Entre el 16 y el 23 de mayo más de 4100 argentinos podrán regresar al país en 17 vuelos especiales desde Estados Unidos, Europa, Asia y Latinoamérica. Sin embargo, desde Cancillería calculan que aún quedan más de 15.000 mil personas varadas. Y es un universo que se expande, porque a la lista se sumaron argentinos que residían en el exterior pero perdieron sus empleos.
Los que aún no pudieron volver llevan casi 70 días en el exterior. Ya no cuentan con recursos económicos, menos para pagar los vuelos de repatriación, algunos tiene problemas de salud y otros simplemente no toleran más estar lejos de casa en el medio de una pandemia.
Estas son las historias de los argentinos que andan por el mundo y todavía no retornaron a sus hogares.
Sudáfrica
Josefina Omaña (31) es ingeniera agrónoma. Ahorró durante tres años para poder viajar a Zimbabwe, país donde nació su madre. Pasaje en mano, voló el 4 de marzo a Sudáfrica, y de ahi partió a Harare para reconstruir parte de su historia. El 27 de marzo pensaba aterrizar en Buenos Aires.
Con los vuelos suspendidos por las aerolíneas, optó por trasladarse hasta Johannesburgo. “Me instalé unos días en el aeropuerto tratando de conseguir cualquier pasaje que me permitiera volver”. Pero no solo no lo consiguió, sino que se quedó sin dinero.
Logró hospedarse en una casa de un familiar. “Dentro de todo estoy cómoda pero no es fácil vivir casi 70 días en total incertidumbre. Pienso en mi familia que está angustiada, en mi trabajo y claro, en la salud. Estamos en un pandemia”.
Angustiada, por momentos cuestiona no haber suspendido el viaje. “Me pregunté muchas veces si mi decisión había sido irresponsable. Pero cuando reflexiono digo que soy una Argentina que ama su país, pago mis impuestos al día, me privé de mucho para poder pagar este viaje. Algunos se compran una tele gigante o la última ropa de moda, yo preferí viajar y conocer mis raíces. Hoy sólo quiero que me dejen volver a mi país, porque no cometí ningún delito”.
No es la única en el país africano: hay otros 70 argentinos en situaciones dramáticas por falta de recursos o problemas familiares, donde prima la urgencia de volver a casa.
El 21 de mayo, un grupo de ocho argentinos varados hicieron una huelga de hambre frente a la embajada argentina en la ciudad de Pretoria, capital administrativa del país africano, en reclamo de un vuelo de repatriación.
Laos
No se veían hace dos años, entonces en febrero Estefania Aramayo (72) decidió ir a visitar a su hija a Vientiane. Todo transcurría como estaba previsto hasta que desató la pandemia. “Unas semanas se toleran, ahora ya pasaron casi cuatro meses”, dice su hija Gabriela.
“Pensaba que sería prudente esperar hasta que se reabran las fronteras para poder volver a Jujuy, pero sus problemas de salud me inquietan, es hipertensa. El estrés y las altas temperaturas que se registran la impactan de manera negativa. Nos acercaron la medicación desde la embajada de argentina, de la cual dependemos, pero se sigue extendiendo el cierre de fronteras. Me muero si le pasa algo”.
Sin consuelo apela a la solidaridad de las ONG .“Si el Estado argentino no nos puede ayudar a los varados de toda esta región -en Laos, Camboya, Myanmar y Filipinas somos menos de 100 y no llenamos un avión-, que nos manden un vuelo humanitario”.
Indonesia
Federico Malenoski Roveres (43) y su mujer quisieron irse quince días de vacaciones al sudeste asiático. Lo planearon en noviembre y llegaron a Bangkok el 9 de marzo. Recorrieron la ciudad y buscaron algo de playa: Tailandia era la siguiente parada. Con la propagación del coronavirus se sintieron más seguros en Indonesia, pero finalmente Ethiopian Airlines les suspendió todos sus boletos. “Hubo una posibilidad volver desde Yakarta el 5 de mayo, pero ante la imposibilidad de ingresar a la Argentina no lo pudimos tomar”.
Siguen hospedados en un hotel, donde consiguieron una tarifa reducida de 20 dólares diarios. “Por suerte viajé con mi computadora y cómo programador puedo trabajar desde acá, aunque sea de madrugada por las 12 horas de diferencia. No sé hasta cuando podré seguir manteniendo esta modalidad de teletrabajo y los gastos fijos de mi casa”.
Por el momento no hay cronograma de los próximos vuelos de repatriación. Ellos deberían hacer varias conexiones para lograrlo, aunque tampoco cuentan con el dinero con que afrontarlo. “Cada boleto cuesta 3.900 dólares, nos endeudamos por un año o más. Estamos atrapados”.
Myanmar
Mariela Sergiacomi (50) y Gustavo Grego (52) son docentes, y a fines de 2019 se jubilaron y planearon recorrer el mundo. “Salimos en noviembre para conocer la India y después parte de Asia. Los primero días de la cuarentena fueron duros, a los extranjeros nos miraban mal, pensando que teníamos coronavirus”.
