“Protocolo uso de canchas de tenis” es el título del archivo que les enviaron a todos los residentes del barrio La Deseada, en Canning, la noche del jueves 7 de mayo. “Las recomendaciones brindadas a continuación se encuentran subordinadas al protocolo de sanidad para la actividad recreativa aprobada en el día de la fecha por la Municipalidad de Ezeiza”, aducía el texto. Anunciaba el retorno de la práctica del deporte para el día siguiente: el viernes 8 de mayo, en las canchas de tenis del barrio, la cuarentena hacía un paréntesis.
La disposición nació en una carta del 4 de mayo firmada por Gastón Granados, intendente municipal interno de Ezeiza. La misiva está dirigida a los administradores de barrios cerrados, countries, clubes de campo y similares. “Por medio de la presente -reza la norma- se informa que se ha tomado como medida provisoria la posibilidad de efectuar actividades recreativas dentro del ámbito de referencia”. A su vez, informa que deberán someterse a un protocolo de sanidad que deberá ser relevado y autorizado por el Secretario de Ingresos e Inspecciones de la municipalidad. La medida es de alcance limitado y no contempla cualquier disciplina recreativa: “Quedan excluidos de estos permisos toda actividad que conlleve una reunión de personas dentro del barrio. Ejemplo: uso de gimnasios, reuniones sociales en espacios comunes o SUM”.
Sin especificar deportes, en Ezeiza, dentro de los countries privados, se puede jugar al tenis, al golf, se puede hacer atletismo, arquería o cualquier otra disciplina individual que se practique en espacios abiertos, sin obligar a los participantes a tener contactos estrechos. A sabiendas de esta flexibilización y en tenor de la demanda de los inquilinos, las administraciones ya elevaron las solicitudes a la municipalidad. En algunos barrios cerrados, como La Deseada, ya se habilitó la práctica de tenis, aunque con una serie de reglamentaciones.
La calificaron de “paulatina, progresiva y segura” y dispusieron la implementación de cinco medidas: 1) norma de garantía de distancia social con una interrelación física entre los jugadores no menor a cinco metros de distancia; 2) uso de tapabocas, pelotas nuevas abiertas en cancha y raquetas e indumentaria rociadas con alcohol sanitario; 3) asistir con elementos de higiene como alcohol en gel y toallas descartables; 4) una bolsa de residuos para desechar los productos utilizados; 5) “El tradicional apretón de manos del tenis, al término de los partidos, deberá ser suprimido como código de conducta deportiva”, advierte el protocolo.
La norma, que se repite en barrios cercanos, también suspende el dobles y la enseñanza del tenis. El turno de los jugadores se limita a una hora y al finalizar deberán hacer tareas de limpieza y desinfección de las áreas que utilizaron: asumen el compromiso de pasarle lavandina diluida al 5% o alcohol al 70% a los asientos, redes, picaportes de las puertas que pudieron haber quedado contagiadas durante el juego. En el barrio cerrado también hay canchas de fútbol, voley y hockey: esos deportes aún no quedaron alcanzados por las excepciones de la norma.
En Jujuy, en Corrientes y en Tornquist, una ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires, ya se volvió a jugar al tenis. La Asociación Argentina de Tenis (AAT) le envió el 27 de abril pasado un “Protocolo de inicio de la práctica del tenis” al ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, a cargo de Matías Lammens. La naturaleza del deporte, con una distancia establecida por las reglas del propio juego, más la demanda de la comunidad de retomar las actividades recreativas tras casi dos meses de cuarentena, llevaron a planear una apertura de los clubes.
"En esta etapa se trabajará únicamente con reserva previa y solo con dos jugadores por cancha. Cuando terminen su clase o partido, se retiran del club, ya que no estarán habilitados los vestuarios ni las cantinas”, detalló Carlos Morel, dirigente de la federación correntina de tenis. Las administraciones de los clubes en estas localidades y de los barrios cerrados en Ezeiza serán las responsables de hacer cumplir las normas. “Seremos muy estrictos, si no cumplen van a ser multados o sancionados”, explicó Gastón Granados, intendente interno en reemplazo de su padre Alejandro Granados, en licencia del cargo.
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