La preocupación de un odontólogo frente a la cuarentena: “Los ahorros no me alcanzan para sobrevivir”

Víctor Lucero cuenta que desde el 14 de marzo no puede trabajar por el aislamiento social. Había instalado su consultorio, recién había terminado de pagar el sillón para atender y tiene que afrontar alquiler y sueldos. “Estimo que para septiembre ya estaré ejerciendo con normalidad, pero para eso faltan 5 meses”

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Víctor lucero cuando podía atender
Víctor lucero cuando podía atender en su consultorio

Víctor Lucero (38) siempre soñó con ser dentista. Desde los catorce años ya sabía cuál sería su profesión. Sus padres son médicos así que, como dice el dicho, la manzana no cayó tan lejos del árbol. Y en el 2005, siguió su vocación, y se recibió de odontólogo: “Lleno de ganas de trabajar pero con muy poca idea de cómo y qué hacer”, recuerda.

“En lo personal no tengo familiares ni conocidos odontólogos, por lo que empecé trabajando en guardias y en consultorios por sueldos bastante bajos. En la odontología los lugares buenos pagan al profesional el 40% de lo que se le cobra al paciente; pero cuando recién arranqué cobraba el 20 o 25%. Con la excusa de ganar experiencia y destreza pagan muy poco aprovechándose de la juventud y de las ganas de trabajar. Casi tres años después de haberme recibido conseguí trabajar en un consultorio de gran nivel, y ahí tuve el lugar para desarrollarme como profesional. Pero varios amigos míos, que siguieron el camino de las clínicas y las guardias, les costó mucho más. Creo que en algún punto tuve suerte” explica Lucero a Infobae.

“Pero la suerte dura poco en la Argentina ya que entre la inflación y las crisis es muy difícil mantenerse”, reflexiona. La pandemia del coronavirus le pegó muy fuerte, como a tantos otros que no pueden trabajar durante la cuarentena. “Mi actividad se frenó por completo: la semana del 14 de marzo trabajé muy poco y desde el 20 de marzo no trabajo nada. Desde ese momento no tengo ingresos y no los voy a tener hasta tanto no vuelva a trabajar... Si no trabajo no cobro y eso me asusta.” detalla Víctor. No sabe cómo se va a recuperar de esta situación porque ya viene golpeado del año pasado.

El odontólgo vive en Colegiales y atiende en Palermo. Alquila un departamento donde instaló su consultorio. “Justo ahora en abril toca aumento”, dice preocupado. “Estoy viviendo con los ahorros que estimo me van a alcanzar para sobrevivir tres meses entre alquiler, sueldos y demás gastos. Justo el mes pasado terminé de pagar la mudanza, los arreglos y el sillón del consultorio”.

"No sólo es la cuarentena,
"No sólo es la cuarentena, sino que además la reactivación será paulatina. Además, habrá gente infectada y gente con miedo a infectarse exactamente como ocurrió en 2009", dice el odontólogo

“En estos momentos estoy evaluando un préstamo personal porque la ayuda estatal es sólo para pagar sueldos y cargas sociales, no contempla los gastos personales como alquiler, servicios y supermercado, por lo que necesito dinero para pasar estas semanas de total inactividad. Ante la pregunta de ‘cuánto me va a costar recuperarme’, tengo el recuerdo de la Gripe Aviar en junio y julio de 2009 y en ese momento me llevó 4 meses volver a estar en el equilibrio habitual. Porque no sólo es la cuarentena, sino que la reactivación será paulatina. Además, habrá gente infectada y gente con miedo a infectarse exactamente como ocurrió en 2009. Con el coronavirus estimo que para septiembre ya estaré ejerciendo con normalidad, pero para eso faltan 5 meses", dice angustiado.

"Con el coronavirus estimo que
"Con el coronavirus estimo que para septiembre ya estaré ejerciendo con normalidad, pero para eso faltan 5 meses", dice Víctor Lucero

Desde el punto de vista de la profesión, según Lucero, existen días buenos, días malos, pacientes buenos y pacientes malos. “Con el tiempo uno adquiere finalmente la destreza. Lo que sí cuesta en Argentina es independizarse del sistema de las obras sociales y las prepagas que pagan honorarios bajísimos y que la única manera de ganar dinero con ellas es con el volumen de pacientes. Esto es: para que el número final sirva, hay que atender mucha más gente y obviamente bajando la calidad del trabajo y estresándose mucho más".

Estos momentos de crisis, los lleva como puede. Y siente que algo debería cambiar en el futuro. “La presión impositiva, los costos sociales de los empleados son muy altos. Por un lado nos encontramos en el medio de una lucha por no cobrar muy caro -para que el paciente pueda hacerse el trabajo- pero tampoco muy barato para que los costos y los impuestos no nos ahorquen. Igual que todos los argentinos somos víctimas de la constante inflación, la cual no podemos trasladar a nuestros honorarios en su totalidad, y que las prepagas y obras sociales tampoco lo hacen, porque sería impagable para la gente que necesita atenderse”, concluye.

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