Juan Vasle es cantante lírico y periodista deportivo. Escuchaba a José María Muñoz y cantó ante Pavarotti. Ve los Alpes por la ventana de su casa, donde cumple la rigurosa cuarentena por el Coronavirus
-En diciembre de este año vamos a cumplir 30 años en Eslovenia. Nos recibieron muy bien. Aquí pude desarrollar las dos profesiones que me apasionan, el canto y el periodismo.
Desde Liubliana (se escribe Ljubljana en esloveno) las palabras de Juan Vasle tienen el sonido característico de su condición de bajo lírico, el registro más grave de la voz humana.
Ya en la adolescencia esa característica hacia presumir un destino de cantante, aunque por entonces su objetivo era muy distinto:
-Yo escuchaba los relatos de José María Muñoz en Radio Rivadavia. Y anotaba los goles de los partidos de Primera.
Eso ocurría en su casa, en Don Torcuato. Los padres habían emigrado a la Argentina después de la Segunda Guerra Mundial, dejando su país que había pasado a ser parte de la República Federal Socialista de Yugoslavia, con el nombre de República Socialista de Eslovenia.
Como en un caleidoscopio, las imágenes se van mezclando y matizan el relato que llega por WhatsApp:
-Tantos años después emigré a la tierra de mis padres. Mi mamá nació aquí, en el casco antiguo de Liubliana. Y muchas veces paso frente a su casa natal.
Claro, en estos días no puede hacerlo porque Juan, su esposa Adriana Abbatti que también es cantante lírica y sus hijas Mariana y Bárbara están cumpliendo la cuarentena:
-Eslovenia está manejando muy bien el impacto del Coronavirus, tomó las medidas del confinamiento a tiempo y evitó males mayores.
En febrero de este años, pocas semanas antes de que se desatara la pandemia, Juan publicó “Patear es humano, gambetear es divino”, un libro de fútbol en el que aparecen -entre muchos otros- personajes como Pelé, Bochini, Rattín, Mazurkiewicz o Alcides Ghiggia, autor del gol en el Maracaná en 1950:
-Este libro es el resultado de muchos años de trabajo… Hice una gran cantidad de entrevistas y encaré una paciente investigación… Muchas personas colaboraron para que pudiera realizar este proyecto que me entusiasma… Uno de los que más me alentó y me ayudó fue mi amigo y colega Jorge Barraza, un gran autor de libros de fútbol…
Se le nota el entusiasmo cuando me dice:
-Patear cualquiera patea, también yo. la gambeta es otra cosa, es un arte… Y en el libro relato encuentros con 21 grandes ex futbolistas, muchos de los cuales participaron de varias Copas del Mundo… las entrevistas la hice en muchos lugares del mundo, en Buenos Aires, Lima, Liubliana, Montevideo, Munich, Río de Janeiro y Santiago de Chile…
Pero además Juan escribió tres libros en esloveno:
-Sí, publiqué “Paren el mundo, se viene el mundial”, “Fútbol, tango y polka” y “Los cantantes también son personas”… Este es un volumen de entrevistas a 24 cantantes de ópera, entre ellos Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé, Frederica von Stade, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, José Carreras y Alfredo Kraus.
