“Los eventos que me habían contratado se postergaron todos y algunos se cancelaron. Me quedé sin ingresos, me gasté mis pocos ahorros y tengo que pedirle ayuda a mis padres y amigos para sobrevivir". La maquilladora Paula Petrini (41) relata en pocas frases toda la angustia que vive desde que se declaró la cuarentena por el COVID-19. Vive en Villa Urquiza con su hija de 18 años y la pandemia la condenó a no poder trabajar.
Para rebuscárselas, Paula empezó a dar cursos online. Ofrece varias alternativas accesibles que la ayudan ayudando a mantenerse activa. “El arte siempre fue para mi un cable a tierra. Empecé haciendo un curso de maquillaje y después seguí yendo a talleres específicos relacionados con HD. Tuve la oportunidad de trabajar en televisión en Artear y ahí fue donde empecé esta carrera hermosa que disfruto cada día más”, agrega.
Juliana González Chaves (29) vive en Martinez con su marido y su hijo y el parate por la pandemia la hizo entrar en gran desesperación. “Obviamente los maquillajes que tenía programados se cayeron y tampoco se re programaron con posibles fechas. Mi rubro -se dice- será uno de los últimos en activar, así que no sé cuando voy a poder retomar el trabajo”.
“Por más que yo no vivía del makeup -ya que el ingreso mayor es el de mi marido-, mi trabajo era una ayuda a la casa. Ese extra era súper necesario para llegar a fin de mes tranquilos. Además, mi marido trabaja en una cadena de restaurantes que tienen todos los locales cerrados. Hoy están haciendo delivery y les está yendo muy mal. El panorama es cero alentador. Nos mató en lo económico y el lo anímico. Nos da miedo el futuro laboral y estamos viendo cómo pagar todas las cuentas a fin de mes”, se angustia.
Ella y su familia hoy están viviendo de sus ahorros ya que a su marido no le pagaron la totalidad del sueldo. ¿Cómo imagina la salida de esta cuarentena? “Tengo pensando bajar el precio del maquillaje cuando la industria se reactive y trabajar más. Además, voy a buscar otros trabajos en otros rubros, porque la reactivación va a ser muy difícil”.
A Stefanía Hamue (28), que pasa la cuarentena con su novio en Palermo, el parate laboral por el COVID-19 la afecto muchísimo: “Al rubro lo liquidó por completo. Yo, aparte de maquillar, soy cosmiatra así que nos golpeó igual. Si no se trabaja no se gana plata, resume. Hamue hoy se mantiene con lo que generó los meses anteriores, pero el dinero no alcanza.
Stefania hizo su primer curso de maquillaje hace años, al mismo tiempo que arrancó la facultad de Bellas Artes en Rosario. Una cosa llevo a otra y no paró de trabajar nunca. Inquieta, se formó para maquillaje teatral, luego moda y producciones de revistas. También trabajó en el canal America y en la productora Jotax.
“Cuando se vuelva a reactivar todo sé que nuestro rubro va a ser uno de los últimos, así que no sé bien cómo nos vamos a recuperar o cuánto nos va a costar salir. Siento mucha incertidumbre”, dice angustiada.
Nati Pelizzari (44) está a cargo de cargo de Bendito Make Up Studio. Decidió ser maquiladora a los 20 años y desde entonces nunca paró. “La pandemia es un caso único y particular que nadie esperaba. Con mi socia Ale Garagnani tenemos nuestro estudio de maquillaje desde hace 7 años y nuestro fuerte son los sociales, las novias, los eventos, por lo tanto la temporada alta de trabajo arranca en Marzo. Este año, cuando empezábamos con nuestra agenda laboral anual, apareció el coronavirus que nos puso un freno total”, dice preocupada.
La maquilladora confiesa que está pensando mucho sobre cómo salir adelante. “Nuestro espacio tiene gastos fijos y se hace difícil cumplir con ellos sin tener ingresos. Tenemos que reinventarnos, generar y no desesperarnos aunque nuestro futuro laboral sea mas que incierto. Estamos armando cursos online, pero se nos hace muy difícil. Nuestro trabajo requiere de mucha cercanía con las personas... En fin, lo importante es poder subsistir, al menos, hasta el último trimestre del año que es la fecha estimada de reactivación de eventos”.
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