Hace más de un mes que Carla Vizzotti encabeza el reporte diario matutino de los efectos del coronavirus en la Argentina. En su rol de secretaria de Acceso a la Salud, despliega un escenario actualizado con precisiones estadísticas en relación a infectados, fallecidos y recuperados, y nuevos enfoques relativos a temas de prevención y cuidado. A 38 días de la confirmación del primer paciente contagiado con Covid-19 en Argentina y en la tercera semana de aislamiento social, preventivo y obligatorio, la funcionaria expuso su visión sobre el levantamiento de la cuarentena, la polémica por la cantidad de testeos que se hacen en el país y el uso o no de los barbijos caseros.
“No podemos cantar victoria”, dijo. Valoró que en el país se hayan implementado medidas como la suspensión de clases y de actividades sociales no esenciales muy precozmente y que el aislamiento se haya decretado con un número bajo de casos. Aseveró que las medidas fueron oportunas y se mostró optimista con la trayectoria de la curva. Parafraseó al ministro de Salud, Ginés González García, al decir “estamos menos mal que otros”, y al presidente Alberto Fernández al proyectar que “esto es a largo plazo”. Por eso, insistió con el concepto de “no aflojar ni pensar que ya está”.
“Es importante que sepamos que este esfuerzo se tiene que sostener”, avizoró la funcionaria en virtud al probable levantamiento de la cuarentena total, que de no prorrogarse de nuevo, se aplicaría a partir del próximo lunes. “A todos nosotros nos gustaría saber qué vamos a hacer el 13 de abril, pero va a ir dependiendo de cómo nos vaya en relación al número de casos, el cumplimiento de la medida y a las nuevas cosas que se vayan sabiendo del virus. Debemos saber que la angustia que nos genera la incertidumbre va a perdurar un tiempo hasta que tengamos nuestras propias respuestas. Hay que sentirse parte de esta respuesta porque cada uno tiene un rol”, exclamó en diálogo con el programa Y ahora quién podrá ayudarnos que se emite por Radio con Vos.
“Tenemos que administrar y monitorear muy de cerca las actividades que se vayan flexibilizando para ver quiénes se empiezan integran a estas actividades esenciales y ver día a día, semana a semana, cómo impacta eso en la circulación del virus”, asumió. El desafío y el objetivo, en una misma idea que pone en jaque la sostenibilidad de la estructura sanitaria en el país: “Cuando uno ve que países con sistemas de salud muy fuertes no han podido dan respuesta, el desafío se hace más grande. El objetivo es poder contener esta curva y distribuir los casos en el tiempo para tener a nuestro sistema de salud atento y respondiendo”.
En los últimos días, emergieron voces críticas sobre la capacidad de testeo en el país. El reconocido médico neurólogo Conrado Estol se pronunció al respecto con un mensaje desalentador: dijo que Argentina está contando mal los infectados y los muertos y que en el país debería haber, al menos, 30 mil personas contagiadas. En alusión a este debate, Vizzotti respondió con aclaraciones: “Nosotros en Argentina nunca dijimos que no era importante hacer tests. La idea es expandir el testeo y trabajar en la descentralización para que cada provincia y cada laboratorio puedan generar cada vez más testeos”.
“El test es para las personas que cumplen con la definición de caso, es decir aquellos que tienen síntomas compatibles o viven o vienen de un lugar donde hay circulación viral. En este momento en la Argentina la definición de caso es amplia. El número de testeos está aumentando y la idea es seguir en ascenso. La semana pasada se redistribuyeron 35 mil test y esta semana ingresaron 50 mil más. Ya hay 123 laboratorios que realizan testeos y 45 que hacen más de diez por día. En eso se está trabajando fuerte”, explicó.
Aseguró, a su vez, que todos los días se hacen más tests y que el porcentaje de positividad evidenció una caída que obedece y se sintoniza con la medida del aislamiento y la disminución de la circulación. Su efecto se traduce en menos casos positivos. “Eso es un parámetro de eficiencia -apuntó Vizzotti-. La OMS dice que la positividad tiene que estar entre el 10 y el 20 por ciento, lo más cerca posible del 10. Y nosotros estamos alrededor del 16 por ciento”.
“Estamos todos de acuerdo que hay que testear. Cuando salgamos de la cuarentena va a tener un rol muy importante el testeo para identificar los positivos y aislarlos. El desafío va a ser grande, en el país para distribuir los test y en las provincias con el monitoreo de esa situación”, advirtió. Y sin direccionar la contestación, salió a aclarar que las personas que mueren por causas respiratorias también se someten al hisopado para saber si estaban contagiadas o no con coronavirus. El doctor Entol sugiere que no hay recursos ni voluntad para testear a los fallecidos. “Nosotros tenemos un parámetro muy fuerte en relación a la cantidad de camas de terapia intensiva utilizada y a una vigilancia de las personas que hayan fallecido por infección respiratoria aguda grave, a quienes desde el primer día le venimos haciendo el test para saber si murieron por coronavirus y hasta ahora eso no se observa”, expresó la secretaria de Acceso a la Salud.
Las mascarillas
Sobre el uso masivo del barbijo, Carla Vizzotti expuso su visión que no comulga con la disposición que avanza sobre el territorio nacional. Hasta la fecha, son seis las provincias que anunciaron el uso obligatorio de este elemento de protección en la vía pública: Catamarca, Jujuy, La Rioja, Misiones, Santiago del Estero y Salta. La funcionaria del Ministerio de Salud mantuvo una posición distinta. “Ante esta iniciativa de uso de cobertores caseros o de barbijos comunitarios, es muy importante aclarar que la evidencia científica, la OMS y el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos ponen en relevancia que los barbijos quirúrgicos y los N95 estén destinados a los equipos de salud, que es quienes nos van a prestar cuidado”, dijo e insistió que los barbijos reglamentarios deben ser reservados para profesionales y para personas con síntomas porque se trata de un insumo crítico a nivel mundial.
Su lectura es que los barbijos o cobertores caseros son medidas adicionales y que no existe evidencia científica que compruebe verdaderamente su utilidad. Su preocupación radica en la idea de falsa seguridad que este instrumento de protección pueda inspirar: “El mensaje que tengo para dar es que no reemplaza ninguna de las otras medidas, no reemplaza el lavado de manos ni quiere decir que ahora con un barbijo casero puedo ir a una fiesta o pueda hacer una reunión en mi casa”. Aprueba su uso a conciencia: solo si está bien usado, si se lo lava con periodicidad, si no invita a acercar las manos a la cara y si no sustituye las acciones de prevención de contagio recomendadas desde el día uno de la infección.
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