El Documento Nacional de Identidad de Juan Pablo dice que tiene mamá y papá. Cintia, la mamá entre comillas y en los vericuetos de la ley, convive con su esposo y sus (otros) hijos en Mendoza. En su casa, todos saben quién es Juan Pablo, desde el principio. En el invierno de 2015, la familia entera voló a Buenos Aires. Tenían que llevarle algo muy especial a dos hombres. Al llegar, la menor de las tres hijas de la pareja abrazó a un señor y le avisó: “¡Tío, les trajimos a Juampi!”. La aclaración del hombre congrega el espíritu de su causa: “Las nenas lo tenían más claro que algunos adultos: sabían que el bebé que estaba en la panza de su mamá era el hijo de los tíos”.
También lo entendieron en el Sanatorio Otamendi, cuando el sábado 4 de junio de 2015, en la sala de parto estaban Cintia, la portadora, y dos hombres ansiosos. La flexibilización del protocolo, tal vez una licencia natural no institucionalizada, denunciaba un reconocimiento tácito. Ese día, Leonardo Polti e Ignacio Santalla se convirtieron en los padres de Juan Pablo. Es la historia de “papá y papá”: el primer matrimonio gay que tuvo un hijo con un vientre prestado en el país.
Juampi cumplirá 5 años en pocos días. Sus cumpleaños anteriores se parecieron más a fiestas de casamiento: nunca hubo menos de 120 invitados, entre familiares, amigos y compañeros del jardín. Su quinto festejo se prevé distinto. La última prórroga del período de aislamiento social, preventivo y obligatorio se extiende hasta el domingo 24 de mayo. El presidente Alberto Fernández trazó una serie de parámetros estadísticos para habilitar el acceso a una nueva fase de la cuarentena, más laxa y cercana a la nueva normalidad. Los indicadores no parecerían conceder ese privilegio a la región del AMBA, la más castigada por el coronavirus. El confinamiento, entonces, podría postergarse dos semanas más. La nueva fecha del aplazamiento sería el 7 domingo de junio.
“Sabemos que será un cumpleaños muy particular. Por suerte él tiene muy en claro que hoy ese festejo no puede ser como lo fue siempre, sabe que tenemos que cuidarnos todos del virus, y en especial los abuelos, por lo que inventaremos algún festejo conectados”, explicó Leonardo. La conexión virtual se volvió esencial para contrarrestar los efectos del encierro, la vida en tiempos de coronavirus. “Desde que estamos en cuarentena intentamos estar conectados a diario con familia y amigos por WhatsApp y los fines de semana hacemos quizás dos o tres horas de zoom entre abuelos, tíos y primos. Las charlas, al principio, eran como si estuviéramos compartiendo una merienda todos juntos”, describió.
Estipularon rutinas y horarios para transitar el aislamiento: el organigrama con los días se fue difuminando. Juan Pablo respeta los dos turnos diarios de clases y una vez por semana habla con su seño Paula del jardín y su seño Sol de inglés. Los últimos dos fines de semana los tres jugaron a la nostalgia. El tiempo, en confinamiento, pasa lento y concede actividades que el vértigo de una dinámica habitual restringe. Leonardo e Ignacio le propusieron a su hijo buscar fotos viejas y comentarlas. Esa rememoración de momentos, la recuperación de los recuerdos, prácticas que ganaron popularidad en los ratos muertos de cuarentena, se volvió un hábito: ya están programadas las versiones de casamientos, cumpleaños de 15 y bautismos.
Juan Pablo habrá pensando inconscientemente en el concepto de familia al recorrer la trayectoria de sus padres. Ambos asumen raíces familiares nutridas y pomposas. Leonardo contó que siempre fueron muchos y siempre fueron unidos. Lo mismo Ignacio. Ambos celebran que sus familias se hayan ensamblado perfectamente. “Para nosotros es un sueño cumplido. Cuando nos conocimos, hace 14 años, nuestro sueño siempre fue formar una familia”, confesó Leonardo en diálogo con Infobae. “La familia -sentenció- es todo para nosotros”.
La Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 47/237 del 20 de septiembre de 1993 decretó el 15 de mayo como el Día Internacional de la Familia. Hay quienes reformularon esta efeméride para consolidarla como el Día Internacional de las Familias Diversas: un ápice del calendario donde ver reflejado sus proclamas, sus causas, su lucha de identidad en la diversidad. El grupo Familias Diversas de Argentina convocó a Juan Pablo, Leonardo e Ignacio -y a otras 49 familias- a participar de una campaña. Es un video emotivo de más de 3 minutos y medio: un derrotero de familias de construcción diversa -las llamadas no tradicionales- al ritmo y en compañía de la canción “Lo mejor de mi vida eres tú” de Ricky Martin.
