Tras la polémica por la “infectadura”, intelectuales y científicos firmaron una carta en defensa de la cuarentena

Piden “maximizar la efectividad” del aislamiento en el AMBA y el Gran Resistencia

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Ricardo Forster, Alejandro Grimson, Alberto
Ricardo Forster, Alejandro Grimson, Alberto Kornblihtt y Adrián Paenza fueron algunos de los firmantes

Varios cientos de investigadores, intelectuales, escritores y periodistas firmaron este domingo una carta abierta titulada “Un esfuerzo adicional para salvar vidas”, en respuesta a quienes cuestionaron las medidas de aislamiento social obligatorio.

Hace dos días, unos 300 intelectuales habían advertido que con la extensión de la cuarentena se está poniendo en peligro la democracia del país. El duro documento planteaba que la Argentina vive “una infectadura”.

El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, fue uno de los primeros en contestar. Sostuvo que “la militancia anticuarentena y todo esto de la ‘infectadura’ es una falta de respeto, pero no al Gobierno, sino a toda la sociedad argentina, que es la que está haciendo el esfuerzo y un sacrificio enorme”.

En el nuevo texto difundido hoy, académicos como los asesores presidenciales Ricardo Forster y Alejandro Grimson, el biólogo e investigador Alberto Kornblihtt, el matemático Adrián Paenza, el historiador Felipe Pigna, el ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA Federico Schuster, el infectólogo Omar Sued, y la filósofa Diana Maffia, entre otros, argumentaron que gracias a la cuarentena Argentina “obtuvo mejores resultados” en el manejo de la crisis sanitaria que los demás países latinoamericanos con grandes metrópolis.

Pensamos que hoy, más que nunca, es necesario maximizar la efectividad de la cuarentena en el AMBA y el Gran Resistencia. Si esta cuarentena se respeta y resulta efectiva, los casos activos circulantes serán inferiores a los actuales, el rastreo de contactos será más simple y el riesgo de colapso del sistema de salud, casi nulo. En esas condiciones, será razonable comenzar la flexibilización de las medidas”, dice el documento que también señala que “convivir con el Covid-19 será un proceso largo que requerirá de esfuerzos permanentes por parte de todos y todas”.

La carta completa

La declaración temprana del Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO) en Argentina logró resultados positivos: no solo permitió multiplicar la capacidad de atención del sistema de salud y avanzar en la provisión de los tests necesarios para el diagnóstico de COVID-19, sino que además, redujo los casos diarios a prácticamente cero en 21 de las 24 divisiones territoriales del país, logrando que un altísimo porcentaje de nuestro territorio nacional hoy esté iniciando una reactivación administrada de actividades.

En comparación con los demás países latinoamericanos con grandes metrópolis, Argentina es el que obtuvo mejores resultados en el control de la pandemia de COVID-19. Como lo muestran las estadísticas de todo el mundo, disminuir la movilidad de la población funciona.

No debería llamar la atención, entonces, que el aumento de la movilidad que se viene observando en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) desde mediados de abril haya tenido un efecto drástico en el aumento de casos en las últimas semanas. Son objeto de particular preocupación algunos barrios de CABA, del centro y el sur de la Ciudad, con tiempos de duplicación inferiores a los 6 días. Estos datos indican que, si no logramos disminuir la velocidad de contagio de manera urgente, es inminente la saturación de las camas de terapia intensiva (es decir, que las/los profesionales de la salud se verían en la dramática situación de elegir quiénes recibirán la atención necesaria y quiénes no). El primer impactado sería el sistema de salud de CABA. Se trata de una saturación inminente porque, con una duplicación de casos menor a 15 días, esto ocurriría antes de fines de julio.

