Para que un hecho sea delito debe violar una ley en la que esa conducta está penada. Y un delito tiene en esas normas una serie requisitos que se deben cumplir para ser considerado como tal. Por ejemplo, para que se cometa un homicidio tiene que haber un muerto. Sin muerto, no es homicidio. Por lo que los normas tienen que ser analizadas en función del hecho. Esa es la teoría pero la realidad siempre la pone a prueba y se escapa de los márgenes de la letra de las leyes.
Durante la cuarentena obligatoria que rige en todo el país desde marzo por la pandemia del coronavirus se abrieron miles de causas por la violación del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Gente que circulaba sin permiso, que no estaba exceptuada para salir de sus domicilios y que decían que habían salido a dar una vuelta porque estaban aburridos o planteaban distintos argumentos. Todos casos de un incumplimiento evidente.
Pero hubo otros que, en principio, no parecían tan obvios. ¿Viola la cuarentena una persona obligada a ir a trabajar para no perder el empleo? ¿Y quién perdió un vuelo y no tiene dónde dormir? ¿Y la persona que sale a robar pero no a la vía pública sino por los techos de su casa? ¿O quién acompaña a una mujer a hacer una denuncia por violencia de género?
Esos casos ocurrieron. ¿Y cómo se resolvieron? Infobae accedió a sus historias y a lo que jueces y fiscales dijeron en cada uno.
Salió a robar pero no a la calle
L. F. Q. salió la tarde del 24 de mayo de su casa en el barrio porteño de Flores. Lo hizo para ir a robar. Pero no salió a la calle. Sino que los hizo por los techos. Del de su casa pasó al de un vecino y de ahí al de otro. En la terraza se encontró con una habitación de la que robó distintas cosas, entre ella 700 pesos y un pen drive.
Cuando se estaba yendo, también por los techos, el dueño de la vivienda, que había escuchado ruidos, lo vio mientras trepaba la medianera y le gritó. Lo reconoció como su vecino. El ladrón, de 23 años, sacó las cosas de su bolsillo y se sentó en una silla a esperar que llegue la policía.
El caso estuvo a cargo del juez de instrucción Martín Yadarola que lo procesó por el delito de hurto agravado por escalamiento en grado de tentativa. Pero se planteaba una duda: si salió de su casa pero no a la vía pública, ¿violó el aislamiento?
El decreto 297 establece que durante el aislamiento “las personas deberán permanecer en sus residencias habituales” y “no podrán desplazarse por rutas, vías y espacios públicos”. Solo podrán hacerlo quiénes estén exceptuados o para hacer desplazamientos mínimos e indispensables para la compra de alimentos o medicamentos.
El juez analizó el decreto y dijo que en el caso de L.F.Q. “amén de carecer de documentación o constancia alguna que lo habilitara a egresar de su vivienda, la forma en que lo hizo no admite justificación razonable”. “El nombrado circuló por los techos e ingresó a la vivienda de su vecino con la finalidad de hacerse de objetos ajenos”, agregó en su resolución dos días después del hecho.
El magistrado entendió que incumplió con el artículo 205 del Código Penal que castiga con prisión de seis meses a dos años a quien infrinja medidas “para impedir la introducción o propagación de una epidemia”. Y así también fue procesado por violar la cuarentena aunque no haya salido a la calle.
Obligados a trabajar
La Policía de San Juan recibió el 14 de abril la denuncia del Sindicato de Empleados de Comercio de que en un galpón había gente trabajando. Un patrullero fue a verificar y efectivamente había 20 empleados en el lugar. El encargado explicó que estaban acomodando y ordenando cajas con ropa que se venden en dos comercios, que son del mismo dueño que el galpón, para cuando los locales estén habilitados para abrir.
El lugar fue clausurado y se inició una causa por violación de la cuarentena ya que cuando ocurrió el hecho el rubro textil no estaba exceptuado.
El encargado del galpón acordó en un juicio abreviado una pena de ocho meses de prisión en suspenso y dos meses de trabajos comunitarios por violar la cuarentena.
Pero los empleados, que también incumplieron el aislamiento, no fueron acusados. El fiscal Iván Grassi sostuvo en la causa que pudieron estar bajo presión para violar la cuarentena. Explicó que su empleador pagaba por día y que la actividad estaba suspendida desde hacía un mes, por lo que atravesaban una difícil situación económica.
