“Acá desarmando años de trabajo”: la emprendedora que tuvo que cerrar su local por la cuarentena

María Bianchi tenía un local multimarca en Recoleta. Después de dos meses sin actividad no pudo mantenerlo. Ahora vive en lo de sus padres y analiza la opción de irse de la Argentina

Guardar
María Bianchi empezó como empleada
María Bianchi empezó como empleada de la boutique en Recoleta, luego decidió comprarla. Sin embargo, tras 70 días de inactividad se fundió

“Acá cerrando mi negocio. Acá desarmando años de trabajo. Acá fundida”, dice el tuit de la emprendedora María Bianchi (34). Es que después de cuatro años de empeño y esfuerzo, su local en Recoleta no sobrevivió a las consecuencias económicas de la pandemia.

“En carne propia. Nadie me la contó. Nadie me inventó nada”, relata con cierto enojo tras tomar esa drástica decisión. El mensaje lo acompaña con un foto selfie en el espejo central del local de 20 metros cuadrados rodeada de bolsas repletas de mercadería que no pudo vender. “Saqué la foto embroncada, sinceramente fue un momento horrible”.

María Bianchi es licenciada en ciencias de la comunicación. Sin embargo nunca ejerció. Su familia materna es de Tucumán, y su padre vive en Buenos Aires. En 2015 quiso emigrar a la ciudad, y encontró trabajo en la boutique Carmelia, ubicada en calle Juncal al 1324, en el barrio de la Recoleta.

Compartió su historia en Twitter
Compartió su historia en Twitter y se viralizó

“Empecé como vendedora, teníamos ropa femenina multimarca de estilo clásico y atemporal. Los dos primeros años le fue bien en ventas, y por eso le propuse a la dueña comprarlo. Invertí dos mil dólares. En 2017 era propio. Estaba feliz”, le contó a Infobae.

Su rutina laboral era movida entre proveedores y un importante caudal de clientes que se iban sumando mes a mes. “En las buenas épocas llegué a alcanzar 130.000 pesos de ganancias, me quedaban 70.000 pesos para vivir; con eso pagaba mi alquiler, y mis gastos personales”.

Inauguración del local en 2017
Inauguración del local en 2017

Todo transcurría como lo había planeado, incluso se sumaban nuevos diseñadores independientes a Carmelia, hasta que ocurrió la devaluación económica en junio de 2019. “Bajaron mucho las ventas, algo que con el tiempo se volvió insostenible. No entraba plata, y si no hay plata en un barrio como este dónde habrá”, se preguntó.

María planeó una estrategia para mantener precios accesibles frente a la competencia de la zona, pero la boutique siguió sin las ventas necesarias para solventar los gastos fijos. “Entre el alquiler, los impuestos y los servicios tenía que pagar 46.000 pesos”.

A fines de febrero tomó la decisión de venderlo. “Lo puse a la venta, y con mucho esfuerzo conseguí un comprador. La transferencia estaba lista para hacerse la segunda semana de marzo….”.

Pero pronto vino la pandemia, y con eso el decreto de la cuarentena. “El comprador desistió por obvias razones. Me dijo no voy a poner plata en algo que no voy a poder abrir. Es lógico. Igualmente quise mantenerlo, pero después de dos meses de espera sin trabajar, fue imposible. Está todo el país igual. Nadie va a venir a comprarse ropa en un contexto así”.

Desganada, María decidió pedir un crédito, se lo otorgaron y con eso vivió estos largos 70 días. “Me mudé a lo de mi padre, y desarmé todo el local para achicar cualquier tipo de gastos. Vendo algunos muebles, y ahora me queda vender la ropa que lo haré a través del instagram @tiendacarmelia”.

Tuvo que poner todo a
Tuvo que poner todo a la venta para recuperar algo de la inversión

Días antes del cierre lo anunció con un letrero en la puerta de su tienda. “Las clientes de todas la vida se acercaron o mandaron mensajes pidiéndome que no lo hiciera. Realmente fue muy duro. Con la actitud no alcanza, el negocio tiene que ser rentable”.

A pesar de haber perdido su proyecto de vida, María guarda algo de esperanzas. “Yo me afilié a la propuesta liberal de Agustín Etchebarne como última oportunidad de darle a mi país”.

El 30 de mayo va ir a la movilización convocada en Plaza de Mayo con el reclamo de ”cuarentena inteligente”. Como protagonista de las consecuencias económicas del aislamiento, María no lo duda. “Es anticonstitucional no dejar a los argentinos circular por las calles, ni trabajar. Yo no tengo hijos, soy soltera, tengo ciertas ventajas en relación a otras personas que pueden estar pasándola peor, pero si no consigo trabajo no descarto irme del país”.

Guardar