Prolongar una cuarentena solo parcialmente efectiva en el AMBA conduce a que una parte de la sociedad dude de su utilidad y reclame su fin. Sin embargo, la cuarentena es una medida excepcional que, no habiendo vacunas ni tratamientos efectivos para covid19, se vuelve una herramienta clave cuando la situación así lo requiere. Todos los países del hemisferio norte que cuentan los muertos por miles hicieron uso de ella, algunos de ellos tarde, para lograr una disminución drástica y veloz del contagio. Los países que se negaron a utilizar esta herramienta cuando era aconsejable, como Brasil, hoy viven una realidad dramática y las muertes parecen no tener fin. Por otro lado, todos los países del mundo que están flexibilizando sus cuarentenas lo hacen en una situación donde la transmisión del virus está bajo control y los casos en franca disminución. Asimismo, corren el riesgo de sufrir segundas olas de contagios debido a que en la mayoría de los países la población infectada es del 5-10% del total. En este momento Irán e Irak están con segundas olas de contagio peores que la primera, y hubo un brote también en Corea del Sur. Por todo esto consideramos que no es el momento de relajar el aislamiento en el AMBA y el Gran Resistencia, donde los casos, lejos de estar controlados, están en crecimiento. No hablamos de números, sino de miles de vidas que se perderían, pero que estamos a tiempo de salvar.

Pensamos que hoy, más que nunca, es necesario maximizar la efectividad de la cuarentena en el AMBA y el Gran Resistencia. Si esta cuarentena se respeta y resulta efectiva, los casos activos circulantes serán inferiores a los actuales, el rastreo de contactos será más simple y el riesgo de colapso del sistema de salud, casi nulo. En esas condiciones, será razonable comenzar la flexibilización de las medidas. Para que la nueva etapa de la cuarentena sea efectiva, es necesario que se conjuguen tres responsabilidades: política, civil y periodística.

1 - Responsabilidad política. Es preciso fortalecer de manera urgente los sistemas de monitoreo, la vigilancia activa de casos y multiplicar los esfuerzos de rastreo de contactos estrechos en los focos ya identificados en AMBA y el Gran Resistencia. Las provincias que mayor esfuerzo pusieron en el rastreo de contactos hoy tienen la situación controlada. Solo así podremos cortar las cadenas de contagio del virus. A su vez, es de vital importancia garantizar a los infectados la posibilidad de aislarse con las necesidades básicas cubiertas. Se deben diseñar estrategias específicas, estrictas y segmentadas para distintos sectores de la economía y para los trabajadores esenciales. El impacto de la propagación viral se vio intensificado en los barrios populares, pero no se halla confinado a los mismos sino que hay circulación en todo el AMBA. Es de vital importancia un accionar unificado de todos los distritos del país, puesto que el virus no reconoce ni respeta límites políticos ni geográficos.

2 - Responsabilidad civil. Todos debemos hacernos cargo de que somos potenciales portadores y propagadores del virus, aun cuando no tengamos signos ni síntomas, y comportarnos como tales, sin salir de nuestras viviendas excepto en casos absolutamente necesarios, extremando el lavado de manos, distanciamiento social, utilización de barbijo para cubrir la nariz, boca y mentón, y respetando a rajatabla las recomendaciones del Ministerio de Salud de la Nación. Vimos en varias jurisdicciones en los últimos días cómo una sola conducta irresponsable puede conducir a que se tengan que retrotraer las medidas de apertura.

3 - Responsabilidad periodística. Resulta indispensable que los medios de comunicación asuman su rol entendiendo que, aun con sus imperfecciones y efectos colaterales negativos, la cuarentena continúa siendo la mejor herramienta que tenemos para controlar la propagación del virus y evitar miles de muertes. Cuanto mejor se explique desde los medios masivos que si se respeta el aislamiento necesitaremos menos tiempo de cuarentena, más posibilidades de éxito tendremos.

Convivir con COVID-19 en Argentina será un proceso largo que requerirá de esfuerzos permanentes por parte de todas y todos, y de la aplicación de estrategias inteligentes y cambiantes. Esto es contrario a “sentarse a esperar que pase el pico”, como si fuese un fenómeno estacional ante el cual nada puede hacerse, un discurso que puede tener consecuencias graves e irreparables.

El pico se habrá producido cuando, a través de acciones coordinadas, logremos comenzar a bajar el número de nuevos casos. Como decíamos al principio, 21 de nuestros 24 distritos ya están cerca de “aplastar” la curva de contagios.

Si actuamos en conjunto con una fuerte responsabilidad política, civil y periodística podemos lograrlo en todo el país, es cuestión de no bajar los brazos y actuar con decisión y urgencia. Evitar contagios y muertes sigue estando en nuestras manos.

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