“Fue un accidente 100% evitable”, coinciden los expertos consultados por Infobae. El accidente que se produjo anoche en el aeropuerto de Esquel conmovió al mundo aeronáutico, donde las noticias circulan mucho más rápido que las investigaciones de los expertos. El informe meteorológico, al que tuvo acceso este medio, muestra que a las 23 horas había una visibilidad de 100 metros. En el Metar (Informe Meteorológico Aeronáutico de Rutina) aparece como “0100 FG”. También se destaca la sigla “VV//“ que significa “cielo invisible”. “Cuando está así el aeropuerto no se puede ver para arriba por la niebla”, explicó un piloto.
Los expertos consultados coinciden que en esas condiciones el avión no debería haber aterrizado en Esquel, aunque admitieron que muchas veces un avión despega desde el aeropuerto de origen con un pronóstico similar, esperando que las condiciones mejoren durante el trayecto. Mucho más si se trata de un vuelo sanitario, que no puede esperar. En este caso, el vuelo había despegado a las 20 horas desde San Fernando para trasladar a una nena de apenas 3 años que tiene síndrome de down, hidrocefalia, una cardiopatía congénita y un edema pulmonar.
“Si salís con esas condiciones, tenés que tener una alternativa para aterrizar si no se abra el cielo”, explica un piloto con mucha experiencia. Esa misma fuente tuvo que abortar un vuelo sanitario hace pocos días por un reporte meteorológico similar al que había anoche en Esquel.
Con los datos que circulan hasta ahora, los expertos sospechan que hubo negligencia de los pilotos, pero también cierta responsabilidad de la torre de control de Esquel, que permitió la maniobra de aterrizaje.
“Si llegas a una altitud de descenso (en este caso 226 pies de altura) y no se veía la pista, se tendrían que haber ido. En esas circunstancias uno de los pilotos tiene que mirar hacia afuera y el otro mira adentro”, explicó a Infobae un experto, aunque aclaró que es clave el audio de la comunicación con la torre de control para saber qué pasó en el momento del aterrizaje.
El médico Federico Bassi, y el enfermero Patricio Walmsley murieron a causa de las heridas sufridas durante el impacto. El piloto, Mariano La Torre, y el copiloto Ángel Martín Gamboa sobrevivieron y están internados en terapia intensiva del Hospital Zonal de Esquel.
"Tenemos un paciente en estado crítico y otro más estable. El paciente crítico está con el 60% de su cuerpo con quemaduras, traumatismo de tórax, fractura esternal, contusión pulmonar y un hematoma a nivel intestinal. Está muy grave. El otro paciente tiene fractura de esternón y contusión pulmonar. Es el más estable”, explicó esta mañana el director del hospital, Sergio Cardozo.
Según pudo saber Infobae, el avión accidentado, un Learjet 35A, matricula LV-BXU, pertenecía a la empresa Cabiline, del empresario Edgardo Levita, y fue vendido recientemente a la firma MD Fly, que realiza con frecuencia vuelos sanitarios.
El piloto es el hijo del dueño de esa firma, Gustavo La Torre, quien viajó a Esquel en otro avión privado.
La empresa Cabiline SA estuvo en la mira de la Justicia por los vuelos del ex secretario privado de los Kirchner Daniel Muñoz. Según un escrito que investigaron el fiscal Ramiro Gonzalez y el juez Luis Rodriguez, la firma se creó en noviembre de 2008 bajo la presidencia de María Inés Questa, socia de Alejandro Vecchi, ex abogado de Eduardo Duhalde. Con el nombre de fantasía “Aires Argentinos”, la empresa rápidamente comenzó a ser contratada por Presidencia de la Nación para trasladar al matrimonio Kirchner y a sus hijos. En varios de esos vuelos, el piloto del avión era “El Potro” Velázquez, que ya era el piloto oficial del Tango 01.
Apenas se creó, Calibine compró un Lear Jet 35, matrícula BXU, a través de la firma Sky Invet and Trade, de origen panameño, pero también usaba varios aviones alquilados a otras firmas. En 2013, la firma pasó a manos de Levita.
En la ANAC y el Ministerio de Transporte se limitaron a decir que el vuelo estaba autorizado, aunque rechazaron dar detalles sobre los dueños del avión.