Hubo una mañana en que los principales impulsores del proyecto que enseguida se llamó #SeamosUno debatían frenéticamente por Zoom cómo hacer para que las donaciones que ya estaban ofreciendo llegaran lo más rápido posible a quienes las necesitaban. Ya habían logrado que las cuatro grandes empresas auditoras se involucraran en el diseño de un proceso que garantice la transparencia, incluso que una desarrolle un “panel de control" para seguir la trazabilidad de cada donación hasta la entrega, con sencillez y precisión, para que cualquiera pueda consultarlo en el momento que quiera. Pero los tiempos apremiaban. ¿Cómo lograr el objetivo de cubrir las necesidades básicas de alimentos y elementos de higiene a millones de familias en unos pocos días, con la pandemia corriéndonos de atrás?
Uno de esos seis participantes tuvo una idea. ¿Por qué en lugar de bolsas no entregamos cajas? Es lo más eficiente para armar líneas de producción, son más sencillas de controlar y se pueden cargar con facilidad sobre los palets para después subirlas a los camiones. “Claro que tienen que ser todas iguales para que sea rápido y práctico, sino estamos en la misma”, pensó en voz alta.
Otro de los participantes de la conversación virtual se levantó. No avisó que se iba ni dijo tampoco a dónde. Los demás seguían el debate. El tiempo apremiaba y se buscaba ganarle al pico de los contagios, tener la maquinaria aceitada para ese momento que temía por sus consecuencias si no se actuaba de inmediato, brindando seguridad a los grupos menos favorecidos de la sociedad. Unos minutos después, el padre Rodrigo Zarazaga, -el que se había levantado- volvió a la charla. “Ya lo resolví. ( .........) va a donar las cajas. Después hay que comunicarse con él para hacerle saber las medidas y qué grosor tiene que tener el cartón”.
Solo mencionaremos a Zarazaga, director del CIAS, filósofo, teólogo y doctor en ciencias políticas de la Universidad de Berkeley, autor de La pobreza de un país rico y compilador de Conurbano infinito. Es un jesuita con experiencia vital en las barriadas más humildes, donde camina conociendo el terreno y los jugadores, esos espacios que tantas veces navegan en el límite de lo imaginado. Los demás participantes de ese Zoom de características históricas, quieren permanecer en el anonimato, también el industrial que donó las cajas.
Diremos, en cambio, que esa mañana nació una ambiciosa iniciativa solidaria, un salto cualitativo en materia de ayuda social nacido por la confianza que existe en un grupo de líderes que está convencido -y desde hace mucho- que no hay posibilidad de que nadie se salve solo. No es un gran colecta, ni una acción de asistencia como varias que hemos conocido en el pasado. Es una acción que se caracteriza por la rapidez con la que se puso en marcha, la eficiencia con la que se desarrolla y la transparencia que asegura. Veamos algunos números.
- El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires distribuye 130 mil raciones diarias en los barrios pobres de CABA. El Ejército distribuye en cada “bajada” que hace en La Matanza, 22 mil raciones diarias. #SeamosUno distribuyó desde la primer semana 960.000 raciones diarias.
- Cada caja tiene 15 kilos de alimentos y productos de higiene. Está integrada por 4 kilos de arroz/fideos secos, 2 kilos de harina, 2 unidades de puré de tomate, 2 unidades de latas de conservas, 1 kilo de lentejas secas o porotos, 3 litros de leche larga vida (dos enteros y uno descremado), 4 latas de picadillo de carne, 2 latas de frutas, 3 unidades de jabón de tocados y un detergente.
- Cada caja fue calculada para alimentar por una semana a una familia tipo (una pareja con dos hijos), o sea, 56 raciones. Por día se están entregando entre 15.000 y 20.000 cajas, casi un millón de raciones diarias.
- Estas cajas se arman, “se producen”, en dos grandes centros logísticos. Infobae fue a conocer el que está en General Rodríguez, un parque de 70.000 m2 que destinó 7.500 m2 cubiertos para esta operación, donde hay cuatro líneas de producción que trabajan en dos turnos para completar 400 cajas por hora y por línea, que a su vez tiene 25 personas trabajando.
- De los centros logísticos salen unos 30 camiones diarios que, a su vez, distribuyen las cajas en comedores de Cáritas, parroquias, templos, iglesias evangélicas o centros religiosos que forman parte de la organización. Cada asociación se ocupa de repartir las cajas en su zona de influencia. Dejan exactamente la cantidad de cajas que ya están pautadas. Cada entrega es geolocalizada en la app que fue donada por una empresa tecnológica que participa de la iniciativa.
- Cada caja esta valorada en $ 1.000, incluyendo gastos de logística. El precio de mercado a precio mayorista es por lo menos tres veces más. Hay garantizadas, hasta aquí, aproximadamente 400.000 cajas, se esperan recibir nuevas donaciones.
Cada familia recibe, además de la caja, un volante con las organizaciones religiosas que impulsan la iniciativa y dos mensajes precisos: “Es importante cuidarnos entre todos” y “Quedate en tu barrio”, dando consejos sencillos acerca de qué hacer si no te sentís bien y qué tipo de cuidados tomar en relación al consumo de alcohol y medicamentos, promoviendo el pedido de ayuda profesional y comunitario ante algún problema. Acompañan, además, el número de SEDRONAR, del Ministerio de Seguridad, del teléfono para denuncias por Violencia de Género y del Ministerio de Salud de la Nación.
#SeamosUno es una iniciativa interreligiosa integrada por CIAS (Centro de Investigación y Acción Social), Caritas, Banco de Alimentos, ACIERA (Alianza Cristina de Iglesias Evangélicas de la República Argentina), Compañía de Jesús, el Consejo de Pastores de CABA, la AMIA, IDEA, ACDE, AMCHAM, CEDOL y ABA. Además, cuentan con el apoyo y compromiso de diferentes cámaras empresariales, fundaciones y organizaciones del tercer sector que se siguen sumando al proyecto.
Coordinan sus acciones con el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires y el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires y sus grupos de nutricionistas, que orientaron a los organizadores acerca de la calidad y cantidad de los productos que se distribuyen.
El presidente Alberto Fernández recibió al grupo interreligioso apenas se puso en marcha y, días después, envió un mensaje de apoyo y agradecimiento acompañado por su mujer, Fabiola Yañez, que le llegó a cada uno de los impulsores, trabajadores y voluntarios de la iniciativa. “Es lo que necesitamos en este momento: ser uno solo. Para que, entre otros, podamos pasar este mal momento”.
También el Papa Francisco hizo llegar a los organizadores una carta de apoyo, que envió escrita a mano a través del sacerdote Rafael Velasco, que también participa de la campaña. “Estoy contento con lo que han organizado. Iniciativas como éstas son las que se necesitan en todas partes”, le escribió Francisco al provincial de la Compañía de Jesús.
Las donaciones empiezan en $ 1.000, que es el valor de una caja. Para hacerlo o para conocer más de la iniciativa ingresar a seamosuno.com.ar
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