El tecnólogo y emprendedor Santiago Bilinkis participó hoy de una videoconferencia organizada por la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA). En su exposición, enumeró algunos cambios positivos que forzó el aislamiento obligatorio y proyectó el día después de la pandemia.
“Lo que la cuarentena disparó es que todos vivimos en una inercia y no nos paramos a pensar si la vida que estamos viviendo es la que queremos vivir. Son hábitos más que decisiones las que tomamos diariamente. Los hábitos ocupan un lugar muy fuerte en nuestra vida y la cuarentena hizo añicos nuestra rutina. Cuando uno interrumpe un hábito, convierte un acto compulsivo en una elección”, comenzó.
Para Bilinkis, más allá de los daños evidentes en la economía, con sectores paralizados por completo, la pandemia puede ser una oportunidad para repensar nuevos órdenes. “La pregunta más interesante no es qué va a pasar, sino qué queremos que pase. ¿Cómo hacemos para que 2021 no se parezca a 2020, pero tampoco se parezca a 2019? Déjenme darles una mala noticia. Ya hubo muchas crisis que auguraron grandes cambios, pero ninguno de esos cambios se materializó una vez dejadas atrás”, indicó.
Según reflexionó, esta pandemia tiene poco de impredecible. Se trata más bien de una catástrofe anunciada, que nadie vio o quiso ver. “Muchas veces me agarran momentos de incredulidad. Me da la sensación de estar metido en una película berreta de ciencia ficción. Lo interesante es que esta pandemia es cualquier cosa menos inesperada. Lo que no sabíamos era cuándo iba a pasar, pero ya teníamos antecedentes. Esta es la versión 2 del SARS. Entonces, ¿cómo puede ser que una tragedia tan anunciada nos agarre tan ridículamente mal parados?".
Del mismo modo, continuó: “Este es el primer acontecimiento verdaderamente global. Incluso en las guerras mundiales hubo muchos países neutrales. Acá prácticamente no hay países en la tierra que no tengan casos. ¿Cómo respondimos ante eso? No solo nos fraccionamos entre naciones limítrofes, con políticas tan diferentes como las que dispusieron Argentina y Brasil, sino que también hay conflictos internos en algunas naciones, donde los estados desconocen la postura del gobierno federal. Más aún, en el extremo, nos rompimos dentro del mismo edificio, como los reclamos de los vecinos a sus pares que trabajan en la salud. Frente al hecho más global, respondimos fraccionándonos más y más”.
Pese al sinfín de males que trajo aparejado el coronavirus, el tecnólogo rescató algunos cambios que se dieron obligados y que, en su consideración, sería importante que se mantuvieran y profundizaran una vez superada la pandemia.
Uno de ellos se dio en el medioambiente. La contaminación bajó a niveles históricos, los ríos comenzaron a limpiarse, se difundieron imágenes de animales “tomando” las ciudades. El otro, de acuerdo a su mirada, se produjo en la educación.
“Se avanzó en dos meses más que en las últimas décadas. Sucede que fue sin planificación, sin entrenamiento, ni infraestructura. Por eso, el producto deja bastante que desear, pero lo interesante es que en el medio de este sistema de emergencia, están pasando algunas cosas geniales. La primera es que finalmente rompimos la inercia de no cambiar. Se la llevó puesta el tsunami. Por caso, todos hemos padecido la peor evaluación que es a libro cerrado y pregunta por dato fáctico. En este contexto, esto es imposible. La prueba es a Google abierto y eso es espectacular. La modalidad más habitual hoy son las monografías”, remarcó.
Para el especialista, “los que más aprendieron en estos meses son los docentes”. “Eso es buenísimo. Aprendieron a hacer videos, por ejemplo. A trabajar con herramientas digitales. Eso es terreno conquistado y no hay que retroceder cuando se pueda volver a las aulas”, advirtió.
Otro punto en el que se mejoró fue en la puntualidad. Los eventos a distancia suelen arrancar más cerca del horario programado que los presenciales. Según Bilinkis, también estamos ganando tiempo que perdíamos en viajar en hora pico.
“También nos hizo menos consumistas. No gastamos porque no hay un mango, pero también porque está todo cerrado. Eso en el plano de la economía es muy problemático, pero en el plano individual puede ser muy favorable. Está bastante probado que cuando cumplís las necesidades básicas, el consumo por encima no da ninguna satisfacción”, señaló.
Antes de finalizar su exposición, el especialista puso el foco en los celulares y los algoritmos que los gobiernan. “La adicción al uso de teléfonos no es casualidad. Proviene de cómo se dieron los modelos de negocio. Las empresas decidieron entregarnos productos gratis como redes sociales y monetizar a través de publicidad con información ultra detallada, para mantenernos totalmente cautivados. Nunca estuvimos tan a merced de los algoritmos como ahora, tan a merced de la manipulación. Estamos destinados a distraernos”, sostuvo.
“Cuando se empiecen a liberar más restricciones, posiblemente volvamos a tomar malas decisiones, volver a contaminar el medioambiente, volver a tomar exámenes a libro cerrado, volver al consumo desmedido. Sería una pena enorme desaprovechar una pandemia como esta y no tomar nota de los cambios positivos que forzó el virus”, cerró.
Seguí leyendo: