Este fin de semana, las imágenes donde un grupo de empleados vestidos con trajes blancos de prevención y barbijos cavan varias filas de fosas en el cementerio San Vicente, de la ciudad de Córdoba, llamaron la atención y generaron cierta preocupación en toda la población de esa provincia, donde hay hasta el momento 206 casos confirmados y 5 muertes por la pandemia de coronavirus.
Las imágenes fueron difundidas en la cuenta oficial del Sindicato Unido de Obreros y Empleados Municipales (Suoem), que dependen del intendente Martín Llaryora y preparan los cementerios ante un potencial aumento de fallecidos por coronavirus.
La decisión de las autoridades responde a la labor que se realiza en las últimas semanas desde el COE (Centro de Operaciones de Emergencias) para el armado de un protocolo para el tratamiento de los cadáveres de personas infectadas con COVID-19.
“Esperemos que no pase, pero si llegara a pasar lo peor, tenemos que estar preparados para responder con la mayor dignidad y el mayor respeto posible por los cadáveres”, explicó esta mañana en ese sentido David Moisés Dib, jefe del Instituto de Medicina Forense de Córdoba.
“De acuerdo al criterio con el que se está trabajando, la primera medida sería que los cuerpos sean cremados y la segunda que sean inhumados en tierra. Lo que no está permitido es que sean puestos en nichos o en panteones. Esto está absolutamente prohibido”, indicó el especialista en diálogo con Radio Continental Córdoba. “También están desaconsejados los velorios y prohibidos ahora en el ámbito de la Capital. Es lo que corresponde en tanto y en cuanto lo que se intenta evitar es que se junten las personas”.
El perito forense señaló que, de acuerdo a estándares y recomendaciones internacionales, la mejor alternativa para el tratamiento de los muertos por COVID-19 es la cremación. “Lo que pasa es que la cantidad de personas que pueden ser cremadas en Córdoba no es muy alta, no hay muchos crematorios. Entonces aparece la segunda opción que también es recomendada por muchas instituciones, inclusive por el Comité Internacional de Cruz Roja, que prefiere la inhumación en tierra a la cremación. Ambas son valiosas y se pueden desarrollar sin inconvenientes”, manifestó.
“También hay un entrenamiento especial a un grupo importante de auxiliares que van a ser los que van a proceder cuando aparezcan estos fallecimientos, tanto en las clínicas y sanatorios como en los domicilios particulares”, puntualizó Dib. “La idea es que estos cadáveres sean embolsados inmediatamente en una bolsa de determinadas características de seguridad y rociados con desinfectante a los efectos de que una vez embolsados no tengan mayores probabilidades de transmitir la enfermedad. Sobre todo esto se ha venido trabajando y sobre los lugares donde van a estar estos cuerpos si es que la capacidad de inhumación o cremación diaria llegara a ser superada”.
En ese contexto, según explicó el experto, “la idea de que haya fosas preparadas tiene que ver con dar una respuesta rápida, humanitaria y respetando las culturas y creencias de las personas”. Ese, remarcó Dib, es uno de los puntos que se trataron en una reunión que mantuvo el COE con representantes de distintas religiones “a los efectos de respetar al máximo la situación de cada una de las personas”.
El jefe de Medicina Forense destacó además que el protocolo que está adoptando la provincia y que ha despertado todo tipo de reacciones en la población cordobesa está basado en los adoptados en España, “que son similares a nuestra cultura”, y también a las recomendaciones de la Cruz Roja en relación a la cuestión humanitaria del asunto.
“Inclusive la posibilidad de que aquellas personas que no estén identificadas no sean cremadas para posteriormente proceder a todo lo que corresponda para que esos cuerpos puedan ser devueltos a sus familias”, indicó. “Y previo al fallecimiento también tomar huellas dactilares, sacar fotografías, etcétera, a los efectos de que transcurrida la pandemia todos los cuerpos puedan ser reintegrados de manera más o menos normal e inhumados de acuerdo a sus culturas y sus creencias”.
Por último, Dib señaló que no hay ningún tipo de "traba judicial" para el protocolo ya que "la gran mayoría de pacientes que fallecen por esta pandemia tienen una muerte clínica y posteriormente son certificados y deben ser inhumados".
En cambio, las personas que fallecen por una “causa violenta” o “vinculadas a un hecho de connotación judicial” serán admitidos normalmente en el Instituto de Medicina Forense y, si fueran un caso sospechoso o confirmado de coronavirus, “el procedimiento de la autopsia va a variar porque lo que se prioriza en estos casos es la no transmisión de la patología”.
“Vamos a tratar de hacer la mayor tarea posible para que los magistrados tengan los resultados que corresponden en los distintos casos teniendo en cuenta esta posibilidad cierta de contagio que puede haber en el transcurso de una autopsia”, señaló el experto.
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