Con todos los hoteles, y hospedajes cerrados, esta pareja logró alquilar un hotel por 30 dolares al dia. “Desde hace unas semanas estamos recibiendo algo de ayuda por parte de la embajada. No fue fácil conseguirlo, cada vez que mandábamos un e-mail nos contestaban con respuestas automáticas, o con información confusa. Via zoom nos dijeron que hace 48 horas que están evaluando nuestro caso, llevamos 60 días. Nos sentimos muy destratados”.
Hasta septiembre no hay vuelos comerciales. “Se me cierra el pecho solo de pensar que no puedo volver hasta el septiembre. Estoy desbordada: tengo a mis suegros grandes, necesito reencontrarme con mis hijos”.
La próxima esperanza es que pueden tomar un vuelo humanitario de la ONU hacia Kuala Lumpur y de ahí llegar a nuestro país, pero para que eso suceda el gobierno nacional debe autorizarlo.
India
Joud Raad es agente de turismo y salió el pasado 21 de diciembre de Buenos Aires hacia China. Por cuestiones laborales siguió su periplo por Tailandia y luego India. “Estoy desde el 3 de marzo en Goa, hospedado gracias un amigo. No pude volver por dos motivos: primero tengo que viajar en bus hasta la capital, algo bastante riesgoso. Pero por el otro, no tengo cómo pagar el pasaje, ya saqué varios boletos que fueron cancelados. No tengo más recursos”.
A 18 mil kilómetros de la Argentina, el escenario es cada vez más dramático. De acuerdo al último reporte oficial, en India ya se registran 124,073 casos de coronavirus.
Después de casi tres meses el estado anímico no es bueno. “Extraño a mi hija y a mi familia. Formamos un equipo de apoyo psicológico para mantenernos unidos”.
Cuba
“Nunca es tarde para perseguir tus sueños”, pensó Ivana Kurilkowich (48) allá por 2018. Así que el 28 de febrero voló con su pareja y su bicicleta a California. para pedalear todo el continente americano. En el medio decidieron ir unos días a Cuba. “Llegamos a la Habana e hicimos 150 kilómetros hasta Cárdenas. Llegamos el 23 de marzo, y ese día se decretó la cuarentena. Dormimos los primeros días en carpa, porque los hoteles habían cerrado”.
Finalmente la Embajada argentina los trasladó a Varadero y luego a La Habana. “Nos van cambiando todo el tiempo de lugar. Aunque desde el consulado nos llaman día por medio, tanto movimiento nos genera mucha incertidumbre y desconcierto, sumado a tener que estar lejos en un país donde no hay casi wifi, ni agua”.
Ya salieron siete vuelos desde la isla, pero por el momento no hay previsiones de repatriaciones por las próximas semanas.
Costa Rica
Después de trabajar 10 años como docente, Memi Barbieri (29) decidió hacer un cambio de vida y eligió la selva de Costa Rica. “Hace un año y medio vivo como turista en Santa Teresa. Mi plan volver en abril, por eso no tenía pasaje de retorno”.
Lejos de San José -la capital- pensó en trasladarse en auto para gestionar un pasaje de regreso. “Estoy en contacto directo con la embajada, y me aconsejaron a no moverme hasta la capital ni tampoco comprar un boleto de vuelta. La verdad que estoy paralizada. No sé qué hacer".
Los precios de los alojamientos son en dólares. “Logré algo económico, de 400 dólares al mes. Me queda poca plata y tengo apuro de volver porque sin no voy tener dinero para pagar la vuelta. Además, con lo que gasto en unas semanas acá, en Buenos Aires vivo sin empleo varios meses".
España
Viviana (47) tenía que haber vuelto hace un mes. Madre de dos niñas, tuvo que volar de emergencia a España porque uno de sus sobrinos -Lucas- sufrió un derrame en la escuela. “Para viajar tuve que pedir plata prestada. Por suerte Lucas ya esta evolucionando bien. Ahora necesito volver por mis hijas”.
Todo es un odisea. Primero la cancelación sin reembolso de su vuelta para el 15 de abril, discusiones eternas con la aerolínea, y la corrida contrarreloj para juntar el dinero del próximo vuelo que sale desde Madrid. “No reconocen el pasaje que compré. Llame al consulado y me preguntaron si había manifestado síntomas, o dónde haría la cuarentena. También me comentaron del vuelo que sale este 27 de mayo, con el impuesto del 30 por ciento sale casi 70 mil pesos".
Francia
El caso de Rocío Romero, tucumana, de 25 años, no es único. En el grupo de Whatsapp e Instagram que crearon en Francia hay otros 200 argentinos varados compartiendo información, historias o simplemente dándose aliento.
Rocío, si bien tiene alojamiento gratis ya que fue a visitar a su novio al pueblo de Annecy, no tiene forma de pagar su ticket de vuelta a casa. “Mi vuelta por Alitalia fue cancelada y la aerolínea no quiere hacerme el reembolso. Estoy como rehén. Quiero ese dinero, porque es mi único capital para pagar la repatriación".
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