“Hace dos meses que no veo a mis hijos, tienen cuatro y un año. Estoy desesperada. Todos los días me preguntan cuándo voy a volver", dice con la voz quebrada Andrea Carini, desde Bangkok, una de las tantas argentinas varadas por el mundo que dejó esta pandemia y que lucha para salir de Tailandia. “No tenemos confirmación ni respuesta para volver al país por parte de las autoridades argentinas. Siento que nadie nos escucha. Me estoy muriendo un poco todos los días, necesito volver a ver a mis hijos”.
Andrea Carini (31) no viajó a Bangkok para disfrutar de unas vacaciones. Lejos de eso, salió de la Argentina, cuando aún no habían restricciones, para asistir a su hermano en una urgencia de salud. "En febrero sufrió una trombosis y necesitaba medicación, que en Tailandia no se conseguía, corría riesgo de muerte. Entonces acompañé a mi madre de 60 años, que no se animaba a viajar sola”, relata a Infobae. La idea era asistirlo, y traerlo de vuelta al país. Tenían fecha de regreso el 30 de marzo.
Pero la inesperada propagación de coronavirus, seguido del cierre de fronteras, truncó todos sus planes convirtiendo ese viaje en una verdadera pesadilla. Ahora lucha contrarreloj para retornar a su casa y abrazar a su familia. “Con todo el dolor dejé a mis hijos en Córdoba, pensando que se trataba de una estadía de un par de días, jamás imaginé esta locura”.
A 17,495 kilómetros en Córdoba capital quedaron su marido y sus dos hijos. "Hace 45 días que no ven a su mamá. Estoy agobiada porque veo como lloran, levantan fiebre y no pueden dormir. Están somatizando, son muy chiquitos y no entienden por qué no regreso a casa. Mi marido está solo tratando de sostenerlos”.
En este mes y medio Andrea debió alquilar un departamento para vivir junto a su madre y hermano en Bangkok. “Hay días que nos dicen que no nos van a renovar la estadía. Todo es una lucha".
Entre el estrés, la angustia y la preocupación por estar lejos de su familia, sufrió una descompensación. “Tuve una infección generalizada, casi me internan. Y aquí la asistencia médica es carísima. Ya no puedo dormir, ni comer, a veces no quiero salir de la cama, por eso pienso que me voy a morir en este país”.
Sin consuelo, vuelve a retirar su pedido: "Necesitamos que el Estado argentino nos contempla y defina un cronograma de repatriación para esta región del mundo”.
En Tailandia aún hay alrededor de 450 argentinos, sin sumar a la gente que quedó varada en países como Camboya, Indonesia, Filipinas, Birmania o Laos. Hay mujeres embarazadas, personas que pertenecen a la población de riegos, viajeros con enfermedades crónicas en tratamientos oncológicos y niños. El trato hacia los extranjeros es hostil, no los aceptan en los hospedajes, sumado a las escasas condiciones de salubridad que registra.
“Tailandia comunicó que cerró sus fronteras hasta el 31 de Mayo, la gestión de la embajada argentina ha sido nula. Llevamos un mes sin ningún tipo de previsión, manejando como podemos la angustia e incertidumbre”.
Dos de las aerolíneas que cubren la ruta a Buenos Aires dejaron de volar. "Quedan solo otras dos con frecuencias muy esporádicas... y con la noticia del gobierno argentino que no permitirá volar a las aerolíneas hasta septiembre, no hay posibilidad de que tengan novedades en el corto plazo”, le cuenta a Infobae María Virginia Ucar (46 ), otra de las turistas argentinas que no puede volver a su casa. Está varada junto a su pareja desde el 28 de marzo.
Ucar, no encuentra consuelo y se siente abandonada por el Estado. “Ya no tenemos sostén emocional, menos aún económico debido a los gastos no planificados por la compra de los nuevos tickets de aviones que nunca volaron por propias decisiones del Estado Argentino. Todo esto nos ha dejado endeudados y sin saldos disponibles en nuestras tarjetas de crédito, mientras seguimos costeando nuestros gastos con un 30% de impuesto país… somos ciudadanos reconocidos para tributar, pero no para regresar”, agrega.
La situación se agrava en el contexto sanitario de urgencia en un país que carece de un sistema de salud organizado. “Muchos ya no contamos con seguros médicos, al permanecer en países cuyos sistemas de salud pública son pobres o inexistentes y para los cuales somos extranjeros sin prioridad, estando expuestos a un mayor contagio y a cualquier otro riesgo potencial”.
En línea con esto la Cancillería argentina, conducida por Felipe Solá, dispuso a través de en un cronograma que consta de 16 vuelos, la repatriación de 3104 compatriotas, aunque ninguno con itinerario desde la región asiática.
Frente a estos reclamos, voceros admitieron a Infobae que “en los países donde no hay vuelos directos de Aerolíneas Argentina la operatoria se complica porque deben respetar las restricciones propias de cada lugar. Como esos países no tienen rutas internacionales importantes necesitaban entrar a Tailandia, que cerró sus fronteras a fines de marzo”.
Hoy las aerolíneas Qatar y Ethiopian están operativas pero no pueden volar al país porque no las autoriza ANAC. “El estado debe negociar ahora nuestro regreso con ellas, es la única alternativa que nos queda”, dice esperanzada Ucar.
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