A casi un mes del decreto del cierre de fronteras global por el coronavirus, todavía quedan argentinos varados en el mundo. Si bien un grupo pudo volver, aún restan al menos 460 personas en Cuba que no encuentran la manera de regresar a casa.
Estar en el extranjero -afrontando gastos no contemplados, sumado a la angustia de no tener fecha de retorno- no es fácil. Menos en un país como Cuba donde los insumos básicos como el agua, los medicamentos y la red de wifi escasean o no se consiguen.
Si bien el Gobierno argentino habilitó un vuelo para el 23 de abril desde La Habana, por Copa, no hay capacidad para todos los turistas. El criterio de selección fue precisado por las autoridades: “Sabemos, por la información que nos han pasado y por el contacto con los médicos argentinos y cubanos que los atienden, que hay gente que recibe medicación y que tiene patologías de riesgo. Ellos serán la prioridad absoluta”, comunicaron desde el consulado argentino en Cuba. Pero la desesperación crece.
Hace semanas se dictó la cuarentena obligatoria para los extranjeros, complicando aún más el contexto para los varados. “Los cubanos se han puesto muy hostiles con los extranjeros. Muchos alojamientos tuvieron que cerrar sus puertas porque nos insultan acusándonos de que los vamos a enfermar", relata Marina Lacalle (39) desde La Habana.
Organizados a través de un grupo de Whatsapp hicieron un video para dar a conocer lo que viven a diario y pedir ayuda.
Marcelo Cardetti y su esposa Mónica Menzio, son dos médicos en San Luis, él pediatra y ella neonatóloga. Ambos viajaron para dar una capacitación a los profesionales cubanos. Están alojados junto a otros 8 argentinos en el Hotel Meliá, uno de los pocos que siguen abiertos y que dispone de wifi en la isla, aunque la señal es débil. "Tenemos prioridad para volver porque podemos sumar recursos. El gobierno quiere llevar médicos cubanos al país para colaborar, pero creo que primero debería repatriar a los profesionales argentinos”.
Junto a los otros huéspedes aún cuentan con recursos para poder pagar su alojamiento, ya que se acepta el cobro con tarjeta de crédito. “Si no disponés de efectivo o tarjeta de crédito -Visa o Master- no hay manera de comprar nada en Cuba, lo cual limitó muchísimo la subsistencia de los argentinos varados”, admite Marina Lacalle desde el Hotel Neptuno Tritón.
Pero el panorama es más complejo para aquellos que precisan una medicación específica -para afecciones como epilepsia, colesterol, diabetes, hipertensión- que no están disponibles en la isla. Desde el Hotel Tulipán -donde hay por lo menos 300 argentinos- pudieron armar una lista y se la enviaron a la Embajada. "El segundo vuelo humanitario trajo algunos remedios o similares que acá no se consiguen, pero eso es una solución temporal”, agrega Lacalle.
No es lo único que hace falta. También reclaman agua potable, difícil de disponer. “Hace mucho, calor casi 40 grados, solo nos dan botellitas en las comidas. Tuvimos que reclamar. El personal de la Embajada jamás se acercó en persona para ver cómo estábamos”, admite Lacalle. Tampoco hay elementos para prevención como alcohol en gel, ni productos de higiene femenina.
La desesperación no es la sienten solo los que están varados en Cuba, sino también sus familiares en la Argentina: cuando intentaron ayudar fueron víctimas del cuento del tío. “Juegan con la necesidad. Llamaron a mis padres haciéndose pasar por el ministerio de Transporte, le pidieron 100.00 pesos para traernos a casa”, alerta Marysol Racca.
La Habana es un destino popular con mucho turismo de todo el mundo que latinos lo eligen para su vacaciones. Pero hoy la posta es inusual: la isla está vacía.
“Vimos como poco a poco italianos, españoles, rusos canadienses, polacos, peruanos fueron repatriados. Incluso nos comunicamos con el consulado chilenos para poder retornar a través del país vecino, y nos dijeron que todos sus residentes fueron devueltos a sus casa... Parece que solo los argentinos seguimos acá”, coinciden todos.
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