Es que el chico que oía a Muñoz además escuchaba música:
-Mi papá tenía un combinado… y una buena colección de discos. Aunque en mi casa no se escuchaba ópera, oíamos música internacional, canciones eslovenas... Pero de a poco yo me encontré con la ópera… Si bien el periodista nació antes que el cantante, cuando egresé de la Escuela Superior de Periodismo, llamada Instituto Grafotécnico, ya estaba cantando en coros…
Esta dualidad vocacional hizo que al mismo tiempo que ingresaba en Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, el riguroso y respetado ISATC, Juan también cubriera partidos de Primera B para el diario Última Hora. Y luego fue redactor de la revista Mercado:
-Escribí notas sobre publicidad y aprendí mucho de Alberto Borrini, que era uno de los directores… él me corregía las notas… Y todos los años lo acompañaba a las proyecciones del Festival Clío, que se hacían en el Cine América… Me acuerdo que vos las presentabas, allí nos conocimos…
Es verdad, recuerdo que en esa época ya sabíamos que aquel muchacho alto que trabajaba en Mercado era cantante lírico:
-Durante un tiempo mantuve las dos actividades, pero la música me fue absorbiendo cada vez más y ya no podía hacer las dos cosas a la vez… Pensé que además de estudiar en el Colón yo estaba en el coro del teatro… Tuve que dejar el periodismo. Y no sólo eso, a veces cuando teníamos que cantar en una ópera ensayábamos todo el día y no podía ir a clase, por eso la carrera me llevó cinco años…
Fue al cabo de esos cinco años que Juan Vasle egresó de la Escuela del Teatro Colón como tenor.
Suele decirse que es una carrera difícil, en algunos casos sacrificada. Suele darse el ejemplo de las bailarinas y también de algunos instrumentistas. Pero en el caso de Juan no llegó a ese extremo:
-Mirá, fue tan exigente como cualquier otro estudio, pero no puedo decirte que fue sacrificado… Además fue fantástico porque en esa época la Escuela funcionaba dentro del mismo Teatro Colón… Entonces nosotros salíamos de alguna clase y como las aulas estaban pegadas a las cazuelas podíamos ver muchos ensayos con grandes cantantes… Era algo extraordinario… Al mismo tiempo yo estaba en el coro del Instituto, que dirigía el maestro Valdo Sciamarella… Y participábamos de las óperas o sea que pisábamos el escenario… Eso fue incomparable.
A lo largo de su carrera lírica Juan Vasle estuvo en muchos escenarios, pero esa primera experiencia es imborrable:
-Imaginate… Las luces, el público, la orquesta, el ambiente de una función en el Teatro Colón… Poder pisar el escenario a veces con grandes cantantes, con figuras internacionales y verlos de cerca… Ver cómo actuaban, cómo se movían… Incluso cantantes locales, cantantes argentinos que uno no conocía y que allí valorabas todo el profesionalismo que tenían…
De esa etapa de estudiante, Juan recuerda muy especialmente a dos niños:
-En el curso de ballet había un chico que se llamaba Julio Bocca… Y otro que era Maximiliano Guerra… Toda esa generación eran chicos que ya prometían y cuando fueron adolescentes empezaron a destacarse en las producciones del Colón… ¡Y luego fueron grandes estrellas!
Mucho tiempo después, cuando despunta el mes de mayo de 2020, Juan Vasle evoca cómo fue su llegada a Eslovenia:
-Cuando en 1990 llegamos con mi mujer y mi hija mayor, que era una bebita nacida en Argentina, todavía era Yugoslavia. Tuvimos el privilegio de ser testigos directos del nacimiento de un nuevo país. El 23 de diciembre de ese año hubo un plebiscito de autodeterminación en el que el 95 por ciento votó por la independencia. El Parlamento la declaró el 25 de junio de 1991 y el 26 todo el mundo salió a las calles a festejar. Estuvimos en la Plaza de la República compartiendo esos momentos históricos con mucha alegría y también con la certeza de que se avecinaban tiempos difíciles… Al día siguiente comenzó la Guerra de los Diez Días y vivimos momentos de zozobra. pero por suerte todo terminó rápido…
- ¿Y cómo fue que se radicaron allí?
