Dos jornadas del operativo nacional DetectAR en Villa Itatí, Quilmes, dejaron un saldo inquietante: el primer caso positivo de Covid-19 en uno de los barrios más pobres del Gran Buenos Aires, donde viven más de 15.000 personas en condiciones de hacinamiento y, en el caso del 15% de la población, falta de agua.
El resultado se conoció este viernes. Pero los análisis se habían hecho el miércoles, cuando relevaron 1.473 casas donde viven 7.039 personas. De ese conglomerado de personas, a partir del test epidemiológico quedaron 13 casos sospechosos. A las pocas horas 11 de estos habían sido descartados pero la Municipalidad de Quilmes confirmó hoy que de los dos restantes uno finalmente es positivo.
Sin embargo, no trascendió ningún dato de la persona infectada con el objetivo de preservar su intimidad y evitar la estigmatización en el barrio. Se trata del único caso positivo oficial pero no se descarta que pueda haber más. Por las mismas razones que se desconoce la edad o el género de la persona contagiada, en el Municipio explicaron a este medio que evitan detallar en qué barrios están los 207 infectados que viven en esta ciudad.
Villa Itatí es un barrio popular ubicado en la localidad de Don Bosco, en el límite con Avellaneda. Creció durante las primeras décadas del siglo XX, emplazado alrededor de una cava en cuyo centro hay una laguna de agua negra. Es un barrio integrado mayormente por obreros de la construcción, personal doméstico o de limpieza, comerciantes que trabajan dentro de la propia villa y trabajadores informales: hay una cooperativa grande de cartoneros.
El sector conocido como La Cava es el que muestra mayores niveles de miseria. Las casillas de chapa y las pequeñas construcciones de ladrillo hueco crecen a los bordes de los desechos que forman un anillo alrededor de la “laguna”. El 30% de este barrio está conformado por basurales, según el censo de barrios populares hecho en 2018. En la zona de La Cava esa proporción aumenta considerablemente.
La villa se desborda sobre el Acceso Sudeste, una autopista inconclusa construida por la última dictadura militar que comienza (o termina) a pocos metros de allí y se conecta en Dock Sud con la Buenos Aires-La Plata. De un lado de esta ruta está Itatí y del otro la Villa Azul, que ocupa parte del territorio de Quilmes y parte del de Avellaneda y donde viven aproximadamente 4.000 personas.
De hecho, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y su par de Avellaneda (ciudad con 145 casos confirmados), Jorge Ferraresi, estuvieron este viernes mientras allí se desarrollaba otro operativo del Detectar. Según informó el Municipio quilmeño, se relevaron 406 casas, 1.564 habitantes y se diagnosticaron 38 casos sospechosos.
En Villa Itatí viven 15 mil personas hacinadas en pequeñas casas, casillas o ranchos que conforman alrededor de 4.500 viviendas. Su población se triplicó en los últimos diez años. De modo que la cuarentena en este barrio tiene otra modalidad que la de las zonas de clase media que lo rodean. Es imposible el aislamiento total. Las casas son pequeñas. Viven muchas personas en pocos metros cuadrados. Los patios de las casas son las calles o los pasillos o la plaza Papa Francisco, el epicentro social.
“El abandono del barrio es de toda la vida. El año pasado hubo un presupuesto muy grande de mucha plata. Del Banco Mundial. Tuvimos muchas reuniones. Hicieron diagnóstico. Prometieron cloacas, pero nunca se empezó a hacer. Eran obras a largo plazo. Se puso luz en algunos lados y el intendente anterior (Martiniano Molina) construyó unos bebederos que recién empezaron a funcionar la semana pasada”, explicó a Infobae Patricia Pedroso, militante de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), de 26 años.
Los 90 bebedereros que construyó Molina fueron hechos con la intención de funcionar como las viejas canillas comunitarias que recuerdan los habitantes más antiguos porque no todas las casas de Villa Itatí tienen agua. Al menos casi el 16% de las viviendas no tienen acceso interior al agua, lo que equivale a 125 viviendas, según el censo de barrios populares hecho hace dos años. Estas familias tienen que salir a buscar agua a mangueras o a los bebederos. Algunos deben caminar cientos de metros varias veces por día para llenar baldes o, en el mejor de los casos, los tanques de sus casas.
"Toda la vida el tema del agua fue así acá. En el verano es peor. A veces no puedo limpiar las cosas porque no hay agua”, contó Blas Benítez (55), que se levanta a las 5 de la madrugada para juntarla en los baldes porque hay mejor presión. Benítez es insulino dependiente y, producto de la dificultad en sus manos, no puede trabajar. “No tengo ingresos para nada. Me iba a la feria a pedir ayuda, algo de comida pero ahora ni feria hay”, se lamentó.
Días atrás la Municipalidad de Quilmes anunció el “Refuerzo Avellaneda, un refuerzo de la red primaria de agua potable para Bernal y Villa Itatí" que se supone que, una vez terminado, dentro de seis meses, llevará presión de agua y mayor caudal hasta las puertas de Itatí. Pero no a las casas, por ahora.
“Restaría hacer un proyecto de red secundaria para que cada vecino y vecina tenga su conexión domiciliaria y no tenga que acudir a una red de canillas comunitarias. Eso se está trabajando junto con el Organismo Provincial de Integración Social y Urbana (OPISU) y AySA", explicaron a este medio desde la Comuna.
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