El fiscal explicó que los empleados mostraron mensajes de whatsapp en los que la secretaria del encargado les decía que se tenían que presentar a trabajar: “dice el sr Angel que mañana martes se trabaja de 8h a 16h, que se traigan la comida y barbijo”.
Grassi expuso un segundo argumento para no acusar a los empleados: que fueron engañados. En esos mensajes se les dijo que tenían que llevar su documento para que les hagan los permisos para circular. Pero no era verdad porque la actividad textil no estaba exceptuada.
El fiscal abrió otra causa para que se investigue a Ángel Soberman, dueño del galpón.
El piloto que voló
La Dirección Nacional de Migraciones denunció que un hombre de ciudadanía española que había ingresado al país el 14 de marzo ya no estaba en el hotel en el que dijo que se iba a alojar. El problema que se presentaba era que debía cumplir con el aislamiento médico por haber llegado de un país de riesgo en el que había una alta propagación del coronavirus.
La fiscal federal de la ciudad de Buenos Aires Alejandra Mangano constató que efectivamente Daniel Jambrina Reyes ya no estaba en el hotel e inició una causa penal. La Policía de Seguridad Aeroportuaria determinó que el hombre se había ido del país al día siguiente al que ingresó ya que era piloto de la empresa de aviación Iberia.
“Podría presumirse que durante su corta estadía en la Argentina puntualmente el día 15 de marzo del corriente año, violó la cuarentena oportunamente dispuesta en infracción al art. 7 del DNU 260/20 o bien incumplió la restricción de salir de los hogares que pesa para aquellos que se encuentran en situación de riesgo real”, explicó la fiscal. Pero tomó la postura de archivar la denuncia.
Primero señaló que la actividad de piloto está exceptuada de cumplir la cuarentena y también que por ser extranjero la sanción administrativa que le hubiese correspondido era la expulsión del país, la que de hecho ocurrió con su salida.
“Por lo tanto, la eventual persecución penal debe ceder ante el hecho de que Daniel Jambrina Reyes egresó del país evitando continuar con el riesgo de contagio de la enfermedad COVID-19 que ha motivado la declaración de emergencia sanitaria y el dictado de los Decretos de Necesidad y Urgencia nro. 260/20 y 297/20”, sostuvo la fiscal que archivó la denuncia.
Denunciado por ayudar
Sebastián Rizzo estaba sentado en uno de los bancos de la comisaría 1 de San Justo, en el conurbano bonaerense. Habían pasado tres horas desde que había llegado cuando le preguntaron por qué había ido. Rizzo explicó que estaba allí para acompañar a su cuñada a hacer una denuncia por violencia de género.
Pero el policía volvió con una hoja en la que lo notificó que se le iniciaba un sumario por violar la cuarentena. “No pudo demostrar circunstancia alguna que justifique su presencia en el lugar. Solo manifestó que está acompañando a la denunciante sin que ello resulte un justificativo”, dice la denuncia y agrega que la mujer “resulta ser independiente, no posee problemas de salud, ni de motricidad o enfermedad que le impida deambular o movilizarse por sí sola”.
“La mujer estaba en shock. Su ex pareja le dijo que si lo denunciaba le iba a volver a pegar en donde la viera. Claramente la conducta de Rizzo está justificada en una situación de emergencia”, le dijo a Infobae Roberto Herrera, abogado del denunciado, quién todavía no fue notificado del inicio formal de una causa que correspondería a la justicia federal de Morón.
El hecho ocurrió la noche del tres de abril. La mujer, de 29 años, denunció en la comisaría que su ex pareja y padre de sus hijos, había ido a su casa, rompió la puerta, la agarró de los pelos y le pegó trompadas en la cara mientras ella gritaba por ayuda. No era la primera vez que la agredía por lo su familia la convenció de hacer la denuncia.
Para el abogado Herrera esa medida puede alcanzar a otras personas por lo que adelantó que la invocará para pedir el sobreseimiento de Rizzo cuando sea notificado de la justicia. Es que, explicó, cabe la posibilidad que la Fiscalía o el Juzgado archiven directamente el caso.
