El ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, reconoció que al día de hoy no se sabe la cantidad de personas asintomáticas que caminan por las calles y que hay más casos de los que se están reportando. Además, reiteró que el barbijo no evita que una persona sana no se contagie con coronavirus.
“La pregunta es: ¿cuántos sanos hay por la calle que no sabemos? Al día de hoy todavía no sabemos la proporción de asintomáticos que hay pero sabemos que es bastante mayor de lo que esperábamos al principio”, admitió el funcionario en diálogo con Radio Mitre.
El funcionario afirmó que se espera “un aumento significativo de casos (de coronavirus) en la segunda quincena de abril y el pico máximo del estrés del sistema en la segunda quincena de mayo”, al destacar que se logró estirar la curva de contagios gracias a las medidas tomadas por el gobierno nacional y las políticas de la ciudad de Buenos Aires.
Al ser consultado sobre los tipos de diagnóstico disponibles para detectar a quienes tengan el virus, Quirós explicó que existen dos tests: "Los PCR (que se hacen en el Malbrán y en el resto de los laboratorios autorizados), que buscan la presencia del virus en las secreciones, y el test rápido con un pinchacito en el dedo”.
Quirós reveló que el gobierno nacional compró 30 mil test hace cinco días y que la Ciudad de Buenos Aires recibió 3 mil. Además comentó que se mandaron a comprar 500 mil más, aunque reconoció que no es fácil que los consigan en el mercado. “Acá el problema no es el dinero, el problema es que hay escasez mundial”, afirmó.
Respecto al uso del barbijo, el ministro de Salud porteño reiteró que ese insumo sanitario “evita que un enfermo contagie a un sano, pero no que el sano no se contagie”.
“El barbijo es un tema muy discutido. Lo que sabemos hasta el día de hoy es que el barbijo no protege al que lo tiene, la forma más común de contagio es tocar con la mano las cosas, y luego tocarte la cara, el barbijo está demostrado que aumenta las veces que la gente se toca la cara”, enfatizó.
Ante el debate instalado sobre la necesidad de que todas las personas utilicen barbijo, Quirós insistió: “El debate no se puede dar si no hay suficiente barbijos para los enfermos en los hospitales. Si no podés ponerle a un enfermo (barbijo) para qué le vas a poner a uno que tal vez estuviera enfermo”, planteó.
“En este tipo de pandemias nadie gana, lo que uno trata es que el daño sea el menor posible”, agregó Quirós y reiteró que “la evolución de los nuevos casos viene dentro de un ritmo apropiado para ser manejado de manera correcta”.
En este sentido, el ministro afirmó que se está trabajando mucho para cualquier escenario y que en el peor de los casos, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con 200 camas de terapia intensiva, 600 camas de internación general en hospitales y 2.000 más en hoteles.
Quirós afirmó que “en la Ciudad tenemos más casos de los que estamos reportando” y que “los resultados de la cuarentena los vamos a ver la semana que viene”. “Es importante para la gente entender que las medidas de un día impactan un mes después. Si en un momento se empiezan a desandar las medidas de cuarentena hay que fortalecer intensamente el testeo, el diagnóstico precoz, el distanciamiento de los enfermos y fortalecer intensamente el cuidado de los adultos mayores”, añadió.
El funcionario explicó la estrategia de supresión del gobierno porteño: “Cuenta con tres componentes: distanciamiento social masivo o cuarentena, diagnóstico precoz y aislamiento oportuno de la sociedad y de la familia de las personas enfermas. Y luego estrategia de cuidado del adulto mayor y personas con morbilidad grave que es todo un plan que estamos coordinando con Nación y lo vamos a presentar en breve”.
Finalmente, Quirós se refirió a las apps de control: “Yo tengo una larga trayectoria en informática en salud y conozco las aplicaciones tecnológicas. Atender enfermos en la casa es una estrategia inapropiada. (...) No hay manera de aislar dentro de una casa a un enfermo”.
“Nosotros decimos: los enfermos a los hoteles donde la empresa que saca la basura es la que saca la basura patogénica..... Lo razonable es hasta dónde ayudan las tecnologías de la información en cumplir las normativas”, concluyó.
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