Marcos Miguens (27) y Cristián Menéndez (30) son los socios y los dueños de un catering de zona norte. A principio de marzo, tenían todo listo para una gran boda de 350 personas. La cuarentena obligatoria les impidió seguir trabajando en su emprendimiento, aunque no les quitó la posibilidad de cocinar para otros.
Preocupados por la pandemia de coronavirus, decidieron no quedarse quietos y volcar toda su infraestructura -un galpón de 250 metros en San Fernando- y todo el conocimiento en gastronomía, en un pujante proyecto solidario que tiene como objetivo acercar un plato de comida a los que menos tienen.
De la mano de Convidarte, otra red solidaria, creada por un matrimonio de Recoleta que se propuso hace dos meses colaborar con comida en medio de la emergencia, se pusieron nuevamente el delantal. Dos manos no alcanzaban, así que fueron por más.
Hicieron una convocatoria de cocineros a través de las redes. La respuesta no tardó en llegar, y los pocos días pudieron reabrir la cocina en San Fernando. “Arrancamos hace un mes y medio con gran llegada, pero ahora necesitamos donaciones para poder seguir”, reconoce Santiago Tapia Gómez (19) ,uno de los 15 cocineros freelance que todas las semanas apoya la cruzada solidaria contra el hambre en el país.
Al principio hacían ollas populares para la gente del barrio, y con el paso de las semanas se extendieron por otras zonas. Empezaron con 300 kilos de comida por semana, ahora ya van 400 kilos. Lo que se traduce en más de dos mil viandas por semana. “Esto fue gracias a la donación de un conocido que nos hizo llegar un calderón a leña que nos permite cocinar en menos tiempo, además de ser ecológico”, explica Santiago.
El boca en boca permitió un incremento de las donaciones por parte de los privados. “Nos contactan bastante . Creo que una buena manera de dar una mano. Nosotros como cocineros de eventos tenemos el valor agregado de poder producir más en menos tiempo, llegando a más gente", reconoce.
Cómo se organizan
Santiago relata que hay una planificación diaria. La semana empieza temprano los lunes en el Mercado Central donde van hacer las compras. Generalmente incluyen arroz, verduras, y carne picada. “Tratamos de hacer guisos, locros, vamos variando lo importante es que sea nutritiva tenga materia prima de calidad y también rica.”
Ese mismo día dejan la cocina lista. Los martes y miércoles son los días de más trabajo, están unas nueve horas en la cocina. Primero se respeta el protocolo de higiene y desinfección y luego se pasa a la preparación de los platos calientes. En todo momento usan barbijo, cofia y guantes como medidas de protección y prevención.
Listas las viandas, los los referentes de los comedores retiran los platos por el galpón. Estas van al Club Virreyes, al barrio Bajo Alsina, a la Capilla Nuestra Señora de la Esperanza y al barrio Villa Adalguiza. No solo trepó la producción sino que además se sumarios barrios carenciados. “En una de las últimas entregas de comida, la red de distribución llegó en lancha a un comedor del Delta de Tigre”.
La red de voluntades también incluye gente que pone a disposición su tiempo y auto para trasladar las viandas o acercar las donaciones.
Quieren cocinar más pero para eso necesitan donaciones.
Si querés colaborar con plata o con materia prima te podés contactar por whatsapp 1539534044 o por instagram a @convidarte31, web de Convidarte 31.
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