“Estados Unidos está considerando proponer el uso masivo de barbijos, falta que lo diga la OMS (Organización Mundial para la Salud), pero creo que es inminente”, sostiene el doctor Jorge Kleisinger (mat. 3859). Por eso quiere promover la fabricación de barbijos caseros, “para no agotar el stock de mascarillas hospitalarias y quirúrgicas”, algo que se vio en los primeros días de la emergencia cuando la gente se agolpaba en las farmacias para aprovisionarse y estos insumos críticos para el sistema de salud, empezaron a escasear o encarecerse.
El Centers for Disease Control and Prevention de los Estados Unidos recomienda ya el uso masivo de mascarillas, dice Kleisinger. “En Argentina, ya hay distritos, como La Rioja, que están promoviendo el uso de barbijo”, agrega. En efecto, y a esta provincia se acaba de sumar Jujuy.
Kleisinger insiste en que la gente debe usar barbijos caseros que se pueden fabricar con una doble o triple tela a la que no se le cose el borde superior, para poder deslizar allí, como en un sobre, una servilleta doblada en 4 o, mejor aún, aunque más caro, un filtro de café o de aspiradora.
Esto permite ir cambiando el papel a medida que se usa y lavar el barbijo de tela diariamente.
Un barbijo así, aunque no tenga la impermeabilidad de uno quirúrgico, aumenta mucho la protección, sostiene Kleisinger. El virus se transmite por aerosolilzaciòn, y no solo al toser, también al hablar, advierte. Y aunque el casero no sea un barbijo de filtración total, disminuye mucho la probabilidad de contagio.
“Si en las colas de los jubilados en los bancos que vimos el otro día la gente hubiese habido barbijo hubiera aumentado muchísimo la prevención”, sostiene.
“Algunos se oponen al uso del barbijo porque creen que causa una falsa sensación de seguridad, pero la realidad es que si una persona usa barbijo ayuda al distanciamiento social; si veo a alguien con barbijo, no me acerco tanto. Ademá, uno se toca menos la boca, cuando lleva mascarilla”, explica.
“El organismo oficial de prevención de enfermedades de los Estados Unidos, Centers for Disease Control and Prevention, recomienda el barbijo, y es cuestión de días para que se adopte oficialmente allá -asegura-. Los paìses que más mascarillas han usado, como Corea del Sur o Japón, han tenido más éxito en frentar el contagio. Es cierto que también hicieron tests masivos que nosotros no podemos hacer por falta de reactivos, pero sí podemos fabricar barbijos, y masificar el uso sin agotar la existencia para hospitales”.
Aunque habla a título privado, Kleisinger comenta que con otros colegas están tratando de que las cooperativas fabrique barbijos. Uno de estos médicos, grabó este video en el cual muestra cómo fabricar un barbijo de papel.
“Un estornudo puede irradiar a 2 ó 3 metros, y hasta cuando hablamos emitimos partículas”, explica Kleisinger, que considera por otra parte que todo lo que está haciendo el gobierno que está muy bien: aislamiento social y lavado de manos, básicamente, pero a eso hay que sumar la mascarilla, "especialmente para cuando se flexibilice la cuarentena”.
Argentina no puede ganar la guerra de insumos
Y tienen que ser barbijos caseros porque “el mundo se pelea por los insumos”, afirma, y recuerda el cargamento de mascarillas chinas comprado por Francia pero interceptado por Estados Unidos.
“Ahora Estados Unidos cerró la exportación de barbijos N95, los quirúrgicos y más seguros. La pelea por los insumos no la podemos ganar nosotros, por eso tenemos que promover la fabricación casera”, dice.
El doctor Kleisinger vive en Juan José Castelli, la localidad chaqueña ubicada donde comienza el Impenetrable. Es presidente de la Asociación Chaqueña de Oftalmología y de la Fundación Visión Solidaria e integra el Comité de Prevención de Infecciones del Consejo Argentino de Oftalmología que promueve el uso de mascarillas en esta crisis como medida de prevención. Castelli no tiene aún casos confirmados de coronavirus -en cambio sí de dengue-, pero la provincia del Chaco ya tiene circulación viral.
“Compren una tela de 80 gramos, doble, la cosen como un bolsillo, dejando el borde superior abierto, y en el medio colocan un papel que puede ser una servilleta de cocina doblada en cuatro o mejor un filtro de café, o de aspiradora. Luego ese papel se va cambiando y la tela se lava con agua y jabón”, reitera.
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