Desde el comienzo de la semana, cinco provincias y algunas ciudades aisladas del país anunciaron que en transcurso de los próximos días se comenzaría a implementar el uso obligatorio de barbijos en la vía pública, con el fin de tratar de frenar la circulación de contagios del coronavirus en el país.
Ante una postura aún ambigua de la Organización Mundial de la Salud al respecto y las dudas sobre la necesidad o no de un cobertor de bocas y narices en la vía pública, la sociedad argentina quedó en una disyuntiva: el escenario ideal sería que todos los habitantes puedan utilizar un barbijo en su interacción con otros. Sin embargo, no hay barbijos de fábrica suficientes como para atender la necesidad de toda la población.
Es así que empezó a surgir cada vez con mayor fuerza la improvisación y la creatividad para confeccionar protectores de las vías respiratorias de manera casera.
La alternativa tomó aún mayor forma el martes por la tarde, cuando el Gobierno nacional avaló la postura adoptada por las autoridades de algunas de las provincias y aconsejó, con un mensaje en las redes sociales, la utilización de “tapa bocas” de fabricación casera a la hora de salir a la calle.
“Si tenés que salir de tu casa, te recomendamos usar barbijos caseros, así priorizamos los reglamentarios para el personal de la salud”, fue el mensaje gubernamental difundido en la cuenta oficial de Twitter.
Durante la noche del lunes, la OMS publicó un nuevo informe sobre medidas de higiene y cuidados necesarios para intentar evitar el contagio de Covid-19.
En ese documento, el organismo internacional de la salud remarcó con énfasis que los barbijos quirúrgicos e industriales deberían ser utilizados de manera exclusiva por personal de salud y por los contagiados que ya presentaron síntomas.
“El uso de las máscaras hechas de otro material, como las de algodón, todavía no ha sido evaluada del todo. Por el momento no existe evidencia que permita recomendar el uso o la prohibición de estos artículos”, rezó el informe.
Sin embargo, el informe sí hizo mención a un estudio referido a la utilización de barbijos de algodón entre la comunidad médica: “Un estudio que evaluó el uso de máscaras en los centros de atención sanitaria reveló que aquellos trabajadores de la salud que utilizan barbijos de algodón registran un mayor riesgo de contagio respecto a los que utilizan los barbijos tradicionales. Por lo tanto, el uso de máscaras de algodón no es recomendable para los trabajadores sanitarios”.
Además, la OMS dio un par de consejos a la sociedad para la utilización de cualquier tipo de máscara, sea casera o no:
- Una vez puesta la máscara, tratar de cubrir todos los huecos para que no haya espacios entre el barbijo y la cara.
- Tratar de evitar tocar la parte interna de la máscara al colocarla. Repetir el mismo procedimiento al retirarla.
- Una vez utilizada la máscara, no tocarse el rostro y lavarse las manos con jabón o con un desinfectante a base de alcohol.
- Cambiar la máscara a medida que éstas se pongan húmedas y utilizar otras secas.
- No reutilizar la misma máscara.
- Arrojar a la basura las máscaras descartables inmediatamente después de su utilización.
Mientras el presidente Alberto Fernández advirtió que a partir del lunes 13 de abril se comenzaría a atenuar la cuarentena de algunos sectores de la producción nacional, cinco provincias ya anunciaron la obligatoriedad del uso de barbijos: La Rioja, Jujuy, Catamarca, Misiones y Santiago del Estero.
En tanto, previo al tuit del Gobierno nacional, desde la Ciudad de Buenos Aires ya se alentó desde hace días la medida de apelar a cualquier tipo de “tapa bocas”. No se apeló a un comunicado oficial, aunque sus titulares mantuvieron las posturas firmes en sus apariciones públicas.
Fernán Quirós, el ministro de Salud porteño, avaló esa medida en una entrevista concedida al periodista Reynaldo Sietecase en Radio con Vos: “En la medida de que la circulación comunitaria en la Ciudad de Buenos Aires empiece a aumentar y la posibilidad de que alguien que ande libre en la calle esté asintomático, nosotros propiciamos la recomendación del uso del ‘tapa bocas’. Algo que proteja a la boca de tal manera que las gotitas no salgan, pero que no necesariamente se usen los barbijos quirúrgicos, porque no tenemos que competir con tapar la boca de los enfermos más graves que están en el hospital y los potenciales asintomáticos”, afirmó el funcionario.
“La recomendación es desarrollar tapabocas comunitarios, de desarrollo caseros, que son muy eficaces, sobre todo los que están bien hechos. En internet está lleno de ejemplos de cómo hacer un ‘tapa bocas’ con cosas muy sencillas y lo que hace es disminuir la transmisión del virus en la comunidad, sobre todo para aquellas personas que no saben que lo tienen”, agregó.
En la mañana del martes, muchísimas personas ya apelaron a la creatividad para cubrir sus vías respiratorias en la calle. Desde pañuelos, pasamontañas, bufandas hasta placas de acrílico transparentes que cubren todo el rostro se vieron en diferentes rincones de la Ciudad de Buenos Aires.
Asimismo, en diferentes plataformas ya surgieron videos y tutoriales sobre cómo fabricar un protector con una prenda de ropa de algodón y un papel de rollo de cocina u otro material absorbente.
De hecho, hasta profesionales de la salud apostaron a esa medida. Durante la maratón televisiva solidaria “Unidos por la Argentina”, el doctor Daniel López Rosetti realizó en vivo una recomendación de cómo fabricar un barbijo casero. Lo mismo hizo el neurólogo Conrado Estol, quien publicó en su cuenta de instagram un tutorial de fabricación de máscaras de papel y algodón.
Hasta el momento, el mensaje de los infectólogos y los virólogos al respecto es claro y unánime. En primer lugar, los especialistas le ruegan a la población que cedan los barbijos N95 quirúrgicos y de fabricación industrial para el personal médico y para los pacientes sintomáticos.
En segundo, se aclara con vehemencia que la utilización de las máscaras caseras tiene que estar acompañada por el cumplimiento de las otras medidas de prevención ya conocidas para evitar el contagio de coronavirus: toser o estornudar junto al codo, mantener un distanciamiento social de dos metros respecto a otras personas y evitar tocarse la cara y las máscaras una vez que se está en la vía pública y lavarse bien las manos después de su utilización.
El director de la Fundación Huésped, infectólogo y uno de los asesores expertos del gobierno nacional, Pedro Cahn, advirtió el lunes sobre los peligros de que la gente se relaje al utilizar los barbijos caseros: “El gran problema con el uso de estos barbijos es que la gente se confía y empieza a relajarse con lo importante, que es mantener el distanciamiento social y lavarse las manos (...) Entonces hay una sensación mágica, las personas sienten que están como vacunadas y no es así”, afirmó el especialista en declaraciones publicadas por la agencia Télam.
Se espera que con la reactivación paulatina de la industria, varias fábricas textiles de todo el país puedan comenzar con la fabricación de barbijos clásicos en serie con el fin de que ya nadie tenga que apelar a experimentos caseros para cubrirse las vías respiratorias.
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