A medida que se confirman más casos positivos de coronavirus en la Argentina, crecen los escraches a médicos por temor a que ingresen el virus al edificio donde viven y el contagio se vuelva masivo. Así como hay vecinos agradecidos que todas las noches a las 21 horas salen a sus balcones o ventanas a aplaudir a los médicos que dan batalla contra el COVID-19, otros se dedican a intimidar a los profesionales de la salud que serán los responsables de cuidarlos si contrayeran la enfermedad.
Durante los últimos días, con el avance de la pandemia, estos escraches se volvieron más frecuentes. Pero todos tienen la misma particularidad: son mensajes anónimos y lo único que se hace visible es el nombre del médico en cuestión. El domingo a la noche se registró otra discriminación, esta vez en un edificio de Barrio Norte. Fue cuando el urólogo Agustín D’Angelo llegó a su departamento de la avenida Santa Fe 2365, luego de una ardua jornada de trabajo en el Hospital Durand, y se encontró con un mensaje debajo de su puerta. “Buscate otro lugar para vivir. Ponés en riesgo la vida de todos acá, decidís vos o decido yo. Gracias”, decía.
Agustín D’Angelo tiene 31 años y es de Concordia, Entre Ríos. Hijo de médicos (su papá es cirujano general y su mamá patóloga), en 2007 se instaló en Capital Federal para estudiar Medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Siete años después, terminó la residencia en urología y empezó a trabajar en el servicio de la especialidad en el Hospital Durand, donde ejerce actualmente.
Como otras instituciones médicas, debido a los protocolos del COVID-19, hoy el Durand se encuentra dividido en distintas áreas. "Mi sector no está en contacto con pacientes que tienen coronavirus. Estoy para entender otro tipo de demandas, que por más que haya una pandemia siguen existiendo”, sostiene Agustín en comunicación telefónica con Infobae.
Al departamento donde vive (y que alquila por dueño directo) se mudó en febrero y poco después se fue de vacaciones. Quince días más tarde, cuenta, empezó la cuarentena total. “No me imagino quién me puede haber dejado la nota porque acá, excepto por el encargado, no me conoce nadie. Como me muevo en auto, entro y salgo por el garaje y siempre voy vestido de civil”, explica el joven.
“Al principio no iba a decir nada porque no quería preocupar a mi mamá, pero mi papá me insistió para que hiciera la denuncia", dice Agustín, que tras consultar con otros colegas se puso en contacto con la Asociación de Médicos Municipales. Con el patrocinio del abogado Vadim Mischanchuk, el lunes 20 de abril radicó una denuncia penal por amenazas y discriminación contra los vecinos del inmueble ante el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires.
“Uno nunca piensa que le puede pasar hasta que le pasa”, reflexiona el médico urólogo en referencia a los escraches que les habían hecho a colegas en distintos barrios de la Capital Federal y otras provincias del país. “Siempre nos quejamos de que nos falta tiempo y, ahora que a mucha gente le sobra, hay personas que se ponen a hacer estas cosas. No sé si lo hacen con maldad, creo que es por una cuestión de ignorancia”, agrega.
“En tiempos en los que los profesionales de la salud están llevando adelante tareas de suma importancia para la salud y el bienestar de toda la sociedad, afrontando tareas específicas y únicas frente a la pandemia y la emergencia sanitaria destacada, siendo una suerte de contención desde todo punto de vista para evitar el avance del coronavirus, es completamente inaceptable que se lleven adelante actos de tamaña cobardía y crueldad, por eso es que pido su urgente investigación y castigo”, sostiene el texto de la denuncia.
En charla con Infobae, el abogado Vadim Mischanchuk (que ya lleva adelante otras tres denuncias por escraches a médicos investigadas por el fiscal Maximiliano Vence) sostuvo que va a solicitar pericias sobre el papel que dejaron bajo la puerta de la casa del médico para cotejarlo con firmas de los vecinos que haya en la Administración. Además, se van a pedir los registros de las cámaras de seguridad del edificio.
“Si no se puede encontrar al individuo que cometió este hecho tan aberrante y cobarde, veremos qué responsabilidad le puede llegar a caber al consorcio, pero eso lo determinará la Justicia. Es como si se desprendiera una parte de mampostería del edificio y ocasionara daños. La sanción puede llegar a ser económica y contra el consorcio, pero lo importante es que estos hechos no pueden ni van a quedar impunes. Tengo la indicación del presidente de la Asociación de Médicos Municipales, Dr. Jorge Gilardi, de investigar hasta las últimas consecuencias”, indica Mischanchuk.
“Sabemos que la mayoría de la sociedad apoya el trabajo del equipo de salud, pero estas excepciones no las vamos a dejar pasar porque son vergonzosas y además generan pánico en el resto de la sociedad haciendo ver que hay un peligro donde no lo hay”, agrega el abogado.
“Mi deseo es que esto deje de suceder. Por eso quiero que se conozca esta historia y que la gente tome conciencia. Por otro lado, me gustaría destacar que, después de este episodio, fueron muchos los vecinos que se acercaron a darme muestras de apoyo. No quiero meter a todos en la misma bolsa por algo que, probablemente, haya hecho una sola persona", concluye Agustín.
No es la primera vez que un médico o personal de salud es amenazado en su propia vivienda. El 2 de abril, pero en el barrio porteño de Belgrano, una joven profesional de un hospital de Vicente López recibió un mensaje firmado por sus vecinos apenas un día después de haberse mudado a su nuevo departamento. El 10 de abril un vecino le pidió al psicólogo y enfermero Rodrigo Cuba, director de Emergencias de la Cruz Roja Argentina, que no vuelva nunca más a su casa. El cartel anónimo estaba pegado en el espejo del ascensor.
Pero los casos no solo se registran en la Ciudad de Buenos Aires. En el interior del país, los médicos también están padeciendo esta persecución, que en algunos casos pasó a mayores como la amenaza que recibió la médica riojana Claudia Salguero, jefa de terapia intensiva en el Hospital Regional “Vera Barros”, a la que el incendiaron el auto y le dejaron un mensaje violento.
En la provincia de Santa Fe, en la ciudad de Venado Tuerto, dos jóvenes médicos también fueron discriminados por sus vecinos. Ellos también se encontraron con un cartel pegado en el ascensor que los instaba a irse del edificio.
SEGUÍ LEYENDO