La duración estimada de cada llamada es de dos minutos. En esa fracción de tiempo, y luego de hacer determinadas preguntas, un radioperador de la central operativa del Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME) puede determinar si la persona que está del otro lado del teléfono es un caso sospechoso de coronavirus.
“Si tiene más de 38 grados de fiebre, tos, dolor de garganta o dificultad para respirar y, además, estuvo de viaje por las zonas de riesgo o estuvo en contacto con alguna persona que ya fue diagnosticada con COVID-19, le tomamos los datos y derivamos el llamado con un médico epidemiólogo”, explica a Infobae Maricel Amat (36), agente de la central operativa desde hace siete años.
Desde principios de marzo, cuando la OMS declaró al coronavirus como pandemia, los más de 260 radioperadores que trabajan (las 24 horas y los 365 días del año) en la línea 107 cumplen un rol clave para impedir la propagación del coronavirus.
¿Su función? Brindar información y respuestas para evitar que las personas salgan de sus casas y concurran a una guardia, un hospital o un sanatorio. Su asesoramiento funciona como una especie de filtro para minimizar la propagación del virus e impedir que el sistema de salud colapse.
Frente a una pantalla gigante, donde se proyectan canales de televisión e información de último momento, atienden un promedio de 4000 llamados por día. “Es uno atrás de otro. Cortás y entra otro. Cortás y entra otro. No para. Hace más de un mes que no para", apunta Maricel Amat. No se queja. Sabe que se trata de una situación extraordinaria y se esfuerza por atender a cada persona con paciencia y dedicación.
-¿En qué estado se comunican las personas con el 107?
-La gente llama muy angustiada. Las primeras semanas todos nos pedían el hisopado y querían que se lo fueran a hacer a la casa. También están los que se enojan: no entienden que tener solamente fiebre no es equivale a ser un caso sospechoso sino que se necesitan otros síntomas que acompañen ese cuadro, como por ejemplo dificultad para respirar. En principio esos son los síntomas que más nos importan porque pueden confundirse una simple gripe.
-¿Cuáles son las principales dudas que tienen los que llaman?
-Esta semana muchas personas se comunicaron para preguntar por los barbijos: si tenían que ir a comprarlos y si era obligatorio usarlos. Otros, directamente, llaman para saber qué recaudos deben tomar porque tienen que salir a trabajar, y no quieren poner en riesgo a su familia.
-En promedio, ¿cuánto tiempo dura un llamado?
-Intentamos que no superen los dos minutos pero, a veces, es imposible porque hay que contener a las personas. Si te llama una abuelita de 80 años y te hace un millón de preguntas: ¿cómo le cortás el teléfono? No podés. Igual, si notamos que están muy angustiados, les ofrecemos una línea de contención donde van a poder conversar con un equipo especializado para eso.
-Y ustedes, ¿reciben contención?
-Sí, hay un grupo de psicólogos que nos acompaña. Cuando te llaman llorando porque tienen un familiar o un caso cercano con coronavirus se genera una especie de efecto dominó en el que te angustiás vos y le pasás la angustia a tu compañero de al lado.
-Si la persona reúne las condiciones para ser categorizada como un caso “sospechoso”, ¿qué hacen?
-Primero tomamos sus datos: nombre, edad, sexo y domicilio. Después, derivamos el llamado al equipo de médicos epidemiólogos que están en el piso de arriba y, si ellos lo consideran, se activa de inmediato un protocolo de traslado seguro.
-¿En qué consiste ese protocolo?
-Se manda una ambulancia (N. de la R.: en el estacionamiento del SAME hay 25 ambulancias totalmente equipadas y, en los próximos días se espera que lleguen 6 más) hasta el domicilio de la persona para que se le realice un hisopado, si corresponde. De acuerdo con la gravedad del caso, el paciente puede ser trasladado a un hospital o a un hotel de la ciudad para que cumpla con la cuarentena.
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