La llegada de una nueva pandemia le quitaba el sueño a Ignacio Lugones, cirujano cardiovascular pediátrico del Hospital General de Niños Dr. Pedro de Elizalde, también creador del revolucionario método argentino de reemplazo de válvula aórtica en niños, que con ayuda de la tecnología 3D ya salva vidas. Inquieto y deseoso de aportar soluciones donde se necesitan, y pensando en un futuro que no desea que llegue a Argentina, prefirió prevenir e ideó una herramienta para que los aparatos más requeridos por estos meses puedan ser utilizados en simultaneo y de manera independiente por dos pacientes que necesiten asistencia mecánica para respirar. Sin dudas, una bocanada de aire.
Este proyecto, que tiene el objetivo de ayudar a vivir a personas en situación crítica, ya concluyó las etapas preliminares de investigación y desarrollo del producto, y por estos días está gestionando, con el apoyo de la Cámara de Instituciones de Diagnostico Médico (CADIME) las aprobaciones y habilitaciones correspondientes.
“Ya han habido muchas situaciones en las cuales se necesita de forma súbita atender a pacientes en lugares que no están preparados para hacerlo como atentados, tsunamis, accidentes o lo que fuere, y ello hace que súbitamente la capacidad de un centro médico se vea superada y uno de los puntos críticos es la cantidad de respiradores disponibles —explica Lugones—. La realidad es que éstos son pocos en comparación con la población total de un país, sobre todo en los que están en vías de desarrollo donde son escasos. Países como el nuestro, por ejemplo, tiene respiradores en una cantidad razonable, pero ante una situación como ésta, de pandemia, se ven súbitamente puestos en jaque y la realidad es que la capacidad roza con el límite”.
Este adaptador permite ventilar de manera independiente y en simultáneo. Además de individualizar los parámetros de ventilación de cada uno de los pacientes sin necesidades particulares de cada uno de ellos.
El invento que puede salvar más vidas: de qué se trata el adaptador creado por un cirujano de niños
La imagen que precede a este párrafo muestra a un enfermero llevando un respirador artificial. Ese es un modelo de los aparatos necesarios para ayudar a respirar a los infectados por el COVID-19. Para los de este tipo y los diferentes modelos en mercado se les puede poner el sistema de adaptadores que inventó el médico Lugones y lograr que sea compartido por dos pacientes que requieren de su intervención para respirar. Ese dispositivo mantendrá con vida a ambos y servirá como un primer recurso hasta que un respirador pueda usado en ese segundo paciente. De qué consta y cómo funciona.
—¿Cómo nace la idea de crear este adaptador que puede lograr que dos pacientes utilicen el mismo respirador artificial?
—Este proyecto apunta a tratar de optimizar el recurso que ya tenemos, siendo que es muy difícil conseguir respiradores nuevos. Lo que diseñamos fue un sistema de adaptadores que permiten ventilar en forma independiente y en simultáneo a dos pacientes con un mismo respirador. Lo que hace este conjunto de aparatos es individualizar los parámetros que se usan para ventilar a cada uno de los pacientes de acuerdo a las necesidades individuales. Es decir, si un paciente necesita más ventilación por mayor tamaño o porque tiene peor funcionamiento en los pulmones puede recibirlo. Esto quiere decir que en caso de que necesite mayor cantidad de aire inspirado o determinados parámetros para la ventilación se los puede colocar de forma independiente de lo que recibe el otro paciente conectado. Este sistema, que se llama DuplicAR, también permite evitar la contaminación cruzada entre pacientes.
—¿De que manera se lo conecta?
—Uno conecta a un equipo el adaptador DuplicAR que a su vez es conectado a los dos pacientes y configura en conjunto con el monitor del respirador y los adaptadores que tienen controladores para la ventilación que necesita cada uno de los dos pacientes. Por lo tanto, esa idea es disruptiva en sentido de que podemos duplicar en forma inmediata la cantidad de pacientes que puedan estar conectados a respiradores y, sobre todo, esto es útil en situaciones de catástrofe. El uso pensado y para el cual está previsto que se utilice un respirador es para conectar a un solo paciente, pero en una situación de crisis, en la cual súbitamente se ve aumentada la necesidad de usarlo bruscamente, como mencioné, tenemos la posibilidad de, por lo menos, utilizar este sistema como un puente para darle horas o días de vida a un paciente que de otra manera no tenía opción.
—O sea que se trata de un adaptador para utilizarlo en los respiradores que ya están en uso
—¡Exactamente! Es un pequeño aparatito que se conecta a los respiradores que ya están siendo utilizados.
El respirador artificial es un aparato con pequeñas ruedas que tiene un monitor, una boca por la cual sale el aire y otra por la que vuelve el aire del mismo paciente. “Nuestro dispositivo tiene una parte para la boca de la que sale el aire y otra por la cual regresa, entonces con esos adaptadores colocados en la vía inspiratoria y otro en la espiratoria uno regula con controladores, manijas y demás partes que tienen los dispositivos, la ventilación de los dos pacientes que están conectados”, explica el médico e inventor.
Este sistema de adaptadores brinda la posibilidad de utilizarlo como un puente “para darle horas o días de vida a un paciente que de otra manera no tenía opción”, cuenta el doctor Lugones.
—¿Cómo funciona el monitor que acompaña al respirador?
—El monitor queda funcionando de manera habitual, pero mostrará la combinación de lo que censa en las dos personas. Es una de las maneras de controlarlas además de otros estudios. Es decir que se monitorea cuánto oxígeno tiene en sangre, cuánto dióxido de carbono, cuál es la saturación de oxígeno, de lo que tanto se habla de esto últimamente... Todos esos valores se monitorean clínicamente con estetoscopios para saber si al paciente le entra suficiente cantidad de aire, cómo están ventilados los pulmones y demás. Es decir, eso se hace de rutina. La diferencia simplemente es que le agregamos al respirador más controladores para que permitan en forma independiente regular a dos pacientes.
—En el caso puntual del coronavirus ¿por qué es tan importante utilizar respiradores?
—Cuando una persona tiene una afección respiratoria dada por una infección, como en el caso del coronavirus, la capacidad de intercambiar oxígeno y dióxido de carbono con el aire que respiramos se ve deteriorada. En los casos en los que se llega a instancias extremas, el paciente puede morir si no tiene un apoyo ventilatorio. Es decir que tiene que ser a conectado una máquina que permita darle las características de presión, cantidad de oxígeno y demás variables, para que la sangre que pasa por los pulmones se logre oxigenar y expulsar el dióxido de carbono. Esta es la utilidad y el funcionamiento de un respirador.
—Considerando la importancia del respirado ¿cuándo pasa a ser también importante implementar el adaptador?
—Cuando la cantidad de pacientes en un contexto de catástrofe se ve súbitamente superada en algún momento la cantidad de respiradores se acaba y el médico está forzado, como hemos visto en otros países del mundo, a decidir quién vive y quién no. Es decir, tengo dos pacientes y tengo la posibilidad de ventilar a uno, entonces otro va a morir. Cuando todas las herramientas se han acabado y tengo que decidir si dejo a un paciente con vida o lo dejo morir es ahí cuando interviene nuestro invento, que ya está patentado, y tiene el objeto de tratar de funcionar como un seguro de vida más que permite darle algunas horas de ventilación a un paciente que no tenía ninguna chance. El dispositivo permite que se pueda conseguir una derivación, otro respirador que venga otra institución, conseguir que otro paciente que está mejorando y se está preparando para sacar respirador se lo logré sacar y ese quede disponible para una paciente… Da horas de vida y funciona para que esa persona esté viva durante todo ese tiempo en que se encuentran la solución permanente para su problema.
—¿Ya pudo ser probado en personas?
—Todavía no. Hemos desarrollado un prototipo e hicimos un testeo en animales vivos de tamaños muy diferentes que pudieron ventilar satisfactoriamente al mismo tiempo. Esa fue la primera validación antes de ser utilizada en humanos. Las pruebas fueron, para nuestros propósitos, satisfactorias porque hemos podido ventilarlos y mantenerlos vivos durante todo el tiempo que duró la prueba.
—¿Por qué la validación se realizó en animales?
—Porque para estas cosas hay que recorrer un camino, que es el de los testeos antes de que pueda ser utilizado en humano. Superamos la etapa de investigación y desarrollo, y ahora estamos gestionando junto con la CADIME, las aprobaciones, habilitaciones y demás. También hemos pedido un subsidio al FONDEP, que es un fondo de inversión estatal, del Ministerio de Desarrollo Productivo, para ver si podemos con el dinero que ellos aporten, porque están aportando para proyecto de investigación del COVID-19, continuar con todo lo que es la producción y demás. Los experimentos biológicos fueron realizados en el Servicio de Cirugía y Anestesiología, Hospital Escuela de la Facultad de Ciencias Veterinarias de La Plata.
—¿Qué pasos siguen?
—Estamos evaluando cuáles son las empresas que hay en el mercado que nos puedan permitir lograr una producción en escala rápida y una oferta inmediata al sistema de salud, de manera de disponer de esta herramienta para disminuir el impacto del COVID-19 durante el pico de infectados, que ojalá que no llegue. Pero para eso necesitamos atravesar todos estos pasos: el proceso regulatorio, habilitaciones y encontrar la empresa que lo fabrique en grandes cantidades.
“Es una herramienta extrema, una más dentro de las que podemos tener disponibles. Lo ideal y lo que tiene que ocurrir es que una persona se conecte a un respirador, pero si no quedan más opciones éste dispositivo está pensado para dar horas o días de vida extra a los pacientes y evitar que los profesionales tengan que tomar decisiones sobre quién vive quién muere”.
—¿De qué material es el adaptador?
—Está hecho de plástico, básicamente. Es una estructura muy simple, barata y rápida. Es un dispositivo que yo sueño que nunca sea necesario utilizar porque si lo es significaría que llegamos al tope y tendríamos tantos enfermos que estaríamos en una situación terrible, como ha pasado en países del primer mundo como España e Italia, que tenían un sistema salud más fuertes de nuestro y que se han visto desbordados por la cantidad de infectados y donde el número de muertos llega cada día a cifras muy elevadas. Allí, todos los días muchos doctores tienen que decidir quien vive y quién no. Yo no quiero que eso pase acá. Ojalá que nunca llegamos a la instancia de necesitarlo, pero si lo necesitamos está bueno saber que uno puedo sacar un dispositivo DuplicAR de un cajón y darle horas de vida a una persona hasta que aparezca una opción más duradera.
—¿Aún no se sabe cuánto tiempo pueden estar dos personas conectadas usando el mismo dispositivo?
—En realidad no lo sabemos. Lo que creo es que en situaciones de catástrofe hay gente que se ha mantenido viva en lugares remotos y con pocos insumos médicos. Hay un caso en que se llegó a mantener con vida hasta por 18 días a un paciente ventilado con bolsas ambú, que son las que usan para darle aire por un tubo. Los familiares se turnaban cada 4 horas para darle aire. Creo que si se usa en otros países donde no hay recursos mientras aparece un respirador, creo que los médicos lo van a dejar todo el tiempo que sea necesario esa respuesta hoy no la tengo.
“Ojalá que nunca llegamos a la instancia de necesitarlo, pero si lo necesitamos está bueno saber que uno puedo sacar un dispositivo DuplicAR de un cajón y darle horas de vida a una persona hasta que aparezca una opción más duradera”, dijo Ignacio Lugones.
—Eso significa que para tener esa respuesta es necesario implementarlo
—¡Exactamente! Será necesario implementarlo. Lo que necesitamos son las habilitaciones para poder continuar y que esto sea un producto que pueda ser utilizado y para tenerlo disponible en el momento que se necesite. Reitero: ¡ojalá nunca sea necesario! Pero que de última funcione como una carta en la manga para tenerlo como último recurso.
—¿De qué tamaño es?
—Es un aparatito que está formado por dos partes que miden aproximadamente 20 centímetros por 20 centímetros.
—¿Cuánto tiempo llevaría fabricarlo?
—Si obtenemos el dinero para hacer las matrices que se necesitan para hacer la incisión en plástico y con todos sus componentes, si tenemos suerte, en un mes y medio o dos meses podemos tener los terminados. Pero, por supuesto, se necesitan habilitaciones y demás. No sabemos cómo va evolucionar la cuestión de la pandemia, yo creo que es posible que tengamos un brote y rebrotes a nivel mundial. Espero que no sea así, quizás tenemos que aprender a convivir con el virus y si pasa eso vendría bien tener una herramienta más, sería gran utilidad.
El equipo interdisciplinario, liderado por el doctor Ignacio Lugones, diseñó y patentó un sistema de adaptadores para ventilar de manera independiente y en simultáneo a dos pacientes con un mismo respirador. Ya hay gestionando con el apoyo de la CADIME las aprobaciones y habilitaciones correspondientes. Y actualmente evalúan las empresas que hay en el mercado que nos permitan lograr una producción en escala rápida y una oferta inmediata al Sistema de Salud, con el objetivo de disponer de una herramienta más que permita disminuir el impacto del COVID-19 durante el pico de infectados.
*Para apoyar este proyecto puede escribir al mail proyectoduplicar@gmail.com
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