelve para atrás”, alertó.
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