Ante la emergencia sanitaria por el coronavirus, diversas firmas y organizaciones locales apostaron a la solidaridad y se propusieron ayudar a los profesionales de salud con la donación de barbijos, alcohol en gel y mascarillas protectoras. Una de ellas es CNC Estudio SRL, una pyme que fabrica impresoras 3D de industria argentina.
Esta empresa del barrio porteño de Recoleta puso a disposición su personal e infraestructura para elaborar máscaras de protección facial que son donadas a hospitales públicos, farmacias y supermercados. Hasta el momento ya donaron unas 5 mil a diferentes centros de salud y tienen pedidos por más de 11 mil. Es por ello que iniciaron una campaña para solicitar colaboración para obtener la materia prima necesaria, aumentar la producción y cumplir con la demanda.
Estas máscaras, señalan los creadores, se imprimen de forma fácil y rápida y son de gran ayuda porque cubren ojos, nariz y boca. La visera es de polímero de alta dureza que tiene un encastre que evitar tener que cortar el acetato. En tanto que la lámina transparente que cubre el rostro es acetato de 200 micrones, “porque el material PET (tereftalato de polietileno) cuando se lava con lavandina se opaca y cuando se lava con alcohol también tiende a opacarse, por ende se vuelve descartable”, explicó Matías Ledesma, fundador de la pyme, en diálogo con Infobae.
Según diferenció Ledesma, el acetato de 200 micrones -si bien tiene una nubosidad- permite el uso de hasta 12 horas y se puede limpiar sin que se opaque. De esta manera se puede utilizar todos los días: se desinfecta y se vuelve a usar. Por último, el elástico de la máscara es simplemente un plástico de nylon de 5 milímetros.
El empresario contó que a medida que se propagaba el COVID-19 en el país hizo un prototipo de una máscara basado en un modelo checo y lo evaluaron para reproducirlo a escala, adaptando el producto con los insumos disponibles en la Argentina. De ese modo buscó optimizar recursos para que sea más barata y rápida de elaborar.
“El 2 de marzo teníamos el primer plano. Consultamos con un equipo de ingeniería que trabaja con nosotros y con médicos. Hicimos ensayos de materiales y una vez que funcionó, empezamos con la campaña de donación porque ya nos veníamos venir la cuarentena. Entonces entre los socios pusimos la flota de máquinas a disposición de los hospitales”, detalló Ledesma.
El problema se presentó ante la alta demanda. “Nos dimos cuenta de que era inmensa. Armamos una base de gestión de datos para optimizar el tema de logística pero la realidad es que es incontable. Además se van superponiendo casos sensibles. Por ejemplo teníamos un pedido para el Durand de 1500 unidades e íbamos a empezar con una tanda de 500, pero entregamos la mitad y la otra mitad se empezó a ir en pedidos de urgencia".
El último lote viajó en el avión Hércules de la Armada hacia la provincia de Chaco. Irán a parar al Hospital Perrando, en el cual la directora y otros trabajadores de la institución contrajeron coronavirus. Ledesma contó cómo se gestó esa donación: "Se comunicaron unos médicos que son voluntarios que reemplazan al personal que se contagió. Necesitaban un refuerzo y me llamaron desesperados”.
De igual modo, a la fábrica llegaron solicitudes de Capital Federal, de la provincia de Buenos Aires y del interior del país.
Pero al margen de la demanda, otra dificultad surge en el aspecto económico: “Lo más caro que tiene la máscara es la materia prima con la que se fabrica: el polímero (PLA de 1.75 milímetros de diámetro) y el acetato de 200 micrones son caros. La semana pasada hicimos una compra por nuestros medios de casi 28 mil pesos para hacer 600 máscaras, una cantidad insignificante: según la curva exponencial que tenemos para mayo vamos a tener entre 60 y 80 mil solicitudes".
“Esto es a pulmón. Nosotros somos 12 personas trabajando y no llegamos a cubrir eso. Está todo organizado y administrado, pero faltan recursos. Esa es la realidad”, indicó Ledesma.
Ante esta situación, la pyme busca de alternativas para seguir produciendo. “Tratamos de armar una balanza con el sector privado para tratar de venderle a las grandes empresas de salud como para poder comprar material y seguir abasteciendo, porque los números son enormes. Esperábamos que en algún momento haya una intervención del Estado al menos con la logística o la materia prima. Podemos hacer 1000, 2000 por día. El tema es el dinero para solventar los materiales".
Y en paralelo continúan con la difusión de la campaña en redes sociales para llegar a más centros médicos.
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