Ayer por la noche, cuando Florencia, médica que reside en el barrio porteño de Belgrano, regresó a su departamento tras un intenso día laboral, se encontró con lo inesperado. Por debajo de la puerta, el consorcio de propietarios le entregó una carta que fue repudiada en las redes sociales, en la cual fue cuestionada e intimidada básicamente por transitar los lugares comunes del edificio ante la posibilidad de estar en contacto con pacientes contagiados por coronavirus.
La nota, breve pero contundente, fue replicada por Infobae y exhibió lo peor de un grupo de vecinos que cada noche sale a aplaudir a los profesionales de la salud pero no quieren que uno de ellos viva allí.
“Sr/a Inquilino, piso 3ª depto. 16. Ante el ALTO RIESGO CREADO por su actividad se ha comunicado a la autoridad correspondiente la situacion de riesgo generada al edificio y que, hasta tanto se tome otra medida, SE LA INTIMA A EVITAR EL TRÁNSITO Y PERMANENCIA EN ZONAS COMUNES así como tocar elementos tales como picaportes, barandas de escalera, acceder a la terraza y demás elementos que ATENTO A LA GRAVEDAD DE LA PANDEMIA PONGAN EN RIESGO A QUIENES HABITAN EL EDIFICIO”, reza el primer párrafo de la carta.
Tras las repercusiones y la solidaridad recibida por quienes leyeron lo transcripto, la médica decidió abandonar el edificio de la calle Amenábar esa misma noche sin retirar todas sus pertenencias. Esta mañana, a través de su novio Jonathan, le envió un audio a este medio en el cual relató: "Mi nombre es Florencia. Lamentablemente en el día de ayer, cuando entré a mi departamento cansada del día laboral, me encontré con esta carta a mis pies. Estoy indignada y consternada con lo que me pasó, igual que ustedes. Agradezco mucho al personal de salud que codo a codo trabaja conmigo. Que respetamos los protocolos y las medidas de higiene. Y que no sólo lo hacemos adentro del hospital sino afuera, en la calle, y adentro de nuestras casas”.
Y continuó: “Lo hacemos para cuidar a nuestras familias y a quienes conviven con nosotros, dentro y fuera del hogar. Les agradezco a quienes viralizaron la carta y se solidarizaron con la situación. No me queda más que decir que ojalá esta pandemia se acabe, es lo único que importa. Que cada uno de nosotros sepa reflexionar, en el medio de la cuarentena, cómo quiere dirigirse al otro y cuánta empatía pone en sus relaciones. Creo que eso es lo más importante de todo esto. Un saludo grande y ojalá todo esto se termine pronto y podamos volver a nuestras vidas con algo aprendido: la prevención del contagio de las enfermedades”, completó la médica.
Infobae se contactó con la pareja de Florencia, quien habitualmente convive con ella y las dos hijas que el hombre tiene de un matrimonio anterior. Sin embargo, cuando el presidente Alberto Fernández comunicó el inicio de la cuarentena obligatoria en todo el país, ambos decidieron que lo mejor era distanciarse durante el lapso que durara el aislamiento. “A la casa de sus papás no pueden ir porque son grandes y representan al grupo de riesgo. Yo tengo dos hijas de 8 y 11 años y preferimos alquilar temporariamente un departamento y que viva allí”.
Florencia llegó a estar sólo 24 horas en el lugar. O menos, porque se mudó el martes con un ambo, algunas prendas necesarias y realizó una pequeña compra de alimentos para días posteriores. Durmió una noche y a la siguiente fue a trabajar. Cuando regresó, encontró la carta. “El departamento está amueblado y sólo se trasladó con eso. Ahora está angustiada y tiene miedo de volver por temor a sufrir represalias de los vecinos. Vamos a ir a buscar las pocas cosas que quedaron y veremos cómo seguimos”, indicó el novio de la médica.
La médica es una joven de 29 años que optó por no dar su identidad ni hablar de manera directa con los medios de prensa. Sólo lo hizo su pareja. Ella cursa la residencia médica en el Hospital Bernardo Houssay de Vicente López. Sylvia A., la dueña del departamento, relató toda la odisea que debió atravesar su inquilina en las últimas 48 horas y describió la indignación que le generó la actuación de sus vecinos en una charla telefónica con Infobae.
“La historia se remonta a unas semanas atrás”, afirmó Sylvia. “Yo tengo un emprendimiento de alquileres de departamentos por día. Antes de que llegara esta chica, yo les alquilé el departamento a un padre y a una hija de 18 años que habían regresado del exterior y debían pasar las dos semanas obligatorias de cuarentena”.
“Ambos habían regresado de Salamanca y, como en la familia hay un bebé y una persona mayor que se encuentra en la lucha contra el cáncer, decidieron hacer la cuarentena, aun antes de que lo decretara el Presidente. Yo no les avisé en su momento a los vecinos porque no lo creí necesario, pero eso generó malestar”.
Según describió Sylvia, algún vecino vio que la esposa del hombre llevaba comida y la dejaba en la puerta del departamento, sin entrar. Así, llamó a la policía para denunciar la presunta presencia de personas contagiadas, efectivos se acercaron al departamento y se confirmó que el piso estaba habilitado para la realización de la cuarentena. “Justo el día en el que se iban este padre y la hija, hablé con una vecina del edificio, para avisarle que ya tenía a la próxima persona que lo iba a ocupar. Así, le expliqué que iba a entrar una joven médica. La charla fue insólita”, relató Sylvia,
El diálogo tenía pasajes surrealistas:
"Y la verdad, ¿es de riesgo?", preguntó la vecina.
“La verdad es que pertenece a ese grupo de personas que todo el mundo aplaude por su trabajo”, respondió Sylvia.
“¿Pero es del interior o de Capital?”, “¿Es argentina? ¿No tiene vivienda?”, fueron otras dos preguntas incriminantes de la vecina.
“Está consternada y triste. Ella se mudó al otro día y limpió todo el departamento con lavandina. Más allá de la burrada de la carta, a ella no se le puede imputar ningún delito porque está exceptuada por ser personal médico en el artículo 6 del DNU. Florencia toma más recaudos que los que no somos médicos. A ella la discriminaron por ser mujer y por vivir sola. Está angustiada. Ayer llegó muy cansada, sólo quería dormir y con todo lo que pasó no pudo descansar. Ahora tiene miedo de ir sola, por eso la voy a acompañar a buscar sus cosas”, completó Jonathan.
Sylvia, por su parte, intentó comunicarse con las autoridades del edificio para indagar quién fue el ideólogo y el autor de semejante carta. “La carta estaba firmada por el Consorcio de propietarios. Por eso, hoy me puse en contacto con el administrador del edificio. Me quedó en llamar, pasaron varias horas y todavía estoy esperando su llamada”, concluyó la dueña.
SEGUÍ LEYENDO: