Los jueces quieren sacar a los juicios orales del aislamiento en el que quedaron por el coronavirus. Son la etapa más pura del proceso penal, donde se define si una persona es culpable o inocente. Todos están suspendidos desde el 16 de marzo, primero por las medidas de distancia social para evitar la propagación del virus y después por la cuarentena obligatoria. Pero como se prevé que la flexibilización va a demorar en llegar a la Justicia, los magistrados piensan en cómo retomar esos procesos.
La idea principal son los juicios virtuales, a través de plataformas de videoconferencia, con los jueces, el fiscal, el abogado y el acusado en sus casas. Para los juicios más chicos eso ya se está haciendo desde Zoom, Skype y otras que en esta etapa se hicieron conocidas para mantener las relaciones entre familiares y amigos. Pero la complejidad aparece para los juicios grandes donde hay muchas partes, como los de corrupción, lesa humanidad o narcotráfico. Los llamados megajuicios. Allí se requieren instrumentos tecnológicos más seguros y con mayor soporte. El Consejo de la Magistratura de la Nación, el órgano encargado de la administración de la justicia, trabaja con la empresa estatal Arsat en el desarrollo de una plataforma para esos procesos.
El sistema penal está pensado para que sea presencial por lo que ante este nuevo escenario de la virtualidad aparecen los problemas. Infobae consultó a una decena de jueces y fiscales para conocer qué tiene la justicia y qué le falta para reiniciar los juicios orales en tiempos de coronavirus.
La situación actual es la siguiente: los juicios no se pueden retomar de manera presencial por las medidas que en tribunales se aplicaron para cumplir la cuarentena y evitar la propagación del coronavirus. Está prohibida la circulación de gente, solo va el personal esencial y un juicio implica el movimiento de muchas personas. Movilidad que además se limita para llegar a los tribunales por el funcionamiento del transporte público. A eso se suma que en muchas salas de audiencia no hay espacio para mantener la distancia social -aunque se pueden reacomodar los espacios- y que las condiciones de higiene, sobre todo en los baños públicos de los tribunales, no son las que una pandemia requieren.
Esa parálisis en los juicios ya lleva casi dos meses y en tribunales de la zona de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano aventuran que la normalidad a la Justicia tardará en llegar –en el anuncio que hizo el viernes el presidente Alberto Fernández mantuvo la cuarenta en el AMBA, la zona del país más afectada de contagios– y sobre todo a los juicios que necesariamente implican la presencia de personas. En ese estado, los jueces comenzaron a pensar cómo avanzar con los juicios orales.
“Todos los tribunales estamos interesados en continuar los juicios adaptándonos a los problemas que impone esta etapa y buscando soluciones. Pero encontramos algunos inconvenientes, puntualmente dos”, le dijo a este medio Daniel Cisneros, juez de Tribunal Oral Federal de San Martín.
La idea principal hoy es hacer los juicios de manera virtual. Con los jueces, el fiscal, los abogados y los acusados cada uno en sus casas. Eso requiere una plataforma digital, computadoras y conexión a Internet. “Ese es el primer problema que aparece, la conectividad. Se requiere calidad y capacidad y no todas las personas lo tienen o no en todos los lugares la hay. Y el segundo problema son los testigos, cómo garantizar la acreditación de su identidad y cómo y dónde declaran”, explicó Cisneros, que además es el titular de la Comisión de Tribunales Orales de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia de la Nación (AMFJN), por lo que está en contacto con jueces federales de todo el país.
Los mismos dos problemas marcó Sergio Gago, juez de juicio penal de La Matanza, presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de ese distrito y vicepresidente del Colegio de Magistrados y Funcionarios de la provincia de Buenos Aires. “En la provincia tenemos una alta digitalización de las causas pero las computadoras que hay en los juzgados de la provincia no tienen cámara web ni micrófono. Por lo que desde los juzgados no se pueden hacer audiencias. Las hacemos desde nuestras casas”, detalla Gago y sentencia: “El sistema es pensado para lo presencial, la oralidad. No lo digital”. Esa premisa la marcaron muchas personas consultadas para esta nota.
