Los chicos demandan actividades y atención todo el día. Es propio de su condición. Y el aislamiento obligatorio aumentó sus pedidos que por por esa restricción ya no se pueden responder con el afuera. Y en los hogares de niños eso se potenció en una convivencia con un promedio de 20 niños, niñas y adolescente por lugar. Quedó suspendida la plaza, la escuela, los amigos, la familia con la que está en proceso de revinculación. Así, la coyuntura requiere imaginación en una convivencia con problemas económicos.
“Los chicos se quedan en casa como cualquier otro pero la cuarentena en un hogar es diferente. Ponemos mucha garra a todo lo recreativo y seguimos trabajando en la restitución de los chicos pero con las potenciales que tenemos en el hogar porque ya no contamos con los recursos del afuera”, le cuenta a Infobae Priscila Garritano Domizi, directora del hogar María del Rosario de San Nicolás, de la ciudad de Buenos Aires, en el que viven niños, niñas y adolescentes de 6 a 20 años.
Pero los encargados de los hogares también piensan en cómo atravesar la cuarentena desde lo económico: los gastos aumentaron y los recursos no alcanzan. El gobierno de la ciudad de Buenos Aires otorgó una partida presupuestaria especial que todavía no se cobró y que estableció que será por única vez. Por esa situación, quiénes trabajan con los hogares realizan una colecta para recaudar fondos para elementos esenciales.
En la ciudad de Buenos Aires hay cerca de 700 niños, niñas y adolescentes que viven en 35 hogares. Están allí por decisión judicial ante la violación de alguno de sus derechos. Hay casos de violencia física, abandono o familias que no pueden hacerse cargo. Son de recién nacidos a 20 años y van a la escuela, hacen actividades y terapia y se trabaja en la revinculación con sus familias.
De hogares de puertas abiertas, la emergencia sanitaria por el coronavirus los transformó en cerradas. Todo se hace en el interior. Desde las actividades hasta los vínculos con otras personas, como los terapeutas, los docentes y las familias, que ahora son a través de videollamadas. La decisión fue tomar medidas para evitar que el virus llegue a los hogares. “Los chicos por momentos se aburren, después se entusiasman. Hay que inventar todo el tiempo. Se estudia mucho porque las escuelas mandan tareas”, dice Norberto Kohen, secretario institucional de la asociación civil “La Casona de los Barriletes” que tiene dos hogares en la ciudad de Buenos Aires e integrante de “Hogares en red”, una entidad civil que nuclea a 22 asociaciones civiles y fundaciones que tienen a su cargo los hogares. Kohen cuenta que no tienen casos de coronavirus y que hubo con dos falsas alarmas.
“Jueves especiales” con comidas típicas de distintos países, concurso de fotografía, recetas de cocinas, talleres literarios para los más grandes. Esas son algunas de las actividades que se hacen en el hogar María del Rosario. “Ponemos mucha garra a todo lo recreativo y nos organizamos para que todos los días no sean iguales. Tenemos un pizarrón donde ponemos lo que vamos a hacer en el día y los chicos participan del diseño de las actividades. Es todo un desafío porque tenemos chicos de una franja etaria muy amplia que va desde los 7 a los 20 años”, cuenta Garritano.
“Uno de los desafíos más grandes es poder hacerles entender qué es lo que pasa. Que no es un complot del hogar para no dejarlos salir, sino que esto le está pasando a una persona de Noruega de 70 años y a un chico de 10 en Filipinas. Con eso, por ejemplo, es una oportunidad de hablar del mundo y empezamos a hacer comida típica de un país los jueves”, explica la directora del hogar y dice que una parte importante del tiempo es para ayudar a los chicos con las tareas que le mandan de los colegios.
Si bien los chicos están insttucioanlizados tienen una vida en el afuera. Van a la escuela, hacen actividades, salen con amigos los más grandes, van a la plaza y hacen terapia tratar la situación de vida que los llevó al hogar. Pero todo eso se cortó.
“De golpe se cerró el mundo y para nosotros el afuera es riquísimo porque los chicos en algún momento van a salir del hogar y su realidad va a ser el afuera y trabajamos mucho en la revinculación con el afuera”, relata Garritano. Los vínculos con otras personas se mantienen a través de celulares o videollamadas. “Algunos chicos y chicas que antes no querían ir a terapia dicen que los extrañan”, cuenta la directora.