El texto que acompaña la publicación devela la naturaleza que los mueve: “No importa cómo sea la familia, si es chica, grande, con dos madres, con dos padres, monoparental o transparental. Lo importante es el amor, la ayuda y comprensión que entre todos se brindan”. O, según la visión de Leonardo, el mejor aprendizaje que recibirá su hijo: “La importancia del amor y la familia. Nosotros, en tiempos normales, nos vemos una vez por semana con los abuelos y los tíos. Es el afecto más puro y dulce que una persona puede tener”.
Su padre lo define como un niño feliz, dulce, gracioso, inquieto y de gran corazón. Juan Pablo conoce toda su historia: “Cuando comenzó a preguntar, desde le primer día le dijimos que sus dos papás quisieron mucho tenerlo y que con mucho amor una amiga nos prestó la pancita para que él naciera. Si bien nos separa un poco la distancia, mantenemos un contacto semanal con ella”. “Quizás en nuestra amiga -amplió Leonardo-, esté reflejado el amor más puro. Si supieras la paciencia, el aguante, los pasos que tuvimos que seguir, el tiempo que conlleva un proceso de subrogación de vientres, te sorprenderías. Nosotros estuvimos casi dos años y medio para tener a nuestro hijo”.
Juampi, entonces, cumplirá 5 años en pocos días. También el reclamo de sus padres por ser reconocidos como tales. Al nacer, el primer paso consistía en impugnar el acta de nacimiento en el que Cintia figuraba como madre e Ignacio como único padre. Previamente habían firmado un consentimiento en que la portadora manifestaba su intención de no ser considerada madre del niño: el embrión nació del esperma de uno de los padres y la donación anónima de óvulos. Fue un documento intuitivo.
Pero en agosto de 2015, al mes del nacimiento de Juan Pablo, comenzó a regir el nuevo Código Civil y Comercial. Infobae publicó su disputa legal a finales de 2018: la norma renovada incluía requisitos burocráticos que entorpecían la persecución de identidad de ambos padres. Por ejemplo, el consentimiento, ahora, debía estar sellado por escribano. La jueza Mirta Agüero, del juzgado 81 de Familia de la Capital, habló con ellos. Leonardo e Ignacio, con el bebé recién nacido en sus brazos, le contaron la historia de un hijo deseado. Cintia le contó que ella y su esposo los habían convencido a ser padres. La jueza autorizó redactar una nueva acta que declarara que Juan Pablo era hijo de dos padres.
Pero una fiscal, que no fue a la audiencia, apeló. Y nueve meses después, la Sala E de la Cámara de Apelaciones de la Nación hizo lo mismo. La argumentación de la Cámara consta de varios puntos. Los padres se detuvieron en uno que tiene, desde su interpretación, ribetes homofóbicos: “El reconocimiento del matrimonio igualitario permite que, por la vía de las técnicas de reproducción asistida, dos mujeres accedan a la filiación matrimonial respecto de un hijo nacido de una de ellas. El sistema implementado por el nuevo Código Civil no concede el mismo derecho a dos varones a ser progenitores de un niño a concebir por otra persona”.
La abogada de la familia, Fabiana Quaini, le solicitó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación que intervenga en el caso. El 28 de febrero de 2019 su pedido fue rechazado. Al día siguiente, presentaron un “recurso de queja”, la última oportunidad que tienen de convertirse ante los ojos de la ley en los padres legales de Juan Pablo. Caso contrario, uno de ellos deberá figurar como adoptante. “Lo último que sabemos que el recurso se encuentra detenido en Procuración de la Nación no sabemos por qué motivo -contó Leonardo-. Personalmente llamé muchas veces para solicitarle audiencia al procurador. Soy un convencido de que si nos miramos a los ojos y hablamos con transparencia podríamos eliminar más del 80% de los papeles que generan algo tan sencillo como darle la identidad que le corresponde a una criatura”.
“Sabemos que la Corte quiere darnos una solución, pero en sus tiempos… Tiempos que hoy ya llevan 5 años, tiempos que no son justos para darle identidad a un niño, sobre todo cuando hoy se inscriben al nacer sin problemas ni cuestionamientos. Ojalá la cuarentena no sea motivo para demorar esta decisión otros 4 años más. No quisiéramos que ingrese a la primaria sin un DNI donde figure quiénes son realmente sus padres”, expresó Leonardo Polti, uno de los dos papás de Juan Pablo, más allá de lo que diga un rectángulo de plástico.
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