Villa Azul está cercada desde el 24 de mayo, cuando se detectaron de golpe, y en un solo fin de semana, casi 100 casos. El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires decidió aislar este barrio popular, que comparte territorio entre los municipios de Quilmes y Avellaneda, para evitar una propagación aún más explosiva de casos y actualmente, a pocos días de que se cumplan las dos semanas de cuarentena comunitaria, la cantidad de contagiados se estancó en 276, con dos muertes. Desde La Plata aseguran que si no se tomaba la decisión de aislar el barrio los infectados hubiesen superado los 3.000.
Mientras tanto, el Municipio de Quilmes continúa con los trabajos de asistencia y contención a los vecinos y vecinas de Villa Azul, en el marco de este aislamiento sanitario estricto. A través de un trabajo en conjunto con la Nación, la Provincia y el municipio de Avellaneda, distintos promotores comunitarios de salud y vecinos voluntarios recorren casa por casa para acercar comida y elementos de higiene y para relevar las necesidades de los casos particulares, que van desde medicamentos hasta otros insumos, para acercárselos, con el fin de que nadie tenga que salir de su casa.
Según informaron fuentes de la comuna quilmeña, desde que comenzó el aislamiento en Villa Azul se entregaron módulos de alimentos y elementos de limpieza a los vecinos y a las vecinas del barrio con un peso superior a los 50 kilos (por módulo por familia). Este “bolsón” está compuesto por fideos, polenta, arroz, garbanzos, puré de tomate, leche, azúcar, aceite, sal, harina, jabón de tocador, detergente, trapo de piso, trapo rejilla, jabón blanco y cloro. También carne, frutas, verduras y pan.
“A esto hay que sumar que se están atendiendo los requerimientos personales, como medicamentos, pañales, higiene femenina, entre otros”, explicaron voceros de Quilmes. Uno de los lugareños que se sumó voluntariamente a colaborar con las tareas de ayuda en el barrio, Brian, manifestó: “Como vecino esto te da una satisfacción, porque le están llegando las cosas a los vecinos y estamos todos los días tratando de llegar a los vecinos que no llegamos. Estamos yendo casa por casa, gracias a Dios tenemos al Municipio que está presente. Es la primera vez que vemos que está tan comprometido en el barrio, porque hoy más que nunca necesitábamos esta ayuda”.
En referencia a la distribución de alimentos y las tareas de relevamiento que se realizan en el barrio, otro de los vecinos, Walter Alarcón, expresó que desde el Estado “se acercaron en todo momento, no te dejaron en banda. Entregaron agua, provisiones. Gracias a Dios, todo bien”.
Federico Muñoz, vecino de Villa Azul, este barrio donde viven aproximadamente 4.000 personas, explicó: “Para nosotros esto significa mucho, porque digamos que es un barrio que está olvidado. Es la primera vez desde que estoy en el barrio que veo que se están moviendo. Nos sentimos contenidos, cada dos o tres días vienen y nos preguntan qué es lo que necesitamos, nos traen cosas. Estamos tranquilos y nos estamos cuidando”.
Francisco Patiño, otro habitante de este barrio popular del sur del Conurbano, ubicado a un costado del Acceso Sudeste, agradeció que “están ayudando al barrio. Les pedimos cosas y por suerte están trayendo. Lavandina, que era lo que más necesitábamos, nos trajeron, también mercadería”.
“Esto significa mucho, que estén acá para que la gente no salga y que se cuiden. Esto se necesita, yo al barrio hoy lo veo mejor porque están atentos a la gente. Siempre preguntan si nos falta algo o nos llaman por teléfono”, comentó Valeria.
El Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires confirmó el miércoles pasado la muerte de dos vecinos de Villa Azul, que estaban internados como pacientes con COVID-19 positivo. Se trató de un hombre de 69 años con domicilio del lado de Avellaneda que tenía hipertensión y diabetes y estaba internado en el Hospital Fiorito de esa ciudad, y de otro hombre de 77 años cuyos síntomas fueron detectados en los testeos masivos del operativo DetectAR realizados el 25 de mayo, pero que habían comenzado tres días antes, el 22. El hombre murió en el Hospital Isidoro Iriarte de Quilmes y padecía hepatopatía crónica, una lesión en el hígado.
Ambas personas vivirían del lado de Avellaneda. Aunque también admiten que en Villa Azul esto es frecuente por dos razones: del lado de Quilmes no hay calles con nomenclatura –solo pasillos– y además, cuando el municipio de Avellaneda comenzó con las obras de urbanización (en 2008), muchos habitantes del barrio fijaron domicilio en esa comuna para poder acceder a una vivienda digna.
En Avellaneda fueron confirmados hasta este viernes 521 casos y 12 muertes. Mientras que en Quilmes la última actualización, del jueves, daba cuenta de 703 casos y seis fallecimientos.
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