-Yo cantaba en el Colón como solista, hice varios papeles y también fui doble de algunos titulares, para cubrirlos en caso de enfermedad o de viaje… Resulta que yo venía a Europa periódicamente, a estudiar… Y siempre me tomaba unos días para saludar a mis parientes acá en Eslovenia. Y en una de esas oportunidades me enteré que buscaban un bajo en la Ópera de aquí… entonces fui, me presenté y me tomaron una prueba… Lo que en esta actividad se llama dar una audición… Lo hice porque era un desafío y la posibilidad de cantar más seguido… ¡Y desde que estoy aquí no paré de cantar! Aquí llevo cantadas más de 700 funciones en 63 producciones operísticas. El rol que más veces hice fue el Zacarías de Nabucco, unas 90 oportunidades…
El cronista aprovecha la comunicación para repasar sus precarios conocimientos de geografía. Y la generosidad de Juan satisface largamente esa curiosidad:
-Eslovenia es un pequeño país, ubicado como dicen aquí “del lado soleado de los Alpes”. Limita con Austria al norte, con Hungría al este, con Croacia al sur y con Italia al oeste. Tiene dos millones de habitantes y una superficie de poco más de 20 mil kilómetros cuadrados…
-Más pequeño que la provincia de Tucumán…
-Sí, por eso es fácil viajar porque las distancias son cortas… Aquí hay muchas bellezas naturales, montañas, lagos, castillos, iglesias, pistas de esquí, centros termales y el famoso trampolín alpino de Planica en el que los saltadores sobre esquíes vuelan dos cuadras y media… Tenemos las famosas cuevas del Carso, con el atractivo de las estalactitas y las estalagmitas… La industria turística es muy fuerte aquí, el año pasado visitaron el país más de 6 millones de personas… Y la capital, Liubliana, es muy segura y tiene muchos espacios verdes… Ningún turista deja de visitar el célebre Puente de los Dragones, cuya leyenda dice que cuando una virgen lo cruza el dragón menea la cola. Y a los que vivimos junto al río Ljubljanica nos visita cada mediodía media docena de cisnes, una compañía de lujo para la cuarentena…
La cruda actualidad aparece con todo rigor informativo. Periodista al fin, el cantante lírico, el bajo del Teatro Colón de Buenos Aires y de la Ópera de Liubliana nos da un informe detallado:
- Hasta el sábado 25 de abril se habían registrado 1.396 infectados y 82 fallecidos. El total de tests realizados fue de 48.973. Seguimos en cuarentena aunque con menos restricciones. Se han reabierto algunos negocios. Aquí la circulación de peatones manteniendo la distancia y evitando agruparse, siempre estuvo permitida. Lo que no se podía era ir de un municipio a otro. Siguen interrumpidas las clases, el transporte público y cerrados los restaurantes y las cafeterías. La situación continuará así por lo menos hasta que pasen las fiestas del 1 de Mayo que generan movimientos turísticos masivos.
La pandemia marcó una interrupción obligatoria en la actividad lírica de Juan:
-Como Conde Walter en la ópera Luisa Miller de Verdi participé el sábado 7 de marzo de la última función antes de la interrupción de la temporada por el Coronavirus. Desde entonces permanezco en cuarentena en mi casa, en el tercer piso de un edificio ubicado cerca del centro de Ljubljana.
La conversación tiene momentos futboleros:
-El autor del primer gol peruano en las Copas del Mundo fue Luis Souza Ferreira. Era ingeniero. Lo visité cuando fui a cantar a Lima y lo entrevisté.
Pero la charla también transcurre por las preferencias líricas de Juan:
-Cuando empecé a cantar como bajo en el Teatro Colón admiraba a Víctor De Narké… Y también a un armenio radicado en la Argentina, que se llamaba Levon Boghossian, que tenía una voz enorme… Hoy me gustan mucho el ruso Abdrazakov, el alemán Rene Papé y el galés Bryn Terfel…
Esta dualidad ha sido permanente en la vida de Juan Vasle: fue editor de la revista Pro Música en Buenos Aires y también periodista deportivo en Eslovenia:
-Ni bien llegué a Eslovenia comencé a escribir notas sobre fútbol sudamericano en el diario Delo. Desde hace más de una década lo hago en el diario deportivo Ekipa, el Olé de aquí. También comenté cuatro Mundiales en el canal oficial y partidos de nuestro continente en el canal deportivo Šport TV. Los dos mayores eventos que cubrí últimamente fueron la final del Mundial entre Francia y Croacia en Moscú y la final de la Libertadores entre Boca y River en Madrid. El 1 de enero de este año asistí en el estadio Emirates de Londres al clásico entre Arsenal y Manchester United.
