Paola Mendieta (38) es topógrafa y trabaja en la mina Cerro Vanguardia de Puerto San Julián, provincia de Santa Cruz. Al convertirse en el primer caso positivo de esa ciudad santacrueña no solo desató el pánico entre sus pobladores sino que también generó una cataratas de mensajes falsos en los grupos de WhatsApp y escraches en las redes sociales.
Ella jura que no sabe cómo se contagió, pero entre las fake news que circularon se decía que había tenido una relación íntima con un minero que había vuelto de Tailandia a principios de marzo. Otra de las versiones indican que había viajado a la Expo Minera en Canadá, donde habría contraído el virus. También que en su día franco había pasado la noche en una estancia junto a un amante que estaba infectado. Incluso, todo el pueblo se enteró antes que ella que tenía COVID-19 porque una persona que trabaja en el hospital Miguel Lomardich se encargó de viralizarlo.
“Chicos tengan cuidado que la Paola Mendieta es la que tiene coronavirus. Se activó el protocolo en el hospital, están todos reunidos y no sé qué mierda va a pasar. Estamos recontra re complicados así que no salga nadie de su casa. Estamos hasta las pelotas más de uno con la mierda de la mina ésta. Estamos hasta las bolas”, decía el audio que le llegó a Paola a su teléfono a través de una amiga, el 24 de marzo por la mañana.
Ese mismo día, pero a las 21.30 horas, le llegó la confirmación oficial cuando una enfermera se comunicó con ella para leerle el parte médico. “Estaba sola en mis casa con mis dos hijos, uno de 11 años y otra de 3, y no quería que me vieran llorar. Mi mayor miedo era que pudiera contagiarlos no solo a ellos sino también a todas las personas que habían estado conmigo los últimos días”, contó la mujer a Infobae.
Cuando la noticia se hizo vox populi se armó un revuelo tremendo en el barrio y su familia fue duramente atacada. “Los compañeros de mi hijo empezaron preguntarle en su muro de Facebook si era cierto que su mamá era la infectada y otros desconocidos le escribieron que yo me iba a morir. Fue horrible. Esas personas escribieron con maldad y no tienen idea del daño que nos generaron. Lo peor fue cuando mi hijo me preguntó si era cierto que me iba a morir”, relató con tristeza.
A Paola, el virus la afectó de manera leve y ni siquiera fue internada. Empezó con los síntomas el 17 de marzo y un día después le hicieron el hisopado para que sea analizado en el Instituto Malbrán. “Tenía escalofríos y no podía recuperar el calor corporal. Llegué hasta los 39º de fiebre con mucho dolor de garganta. Pero una vez que comencé a tomar los antibióticos a los dos días ya me empecé a sentir mejor. Imaginate que al estar sola en la casa y con dos menores a cargo no me quedaba otra que juntar fuerzas y mentalizarme de que lo iba superar”, remarcó.
Para la mujer, fue fundamental que se encontrara “bien de ánimo” cuando se enteró de la enfermedad. “Si esa noticia me hubiese llegado cuando estaba con los síntomas me hubiera afectado mucho mejor. Gracias al amor y al cuidado que me brindaron mis amigos y mi familia pude salir adelante. Todos tenemos que entender que es algo que nos puede pasar a todos. Fue muy duro que hablaran así de mí, y más teniendo el virus. Espero que la gente aprenda a no hacer más cosas porque tuve mucho miedo de tener una recaída y que me separen de mis hijos", recordó.
Hasta el momento ninguno de los dos presentaron síntomas de coronavirus y la neumóloga que la atendió le explicó que podían estar infectados pero ser asintomáticos por lo que debían permanecer aislados junto a ella.
Tampoco sus padres, que fueron los que le hacían los mandados, ni ninguna de sus amistades y familiares. “Por suerte, mi papá de 74 años y mi mamá de 67 están sanos a pesar de ser grupos de riesgo. Y hacía rato que no me veía con mi hermano ni con mi sobrina que son diabéticos”, resaltó.
Paola contó que todos los días se contactaba con sus seres queridos para preguntarles cómo sentían. Sentía culpa lo que pudiera llegar a pasarles: “Nunca me hubiese perdonado si llegaba a contagiarlos”, dijo Paola, quien hasta el momento, es el único caso positivo en Puerto San Julián. “Esperemos que sea el último. Si siempre tuve ganas de vivir, ahora tengo el doble de ganas”, aseveró.
Más allá de los escraches y de los actos de discriminación, Paola prefiere quedarse con el lado positivo que generó su exposición mediática a raíz de una entrevista que le brindó a una radio. Allí hizo un relato pormenorizado del calvario que estaba padeciendo y hasta les envió un sentido mensaje a los que circularon mensajes falsos y fotos de ella y su familia.
“A los que hablaron les digo que los disculpo y que ojalá Dios los perdone, ellos me dieron mucha más fuerza para ganarle al virus. Más guerrera que nunca, más fuerte y más de pie. Ojalá que no sigan lastimando a más gente. En San Julián, me trataron como si fuera un bicho raro”, resaltó.
Esas palabras hicieron que los vecinos se sensibilizaran y se autoconvocaran para hacer aplausos y bocinazos en la puerta de su casa, el 25 de marzo a la 20 horas. “Fue un gesto muy lindo. Se solidarizaron conmigo y me mostraron su apoyo”, contó.
En su lugar de trabajo también le brindaron contención desde el comienzo. “Tanto mis jefes, como mis compañeros y el gremio se contactaron conmigo para ponerse a disposición. Me preguntaron con quien había estado compartiendo mis días en el trabajo, con quien había almorzado y con quien había subido en el colectivo hacia la mina, para activar el protocolo de seguridad y cuidar al resto. Me contuvieron en todo momento. Fueron muy humanos conmigo”, señaló Paola, quien se desempeña en el área de topografía de Cerro Vanguardia desde hace 8 años.
Luego de permanecer 21 días aislada y al enterarse el 8 de abril de que el segundo hisopado también le había dado negativo, fue como un volver a nacer. Sin embargo, recién recibirá el alta el 15 abril. “Tengo ganas de empezar a vivir como antes de que pasara todo esto. La única vacuna contra esta enfermedad la tenemos nosotros, que es quedarnos en casa y cumplir con la cuarentena”, fue el mensaje esperanzador de la primera mujer que venció al coronavirus en su pueblo natal.
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