A partir de las propuestas que el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta le llevó al presidente Alberto Fernández para “el bienestar de niños, niñas y adolescentes durante el aislamiento obligatorio”, se creó la expectativa de ver hasta dónde se abrirá la cuarentena para los más chicos. Es que la salud mental de los alrededor de 760.000 niños, niñas y adolescentes que viven en el ámbito de CABA comienza a preocupar.
Según una encuesta de UNICEF hecha en abril, el 22,5% de ellos se definió como asustado, el 5,7% angustiado, el 6,3% deprimido, y el 13% indiferente. Por su parte, un estudio de Jama Pediatrics arrojó que la salud mental entre niños en cuarentena por COVID-19 en la provincia china de Hubei -donde comenzó la pandemia- dio como resultado que el 22.6% de aquellos en edad primaria reportó síntomas depresivos y un 18.9% de ansiedad.
“De ninguna manera es saludable para niños, niñas o adolescentes vivir encerrados. Para desarrollarse necesitan y requieren del contacto exogámico, por fuera de la familia, con sus pares. También estar al aire libre, jugar, correr, porque la puesta en juego del cuerpo promueve la construcción de la inteligencia y las funciones cognitivas e intelectuales“, explica Gabriela Dueñas, doctora en Psicología, Licenciada en Educación y Psicopedagoga (RN. 491 595), profesora titular de Grado y Posgrado en varias universidades nacionales en materias ligadas al Desarrollo Psicosocial de niños, niñas y adolescentes.
“Yo tengo muchas consultas online, y una de las situaciones que les genera mucha angustia es esta contradicción entre el mensaje, que les llega por todas las vías, de quedate en casa, y que los saquen un rato para pasear o hacer compras -añade-. No puedo explicar la cantidad de llamados que recibí diciéndome que el nene de cuatro o cinco años, al abrir la puerta, agarrándose a los llantos y pidiendo no salir porque tenían miedo de salir a la vereda un día de sol. Uno de los juegos que más se está observando es que arman casitas, como carpitas, y se meten adentro, y les piden a los adultos a cargo que entren también y jueguen con ellos. Nos dice que necesitan resguardarse. Allí se sienten cómodos…”
Como resultado, admite Dueñas, “lo que vemos es que los chicos tienen angustia, conductas regresivas y berrinches. Son normales, frecuentes y esperables a lo largo del proceso psicológico, que tiene idas y vueltas. Forma parte del desarrollo, pero hay que observar si la conducta regresiva no se instala y se hace progresiva. En ese caso hay que hacer una consulta. Por ejemplo, si un nene que controlaba esfínteres de golpe no los controla y no vuelve a hacerlo, hay que preocuparse. Si un día se hizo pis en la cama, bueno, quizás tomó mucho líquido, o hacía frío para levantarse, o hizo el berrinche de no querer salir y a la noche le sucedió eso, no es patológico”.
Al mismo tiempo, advierte que “si bien las circunstancias no son las ideales para la salud mental, del otro lado hay un gravísimo riesgo de contagiarse y ser contagiado, estamos en emergencia sanitaria, con un virus inédito y desconocido. Viendo lo que sucedió en Asia y Europa, aparecen las secuelas que deja el virus en algunos chicos, como el síndrome de Kawasaki, por ejemplo. Cuando los escuchás o lees informes oficiales, aparece la angustia de los chicos reflejadas en que quieren seguir con la cuarentena porque tienen miedo a contagiarse y contagiar a un ser querido, padres y abuelos”.
Quizás por eso, el gobierno porteño planea “habilitar los dos días del fin de semana para la salida recreativa de niños, niñas y adolescentes”, con “nuevas intervenciones en el espacio público. Creación de circuitos lúdicos y tecnológicos, juegos y acertijos en las calle”, e “interacción entre el adentro y el afuera. Iniciativas en barrios que involucren a vecinos y vecinas, como intervenciones en puertas, balcones y ventanas para que sean vistas durante las salidas recreativas”.
Para la especialista en niñez, “son propuestas que no dicen que salgan a pasear libremente, sino que sostienen salidas como las que se estaban haciendo, limitadas y acotadas. Me parece bien que los vecinos puedan adornar sus balcones de modo que los chicos cuando salgan a caminar sea divertido”.
En la charla entre los funcionarios de Ciudad y la Nación, concluyeron que “la población adolescente necesita abordajes diferenciados, dado que en términos generales no manifiestan miedo a salir y son más propensos a romper el aislamiento obligatorio”. Según Dueñas, “los adolescentes por naturaleza son transgresores y omnipotentes, sería un riesgo dejarlos salir a pasear así como así. Pero en las consultas que se hicieron entienden la cuarentena. También están en su salsa porque están en contacto con los pares a través de los medios tecnológicos”.
Otra de las propuestas que los funcionarios de CABA llevaron a la Quinta de Olivos fue la “preparación del protocolo de reapertura de escuelas en conjunto con expertos, para analizar quiénes, cuándo y cómo podrían regresar presencialmente. Según señalaron los especialistas, este punto daría a los niños, niñas y adolescentes un horizonte de futuro para la reapertura de las escuelas”. Según Dueñas, es fundamental este punto: “No hay mejor espacio para los chicos, a pesar de las limitaciones, que la escuela. Es un organizador de la vida psíquica y social, y el vínculo con compañeros y docentes es irremplazable. En tiempos que están suspendidas las clases uno revaloriza la tarea de los docentes. Ellos lo que más lamentan en cuarentena, según estudios, es la pérdida de la cotidianeidad de ir a la escuela, pero también es cierto que temen mucho más que se contagie un ser querido y perderlo”.
El punto que trataron y más alertó a Dueñas es que, según los expertos, “los adultos cuidadores se ven desbordados por la sobrecarga de tareas de cuidado, recreación y acompañamiento escolar, las cuales demandan más tiempo y esfuerzo en este contexto”. Según ella, “esta pandemia, si bien es una tragedia, es una oportunidad para develar aspectos muy oscuros de nuestra sociedad, como la dificultad de los adultos para ‘bancarse a sus pibes’, dicho en criollo. En clases medias y altas, nos damos cuenta de este fenómeno de niños con agenda completa, que salen de la casa a las 7 de la mañana y no regresan, a veces, hasta las 20 horas. Más de lo que trabaja un adulto”.
“Para cuidar a los chicos tenemos que ocuparnos de los adultos a cargo -sostiene-. Ellos son como esponjitas que absorben la angustias, las emociones y a veces las violencias de los adultos. Si queremos cuidar de la salud de los chicos, tenemos que cuidar la de quienes los tienen a cargo. Si un chico está encerrado en un clima de violencia tremendo, en el que los adultos están desquiciados, ese chico también lo estará. El Estado debe generar espacios de contención para adultos, líneas telefónicas abiertas para quienes están a cargo de menores puedan consultar a especialistas en el caso de estar desbordados. Esto debe ser una prioridad”.
En la reunión gubernamental, Rodríguez Larreta estuvo acompañado por Diego Santilli, el vicejefe de gobierno; Fernando Straface, Secretario General y de Relaciones Internacionales; Karina Leguizamon, Presidenta del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, y las especialistas Luisa Brumana, representante de UNICEF; Ángela Gentile, jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital Gutiérrez; Carlota Russ, infectóloga y pediatra de la Sociedad Argentina de Pediatría; Andrea Abadi, directora infantojuvenil de la Fundación INECO.
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