En la ciudad de Buenos Aires existe la figura del referente afectivo. Es una persona, que después de pasar por un curso, puede apadrinar a un niño, niña o adolescente que vive en hogares y actuar como un sostén, compartir momento y hasta pasar fines de semanas juntos. Unos 30 chicos con referentes afectivos fueron autorizados a pasar la cuarentena en sus casas.
“Es mucho trabajo y a veces se vuelve angustiante. En algún momento los chicos se cansan y están como en piloto automático y piensan que son vacaciones. También aparecen los problemas de convivencia que se potencian porque son muchos. Pero la vienen llevando muy bien. Tenemos un equipo de psicólogos y psiquiatras que los acompañan. Los chicos no son familiares, tienen historias distintas, de dolor. Pero trabajamos para hacerlos sentir como en una casa, que se sientan cuidados y amigos”, dice Garritano.
María García Morabito es la coordinadora de la Comisión de Seguimiento del Tratamiento Institucional de niños, niñas y adolescentes de la Defensoría General de la Nación, un organismo de control de los hogares. “Las actividades en este contexto particular se hacen adentro del hogar y cada uno articula con los voluntarios las actividades. Depende mucho de la situación de cada hogar y de los recursos con los que cuente. También de las edades de los chicos. Hasta el momento no tuvimos alertas o reportes de situaciones conflictivas”, resume la situación actual García Morabito a Infobae.
Reclamos económicos
Donde la situación es crítica es en la parte económica. La emergencia sanitaria también es financiera y los hogares reclaman más recursos para afrontar este momento. Los hogares están a cargo de organizaciones civiles y fundaciones que hacen convenios con el gobierno de la ciudad y reciben un subsidio para afrontar los gastos y los sueldos del hogar.
“Pedíamos un fondo especial de emergencia por el personal y para elementos de higiene y limpieza”, explica Kohen y detalla la situación. Muchos empleados dejaron de ir a trabajar porque son grupo de riesgo y a otros se les paga un auto para evitar que tomen transporte público -algunos vienen de lejos- y así evitar que la exposición al virus. “Los hogares se pusieron herméticos, salvo el personal propio no entra nadie. Los proveedores dejan las cosas en la puerta, la comunicación es virtual con los organismos de control, todo lo que se pueda hacer por internet o por teléfono se hace”, describe.
“Otro tema que es que aumentamos la limpieza porque los chicos están todo el día y porque así se debe hacer por las medidas de higiene. También pedimos que se refuerce la comida. Mandan cinco litros de lavandina de manera irregular pero se usa en un solo día. Y enviaron más comida pero a veces con problemas de calidad”, cuenta Kohen.
La semana pasada el gobierno aprobó una partida especial de entre 45 y 95 mil pesos para cada hogar -dependiendo de la cantidad de chicos- para afrontar la emergencia. “El pago todavía no se hizo y pretenden que sea por única vez. Nosotros pedimos que se repita cada 15 días mientras dure la cuarentena”, explica Kohen. A eso se suma que recién el lunes se pagó el subsidio mensual de marzo que los hogares cobran. "Ha mejorado el dialogo con las autoridades, pero aún no se termina de comprender y apoyar el nivel de responsabilidad que tenemos las organizaciones”, plantea Kohen.
El reclamo por los fondos tuvo una causa judicial. Los defensores públicos Carolina Paladini y Atilio Álvarez pidieron una partida especial para los hogares ante la emergencia. Una jueza civil hizo lugar al planteo y ordenó que “se arbitren todas las acciones necesarias para garantizar la continuidad de la asistencia integral de niños, niñas y adolescentes” alojados en hogares convivenciales y terapéuticos.
- ¿Y con qué recursos afrontan el día a día? – le preguntó Infobae a Kohen.
- Cada hogar ve cómo lo resuelve. Algunos sacaron prestamos, en otros los directores pagan cosas de su bolsillo. Sabemos que es una situación que desbordó a todo el mundo pero nosotros tenemos la presión de trabajar con chicos y eso nos genera más preocupación.
Por el apremio económico, la Comisión de Seguimiento del Tratamiento Institucional lanzó una campaña para juntar dinero para los hogares pueden comprar insumos de primera necesidad y que se repartirán a través de la Red de Hogares. Ya llevan reunidos 150 mil pesos. Para hacer una donación se pueden pedir los datos bancarios al correo ayudar@mensajerosdelapaz.org.ar .