Se podría decir que Silvana Cortes Bustamante (39) casi nació en una peluquería. La menor de cuatro hermanos era la que acompañaba a su mamá todos los días al salón del barrio, antes de ir al colegio y los fines de semana. Creció entre ruleros, esmaltes de uña y secadores de pelo. Ese mundo le fascinaba, y con el paso del tiempo supo que quería “hacer exactamente lo que hacía mi mamá”.
Gracias a su simpatía y su creatividad logró generar una buena clientela. Aprendió el oficio de tal manera que le permitió dedicarse a lleno a atender a sus clientas y dar clases. “Hago las manos, los pies, pongo pestañas postizas y perfilado de cejas”, se entusiasma. Antes de la cuarentena del coronavirus, su vida tenía una rutina de muchas horas de trabajo, de la que ella nunca se quejaba. "Me iba todos los días a las ocho de la mañana casa y volvía a las once de la noche para poder mantener la casa. Era sacrificado, claro, sobre todo dejar a mi familia tantas horas y dejar muchas cosas de lado para dedicarme a trabajar... ”, dice orgullosa.
Silvana esta casada hace mas de veinte años, tiene dos hijas y alquila un departamento en Lomas de Zamora. “Trabajé en peluquerías y centros de estéticas hasta que me armé mi propia cartera de clientas y empecé a trabajar a domicilio. Mi marido se quedó sin trabajo hace cinco años y en ese momento sentí que se desmoronaba todo. Pero en vez te sentarme a llorar empecé a remontar mi emprendimiento y mis propias clientas empezaron a recomendarme más y más p" explica Silvina
“Antes se trabajaba mucho. Todas las señoras del barrio venían a ponerse los ruleros, hacerse la permanente y las manos. A medida que fui creciendo me fui perfeccionando y cuando terminé el colegio empecé a trabajar. Necesitaba ayudar a mi mamá con los gastos de la casa porque mis padres se separaron y teníamos que aportar todos un poco”, detalla.
Con muchas de sus clientas ha vivido casamientos, nacimientos, separaciones y perdidas. “Hemos pasado muchas cosas juntas, tanto que yo me siento su familia y ellas son la mía. A pesar de que en Argentina es difícil tener una constancia en el trabajo, con mucho sacrificio y amor logré conservar mi labor y he crecido mucho" cuenta.
“Lamentablemente con esta situación de pandemia mi trabajo pasó de ser abundante a cero. No tengo ingreso alguno. Estoy súper angustiada aunque disimulo para no preocupar a mis hijas. Pero mi preocupación hoy es mucha, ya que mi trabajo era el mayor ingreso en casa porque mi marido recién este año se acomodó en su nuevo trabajo. Sé que esto nos va a perjudicar mucho a nivel familia porque las cuentas siguen viniendo, la plata se gasta y si yo no salgo a trabajar no se recupera. Solo le pido a Dios que nos ayude. Soy una persona de Fe, me han pasado muchas cosas tristes en mi niñez y Dios siempre estuvo ahí para ayudarme. Espero que apenas pase todo esto mis clientas amigas quieran arreglarse sus uñas y sus pestañas como siempre. Acá estaré para ellas con una sonrisa” dice.
-¿Cuando creés que te vas a recuperar de esta situación?
-Me va a llevar varios meses... Siempre y cuando esto se levante el 15 de abril. No sé qué voy a hacer, espero que todo se encamine pronto. Ahora estamos viviendo de algún ahorro que teníamos guardado por alguna emergencia, pero ya se me está acabando. Seguramente tendré que pedirle ayuda a algún familiar, plata prestada para cubrir los gastos de este mes ya que todo el dinero que teníamos los destinamos en comprar alimentos.
-¿Dejaron de comprar algunos alimentos por la crisis?
-No dejamos de comer carne, pero sí nos fijamos que corte comprar porque en estas últimas semanas aumentó mucho el precio. Lo mismo hacemos con las frutas y la verdura; si voy a comprar manzanas que están al rededor de $200 el kilo quizás me fijo si hay alguna que esté más económica y compro esa.
-El gobierno ofreció ayuda a los monotributistas...
-El tema del monotributo no me corresponde porque mi marido trabaja en relación de dependencia y esa ayuda es solo para los que no tienen otro ingreso. La verdad es que este virus me asusta, no dejo de pensar en mis hijas, les hablamos mucho de que este mundo ya no es el mismo que ya no pueden abrazar más a sus amigos... que una vez que salgan de casa todos vamos a ser distintos. Estos días de encierro nos hacen reflexionar de las cosas que tenemos que cambiar y qué precauciones tomar para enfrentar esta nueva vida.
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