Como ejemplo de los problemas de la conectividad un juez de un Tribunal Oral Criminal le explicó a este medio que la semana pasada culminó un juicio oral. “Pero tuvimos que buscar la sala de audiencias que tenga la mejor conexión a internet porque no todas las tienen. Pudimos hacerlo, más allá que en algunos momentos se cortaba el sonido”, explicó y en ese caso se aplicó un sistema mixto: los jueces y la defensa en tribunales, el fiscal desde su casa y el acusado desde la cárcel en la que está detenido. “Si un fiscal te está pidiendo condenar a alguien no se le puede cortar el audio porque perdes el hilo de sus argumentos. Lo mismo el abogado”, ejemplifica un juez sobre la importancia de un buen sistema.
Las plataformas como Zoom, Skype o Microsoft Teams se están usando para audiencias breves, como los juicios abreviados. Son los casos en los que el acusado reconoció el hecho y acordó una pena con la Fiscalía para evitar el juicio. En esos casos, el juez convoca a las partes para que den frente a él su conformidad. Ahora se hace por Internet y ya a dos meses de emergencia es una práctica extendida en varios tribunales orales. “Pero tiene que ser en casos donde todos tengan una conexión a Internet y que sea buena”, explicó otro magistrado. “Y que soporte la duración de una audiencia. Porque más allá que sea breve muchas veces nos pasó que la conexión se corta o no se escucha y una de las razones de los juicios es la oralidad y la inmediatez", agregó.
Un grupo de jueces de Tribunales Orales trabaja en la elaboración de un protocolo para presentar ante la Cámara de Casación, su superior, para que avale un sistema de juicios por videoconferencias. Lo hacen con abogados que también plantean la necesidad de retomar los procesos. Quieren que la instancia superior de los tribunales orales avale una forma de trabaja durante esta emergencia para que se aplique a todos.
El segundo punto para este sistema son los testigos. ¿Cómo garantizar que la persona que está detrás de la cámara es de verdad quién dice que es?, es una pregunta que se repiten los jueces. Los testigos son clave en los juicios porque son quienes dan cuenta de los hechos y en base a su testimonio se juzga. La respuesta que se está pensando es que la Policía lleve al testigo a una comisaría para que allí se acredite su identidad y que también desde ahí declare. “Eso también garantiza su seguridad porque no sabés si detrás de la computadora o el celular desde el que declara no lo están amenazando, sobre todo para las causas de crimen organizado”, consideró un juez. Otra señaló que además no está asegurado que todos los testigos tengan desde sus casas conectividad o conocimiento de cómo usar las plataformas.
Con los testigos otra alternativa que se analiza es que la parte que lo propone haga un juramento sobre la identidad, lo que ya se hizo en un caso en la ciudad de Buenos Aires. “Si falta a la verdad puede ser denunciado por falso testimonio y estafa procesal”, aportó un juez.
Más compleja es la situación con los juicios grandes, donde las partes son muchas. Allí la tecnología juega un aspecto clave: contar con una plataforma digital segura y que mantenga la agilidad de la oralidad que tienen que tener los juicios.
Hasta ahora, según datos del Consejo de la Magistratura de la Nación, cinco tribunales orales le pidieron soporte para juicios. Fueron el Tribunal Oral Federal 3 para el caso de narcotráfico conocido como “Itatí”, el TOF 2 para el caso de la obra pública, en el que está acusada la ex presidenta y actual vicepresidenta Cristina Kirchner, el TOF 5 para el expediente de “narcoarroz”, el TOF de La Pampa y otro de San Martín.
El Consejo trabaja junto con Arsat en la elaboración de un sistema seguro, ágil y con capacidad para que interactúen muchas personas. Para el caso de la obra pública, el tribunal pidió 50 puntos de conexión. “El sistema está en desarrollo, con etapa de prueba y error. La intención es tratar el tema la semana que viene en el plenario del Consejo”, le dijo a Infobae uno de los integrantes del cuerpo.