Como le había ocurrido más de una vez, el fútbol y la ópera lo pusieron en la disyuntiva de elegir uno u otra:
-Algunos partidos que se juegan en Sudamérica, por la diferencia horaria, caen en la madrugada de aquí… Y si tengo que actuar en el teatro no voy al canal… Desde siempre tengo un acuerdo por el cual lo principal es la ópera.
A los 65 años, Juan Vasle sigue agradecido a sus maestros de la Escuela del Teatro Colón:
-Yo soy un bajo barítono, en realidad ese es mi exacto registro de voz, es decir un bajo bastante agudo… al principio vos no sabés, sos una voz grave y vas estudiando, vas viendo… después te vas definiendo por el tipo de repertorio. Por suerte nosotros teníamos en el instituto maestros de repertorio y de técnica y ellos nos guiaban. Y una de las cosas que aprendí en el Colón es a ir despacio en esta carrera, que correr no sirve, que hay que hacer las horas de vuelo necesarias. Después de tantos años de canto todavía tengo la voz bastante bien pero creo que lo aprendí de los maestros que tuvimos en el Colón, que me enseñaron a ir de los roles más chicos a los más comprometidos y a tener paciencia y a trabajar mucho.
Pero surge otra vez un apunte del cronista de fútbol:
-Tuve la suerte de ver jugar en vivo a Pelé, a Diego Maradona y a Lionel Messi. Y también a Amadeo y al »Trinche« Carlovich que tiene sus raíces en la vecina Croacia.
Ese cronista que va de la mano del cantante lírico, el mismo que llegó a finalista en el Concurso Internacional de Canto Luciano Pavarotti de Filadelfia en 1988:
-.Era un concurso de mucho prestigio, todos queríamos participar. Pero la selección era muy rigurosa. Yo estaba en el instituto en 1987 y Pavarotti vino a cantar “La boheme” en el Colón. Ahí fue que él nos escuchó a los que concursábamos y tuve la suerte de ser uno de los elegidos. Viajé a Filadelfia y llegué a la final. Fue una experiencia inolvidable, sobre todo por haber estado cerca de uno de los más grandes artistas de la lírica mundial.
La de Juan Vasle es -al fin y al cabo- la historia de un inmigrante. El balance lo hace él mismo:
-En Don Torcuato, donde yo vivía de chico, se hablaba esloveno. Hoy en nuestra casa de Liubliana, el idioma »oficial« es el materno, el castellano y mis hijas que nunca vivieron en la Argentina –Mariana (29) vino cuando tenía un mes y medio y Bárbara (26) que nació aquí- hablan en porteño. Buenos Aires sigue siendo nuestra casa y cada vez que podemos la visitamos. La nueva vida que emprendimos hace tres décadas nos generaba en un principio sensaciones encontradas. Pensá que cambiamos una capital con varios millones de habitantes por otra, mucha más pequeña, que no llega al medio millón y donde todo está cerca.
-¿Fue fácil adaptarse?
-Lo difícil fue aceptar que el verano fuera en julio y agosto, que la primera mitad de la temporada operística transcurriera en un año, y la segunda, al siguiente, que diciembre fuera el mes de más trabajo; que tuviéramos funciones de ópera el 31 de diciembre por la noche…
Del otro lado de la ventana están los Alpes, mientras que los cisnes nadan en el río.
El caleidoscopio sigue mezclando las imágenes.
Las luces del Colón iluminan el Puente de los Dragones.
Y los aplausos de la Ópera de Liubliana se confunden con un gol cantado por Muñoz.
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