El 11 de junio es una fecha muy especial para la Ciudad de Buenos Aires. ¿El motivo? Se cumplen 440 años del aniversario de su fundación y, además, se celebra el Día del “Vecino Participativo” para destacar el trabajo conjunto entre las organizaciones barriales, los vecinos y el Estado.
Desde que se decretó el aislamiento “social, preventivo y obligatorio”, la solidaridad de los vecinos se potenció. Cada vez son más las personas que de manera desinteresada, y desde sus posibilidades, se anotan en los distintos programas coordinados por el Gobierno porteño para brindar asistencia durante la pandemia del COVID-19. Actualmente, indican voceros de la Ciudad, suman más de 42 mil.
Christian Dib (43) y Néstor Borda (42), por ejemplo, se inscribieron en “Mayores Cuidados”. En medio de la Pandemia, y con la idea de asistir a la población más vulnerable, estos vecinos (uno de Belgrano, el otro de Parque Avellaneda) hacen de nexo entre dos señoras mayores de 65 años y la calle.
“Claudia vive a dos cuadras de mi casa. Nos pusimos en contacto por WhatsApp apenas se decretó el confinamiento y, desde entonces, la ayudo con lo que necesita: hago las compras en el supermercado y le retiro los remedios en la farmacia”, cuenta Christian que, además, le enseñó a la mujer a pagar los impuestos por Internet y le consiguió un técnico en computación para que le arregle la PC.
Con los días, dice Christian, él y Claudia entablaron un vínculo. “Al principio iba a la casa, le dejaba las cosas y me iba. Ahora voy con tiempo y nos quedamos charlando. Creo que cuando pase todo esto vamos a seguir en contacto porque ya es parte de mi familia”, sostiene en charla con Infobae.
El caso de Néstor Borda es similar. Su vecina se llama Sonia y vive a cuatro cuadras de su domicilio. "Estamos en contacto permanente. Me ocupo de llevarle la medicación. Ella se pone de acuerdo con la farmacéutica y yo paso a retirar su pedido cuando está confirmado”, cuenta Borda.
Inés Scarzella (25) es Licenciada en Artes Visuales y trabaja como ejecutiva de cuentas en una empresa. A principios de mayo, después de un mes y diez días de cuarentena, la joven se anotó como voluntaria para ayudar en el programa Gestión de Hoteles. "Me asignaron el Hotel N’ Ontué (Abasto), donde llegan pacientes con síntomas leves de COVID-19. Voy dos veces por semana: los lunes de 7 a 11 am y los sábados de 7 am a 15 pm”, explica.
Además de hacer trabajos administrativos, Inés asiste a las personas en función de sus necesidades: desde enviarles una botella de agua, hasta brindarles unas palabras a través del teléfono. “Muchos llaman a la recepción preocupados, porque llegan al hotel y están asustados. El trabajo de contención es grande y reconforta poder hacerlo”, dice la joven y rescata el compromiso de otros vecinos que, como ella, se anotaron para dar una mano. “La entrega y las ganas de ayudar son enormes”, apunta.
Entre las historias de vecinos solidarios se destaca la de Beatriz Navarrete (37). De Palermo, técnica de medicina nuclear, Beatriz puso a disposición su auto y su tiempo para asistir a los adultos mayores en el programa “Flota de voluntarios para logística”.
¿Qué hace? “Voy a buscar recetas médicas a los hospitales, retiro medicación de la farmacia y se las acerco al domicilio. Uno siente que es muy poco lo que hace, pero para esas personas es muy importante. Todos se muestran muy agradecidos”, cuenta.
Bárbara Vernengo (32) también es de Palermo. Graduada de la carrera Diseño de Indumentaria, tiene una marca de ropa y, además, es Comunicadora Social. Entre abril y mayo participó de la campaña de vacunación antigripal 2020 que, este año, llegó a más de 350 mil adultos mayores de 65 años y personas de grupos de riesgo.
Según el relato de Bárbara, se sumó para ayudar en los vacunatorios, pero terminó desempeñándose como Coordinadora General de una sede en Recoleta. “Para mí fue una experiencia única. En ese momento, la mayoría de la gente estaba escéptica a salir a la calle. Por otro lado, los que se venían a vacunarse, en su mayoría personas de la tercera edad, llegaban con mucha necesidad de hablar. Durante las semanas que estuve ahí escuché historias muy conmovedoras”, apunta en diálogo con este medio.
Ariadna Bonomi (32) es de Devoto. Actualmente, lidera el Consejo Nacional de la Asociación Guías Argentinas, que reúne 5000 mujeres y otras feminidades. Después de que se decretó el aislamiento obligatorio, sintió la necesidad de hacer algo.“Nosotros pasamos la cuarentena de una manera, pero hay mucha gente que tiene otra realidad y muchas necesidades”, dice.
Por eso, se ofreció para brindar asistencia alimentaria. Habló con los padres de las chicas que pertenecen a la Asociación y les preguntó si estaban dispuestos a dejar que sus hijas colaboraran. También hizo lo mismo con su propia familia. La respuesta, dice a Infobae, la sorprendió. “Enseguida se sumaron. Están todos muy involucrados. Las rutinas en cuarentena cambiaron y mucho, sin embargo, el compromiso sigue intacto desde el primer día”, cuenta.
Desde principios de mayo, Bonomi y el resto de las voluntarias se dedican a armar bolsones con leche, azúcar, fideos, arroz, enlatados y galletitas, que luego se reparten en barrios populares de la Ciudad, como la Villa 31, la Villa 1.11.14 y la Villa 21.24.
Sebastián Mrad (47) es de Tucumán. En 2014, luego de graduarse de Diseñador Gráfico, decidió instalarse Buenos Aires. En la búsqueda de una manera de ayudar, se encontró con la posibilidad de asistir las Postas de Prevención Comunitaria, que está llevando adelante el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en los Barrios Populares.
“Hace una semana que voy al Barrio 31. Lo hago los días martes y miércoles de 10 a 14 horas. El trabajo que hago es de concientización: les tomamos la temperatura a los vecinos que se acercan y, en caso de que alguien presente síntomas asociados al COVID-19, se hace una derivación", explica el hombre.
"Al principio me daba miedo, no solo por mi salud sino porque tenía un preconcepto sobre las personas que viven en las villas. Pero mientras estuve ahí, me di cuenta de que estaba totalmente errado. Son gente muy cariñosa y están muy agradecidos por nuestra presencia. Me siento muy feliz de poder colaborar en este momento tan difícil para todos”, agrega.
SOBRE EL DÍA DEL VECINO
El 11 de junio se conmemora el Día del Vecino, que fue instituido por Romeo Raffo Bontá, quien desde la Asociación Vecinal de Villa del Parque promovió el festejo de este día, evocando el aniversario de la segunda fundación de la Ciudad de Buenos Aires.
En el año 1959, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires estableció el 11 de junio como Día del Vecino. Desde entonces es una jornada de alcance nacional. En 1990 esta efemérides cambió su nombre a “Día del Vecino Participativo”, para destacar el trabajo conjunto entre las organizaciones barriales, los vecinos y el Estado.
Pero este año, el homenaje es especial. “Este no es un Día del Vecino como cualquier otro. Esta vez nos encuentra a todos más juntos que nunca, ayudando, colaborando, pensando en el otro para superar la pandemia -señala Felipe Miguel, jefe de gabinete porteño-. Y queremos agradecerles a todos los vecinos que se quedan en sus casas, que ayudan a los adultos mayores, que se suman como voluntarios y que cumplen con todas las recomendaciones. Todo este esfuerzo vale la pena”.
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