Una clave para que los juicios virtuales puedan avanzar es que todas las partes estén de acuerdo. “Si, por ejemplo, un abogado dice que en su casa no tiene conectividad o computadora va a ser difícil avanzar”, plantea un juez. Y acá se plantea otro inconveniente. Los jueces y fiscales están exceptuados, por su función, de cumplir la cuarentena. Pero los abogados no, por lo que no tienen la libertad de movimiento de ir a una audiencia o a sus estudios o de visitar un cliente en la cárcel. El Colegio Público de Abogados de la Capital Federal le pidió a fines de abril al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que autorice a los letrados a ir a sus estudios a buscar expedientes que tienen en trámite mediante un sistema de días por número de documento.
Algunos jueces plantean otras opciones para los juicios grandes. Una es el sistema mixto. Que los jueces estén en su tribunal y las partes en sus domicilios o algunos también en la sala de audiencias. Eso hizo el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata hace dos semanas terminó un juicio de lesa humanidad. Los jueces dictaron veredicto desde el tribunal y las partes lo escucharon por videoconferencia. Casación le recomendó la semana pasada a los tribunales orales que avancen en los juicios por lesa humanidad. Según un informe oficial, son 16 los procesos en todo el país suspendidos por la pandemia.
Hay una urgencia y son los juicios en los que hay personas detenidas. En muchos casos se pueden vencer las prisiones preventivas y hay apuro para culminar esos procesos.
Un juez que dialogó con este medio planteó que para los procesos grandes la mejor opción es generar un protocolo para que los juicios vuelvan a ser presenciales. “Que sea con todas las medidas de prevención: barbijo, distancia social, micrófonos recubiertos, elementos para tomar la temperatura”, sostuvo.
Lo mismo piensa Gago. “El juicio en este sistema oral, que tiene que ser dinámico, es muy difícil sin la presencia de las personas. Por eso no tenemos registro de que en esta etapa de emergencia se haya iniciado un juicio de cero. Todo lo que se hizo fue para culminar lo que se estaba por terminar antes del comienzo de la pandemia”, opinó.
En ese esquema otro magistrado planteó un esquema escalonado de trabajo: si en un edificio judicial hay diez tribunales orales, se pueden fijar días para que vaya cada uno a hacer juicios.
Todo está pensado para los juicios que ya están en marcha y principalmente para los que están en etapa de definiciones. Otro caso es el juicio al empresario Lázaro Báez por lavado de dinero, donde está detenido su hijo Martín. El proceso quedó suspendido en la etapa de alegato, una de las últimas antes del veredicto, de la Oficina Anticorrupción. El Tribunal Oral Federal 4 buscará la semana que viene una alternativa para avanzar. Ese es un caso de organización compleja porque hay 24 imputados, tres querellas, la Fiscalía y el tribunal para conectarse a un sistema digital.
Se espera que el lunes tanto la Corte Suprema de Justicia de la Nación y la Cámara Federal de Casación Penal dicten nuevas resoluciones para determinar cómo sigue el trabajo en la justicia. Lo hicieron cada vez que se extendió la cuarentena y en cada resolución fueron permitiendo más apertura en las funciones.
La nueva etapa presenta otro interrogante. Cómo garantizar la parte de que los juicios son públicos, es decir cómo la persona que quiere presenciarlo pueda hacerlo. Un juez se sincera: “Es un derecho pero en esta etapa de emergencia puede quedar relegado”. Sin embargo, también se está pensando en eso: “Las plataformas virtuales permiten grabar el juicio y después se puede poner a disposición de quien quiera. También podemos desde el tribunal administrar el ingreso a la sala virtual o se puede transmitir por el Centro de Información Judicial [la página de noticias de la Corte Suprema]”, explica un magistrado.
Las ideas se intercambian en los chats de jueces con la intención de poner en marcha nuevamente los procesos. Pero los juicios son como un reloj: si uno de sus componentes no anda, el sistema no funciona. Todos coinciden en algo. Pasada la pandemia, los avances tecnológicos que se lograron no se irán y muchos aventuran que habrá un nuevo sistema judicial.
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