Un hombre asustado por su enfermedad
N.E.P llegó el 19 de abril a San Juan desde La Rioja. Como había llegado de otra provincia las autoridades le indicaron que debía hacer un aislamiento médico de 14 días. N.E.P., de 57 años, había ido a San Juna a continuar un tratamiento de quimioterapia. Tenía turno al día siguiente.
Fue enviado a un hotel para hacer el aislamiento y luego la justicia dispuso que la podía hacer en su domicilio. Sin embargo, no la cumplió. El 23 de abril fue al hospital Marcial Quiroga, donde le informaron que la droga que se tenía que aplicar no era urgente y le reprogramaron el turno para fin de mes.
En ese momento se constató que se trataba de una persona que debía cumplir el aislamiento, quedó detenido y se le inició una causa penal.
En la justicia explicó que había ido al hospital porque había primero había llamado por teléfono pero no se había podido comunicar y que atravesaba un cuadro de salud que lo preocupaba. Y fue desvinculado. En su caso se entendió que lo movilizó un estado de desesperación y de preocupación por su enfermedad y que no violó el aislamiento por un hecho injustificado.
Un suizo varado en Argentina
J.U.T. estaba en Argentina desde noviembre recorriendo el país. El inicio del aislamiento obligatorio lo encontró de pesca en Junín de los Andes. Pudo llegar al aeropuerto de Ezeiza porque había conseguido un vuelo para el 29 de marzo para volver a Suiza. Pero le informaron que el vuelo estaba cancelado.
El hombre de 67 no tenía donde pasar la noche. En el aeropuerto le informaron que podía acudir a la Comisaría del Turista, que depende de la policía de la ciudad de Buenos Aires y que además de intervenir en delitos contra turistas le brinda distinta clase de atención. J.U.T. dejó sus pertenencias en un locker del aeropuerto y fue hasta la comisaría.
Allí contó lo que le había pasado, pidió hablar con su hermana y con consulado de Suiza. En el consulado le dijeron que por la hora de la noche recién lo podían ayudar a la mañana para intentar reprograma su vuelo.
El hombre les dijo a los oficiales que como no tenía a donde ir y como no quería gastar plata en un hotel iba a dormir en la calle. Le explicaron que eso no podía hacerlo porque iba a incumplir el decreto que establecía el aislamiento obligatorio. El insistió.
Pero finalmente la Policía de la ciudad lo convenció y le consiguió un hostel en el barrio de San Telmo que por el precio de 700 pesos la noche el suizo accedió a pagar. Primero lo llevaron a Ezeiza a buscar sus cosas y luego al hostel. Al día siguiente la Policía lo fue buscar y lo llevó al consulado.
El futuro de las causas de la cuarentena
En todo el país se abrieron miles de expedientes por violación de la cuarentena. Como ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires desde el 20 de marzo hasta ayer hubo 28.733 personas que fueron o detenidas o notificadas de que incumplieron con la cuarentena.
Las causas se pueden dividir en tres grupos: los que incumplieron el aislamiento sin poner en riesgo la salud; los que sí lo hicieron; y los que cometieron otro delito y también se los acusó de incumplir el decreto de aislamiento.
Los primeros son quiénes en un control no pudieron justificar por qué estaban en la calle: los que dijeron que pensaban que podían ir a una plaza porque no había gente, los que pasearon al perro pero lejos de su casa, los que alegaron que estaban aburridos. “Para ellos se puede pensar una suerte de amnistía”, coincidieron dos fuentes judiciales consultadas por Infobae y explicaron por qué: “Son miles de expedientes que llevarán mucho tiempo procesarlos y se puede pensar que el objetivo de la política criminal del estado no es perseguir a esas personas. El decreto de aislamiento es más disuasivo que persecutorio”.
La situación es distinta para el resto. Los que violaron el aislamiento y pusieron en riesgo la salud de otras personas son quiénes se escaparon de hospitales en los que estaban internados por síntomas o que debían quedarse en sus casas por 14 días para esperar su evolución porque volvieron de países con alta propagación del virus y no lo hicieron. También para quiénes fueron detenidos por un delito y conjuntamente se los acusó de violar el aislamiento. Para esos las causas sí avanzarán.
Seguí leyendo: