Sofía Oxrud (36) es artista, productora y técnica. Hace unos años, cansada de sus trabajos y su vida rutinaria, se propuso incursionar en el mundo de los cruceros. ¿Cómo? Se preparó para ser Technical Stage Staff. En otras palabras, convertirse en la persona que maneja el detrás de escena en el teatro del barco, está en contacto directo con los artistas, arma los diferentes sets y está a cargo de la iluminación. Y lo logró. Consiguió un muy buen trabajo en el crucero Radiance of the Seas.
“Arranqué para Royal Caribbean exactamente hace un año. Este 2020 era mi segundo contrato. El viaje comenzó en Australia el 9 de marzo y debía terminar el 20 de septiembre en Japón”, explica Oxruda Infobae. Pero la pandemia mundial de COVID-19 cambió todos los planes.
Fue el 14 de marzo el día que la vida de Sofía tomó un giro inesperado. Para ella era una fecha muy esperada: “Era el día donde subían los 3000 pasajeros, las provisiones y todos los tripulantes. Íbamos a ir hacia Nueva Zelanda, pero ese viaje nunca ocurrió. Horas antes de zarpar, el país de destino avisó que cerraba sus puertos. Había que suspender todo. El capitán organizó que los pasajeros tuvieran hasta el día siguiente para desembarcar, buscar hospedajes o pasajes de regreso. Y ahí comenzó la película de terror”, describe.
Cuando los pasajeros bajaron, los tripulantes se quedaron trabajando para cerrar el barco, con la promesa de volver a su casa el 27 el marzo. Pero dos días antes de la fecha estipulada, la empresa decidió cancelarles los contratos y el 26 por la mañana les anunciaron que Australia no los dejaba cargar combustible ni buscar provisiones. Sofía estaba desesperada.
Después de negociar varios días, el 28, tras un operativo policial, les habilitaron un puerto para cargar combustible y provisiones en Port Kembla. Pero las autoridades australianas no los autorizaron a permanecer en sus aguas y quedaron a la deriva en el océano.
“Nos mantuvieron encerrados como presos durante dos semanas en habitaciones de 2x2 y sin poder caminar más que dos pasos al baño. Hoy, después del 46 días de encierro nos dejaron mudarnos a las habitaciones de huéspedes, que son más amplias", relata Sofía. Y continúa angustiada: “En vez de enviarnos para América, que es lo que hubiera tenido sentido, la empresa decidió mandarnos a Asia por si abría algún puerto. Tras 12 días de navegación hicimos escala en Singapur donde nos reabastecieron y luego partimos para el punto de anclaje en Malasia, donde seguiremos flotando -supuestamente- hasta pasado mañana”.
-¿Cómo es tu día a día?
-Las 24 horas giran en torno a los controles de temperatura en el desayuno, almuerzo y cena. Durante el día me la paso contactando gente, escribiendo detalle a detalle lo que estoy viviendo, hablando con mi familia que cada vez está mas preocupada por mi situación, con los amigos incondicionales y con gente que ni conozco pero que me contacta por las redes para darme fuerzas. También tomo este tiempo para pensar en los nuevos proyectos una vez que esta pesadilla acabe. La verdad que hay que ser creativo para pasar las horas.
-¿Hubo algún enfermo en el barco?
-Jamás hubo alguien enfermo, ni siquiera pasajeros que hayan estado relacionados con el barco. Por eso fue arbitrario que hayan decidido encerrarnos luego de que hubiéramos cumplido los 24 días de cuarentena, que es el doble del período de incubación.
-¿Tienen estimado cuándo van a terminar la cuarentena?
-No hay fechas, lo cual es desesperante. Te patean la respuesta y te manipulan desde el día cero. Ayer debíamos transferirnos al barco Ovation of the Seas para que nos lleve a otro país asiático, desde donde supuestamente tomaríamos un charter. Pero unas horas antes nos dijeron que había que esperar hasta el 30 de este mes, y el charter ahora se transformó en un supuesto vuelo comercial con destino incierto. No tenemos ninguna certeza. Seguimos flotando en medio del océano sin saber qué será de nuestras vidas ni cuándo volveremos a casa.
Agradecimiento: María Celeste Lavalle
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