Todo comenzó como una aplicación de referencia para las comunidades científica y médica. Sin embargo, en dos meses se terminó convirtiendo en una suerte de la primera biblia de la pandemia del coronavirus.
El mapa universal de contagios de Covid-19 de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, EEUU, se consolidó como la máxima referencia de datos de la enfermedad. En la actualidad recibe un promedio de 1.500 millones de visitas por día y sus datos son utilizados por los Gobiernos, los centros de investigación médica más prestigiosos y hasta cualquier ciudadano común que disponga de acceso a internet.
El mapa universal fue creado en el transcurso de los meses de de diciembre de 2019 y enero de 2020 gracias a un trabajo conjunto entre especialistas del departamento de biotecnología y representantes del hospital de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore.
La autora del proyecto es la científica Lauren Gardner, profesora asociada del Departamento de Ingeniería de Sistemas de la Universidad y codirectora de la rama del Centro de Sistemas Científicos e Ingeniería de la misma entidad.
El mapa salió a la luz el 22 de enero. En su momento, la aplicación fue enviada de manera exclusiva a autoridades locales de Salud Pública de EEUU e investigadores, pero enseguida el servicio se encontró a disposición de cualquier persona alrededor del Mundo.
El éxito de tráfico del mapa universal creció casi proporcionalmente con las noticias y las evoluciones de contagios y muertes a causa del Covid-19. Durante la última semana de enero, la aplicación promediaba unas 200 millones de visitas por día, mientras que en los últimos días de marzo alcanzaron los 1.500 millones de requerimientos de información.
Con un equipo de trabajo de decenas de personas distribuidos en varios turnos para ofrecer actualizaciones durante las 24 horas, el mapa universal permite conocer de manera global y regional los datos oficiales que maneja cada país respecto a su situación con el coronavirus.
Oscar Cingolani es un cardiólogo argentino que en la actualidad se desenvuelve como director asociado de la Unidad Coronaria de Cuidados Críticos del hospital Johns Hopkins y como profesor de la escuela de medicina de la misma entidad.
En una charla con Infobae desde EEUU, el médico destacó la herramienta creada en su Universidad y celebró el aporte que podrá generar a la comunidad sanitaria de cada país durante la lucha contra la enfermedad.
“Lo más destacable del mapa es que ofrece datos absolutamente confiables. Todas las cifras que se emplean en la aplicación son obtenidas desde la CDC (Centro de Control y Prevención de Enfermedades) de EEUU y de las carteras de salud de todas partes del mundo. Esto no solo le sirve a la comunidad mundial sino también a algunos especialistas para analizar patrones y evoluciones de los contagios”, explicó Cingolani.
Precísamente, el mapa universal se nutre de datos proveídos por la CDC, el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades, la Comisión Nacional de Salud Pública de China y los Departamentos gubernamentales de salud de países de todo el mundo.
“Afortunadamente, en esta Universidad tenemos departamentos de virología e infectología muy buenos. Eso nos permitió armar un programa preventivo en los hospitales para cuando el pico de contagios llegue a esta ciudad e ir desarrollando otros proyectos en paralelo, como lo fue este mapa. Algunos virólogos notaron ya en diciembre del año pasado, cuando aparecían los primeros casos en China, que se podía tratar de una epidemia a nivel global”, afirmó Cingolani.
Otro aspecto del sistema preventivo del hospital Johns Hopkins fue el desarrollo de un sistema de derivación y “atención remota” de pacientes con problemas de salud leves ajenos al Covid-19. Eso le permitió desde hace semanas al Johns Hopkins liberar cientos de camas que serán utilizadas para la atención de cuidados intensivos cuando el pico de la pandemia llegue a Baltimore.
Cingolani sabe que el mapa no ofrece las cifras exactas sobre los contagios totales y las cifras de muerte de cada país, pero sí lo considera útil para que los gobiernos tomaran referencias y actúen en consecuencia de esos datos.
“Con el tema de los contagios es algo muy aleatorio porque cada país tiene su propio sistema de medición y la situación económica de cada nación también afecta la cantidad de tests que se puedan realizar. No se puede esperar que un país pobre pueda tomar la misma cantidad de muestras que Alemania o Corea del Sur”, destacó Cingolani.
“Lo mismo ocurre con las muertes. Italia, por poner un ejemplo, les hace pruebas de Covid-19 a todas las personas fallecidas y, en caso de que se diera un resultado positivo, la suman como un caso más de la pandemia. Pero nunca sabemos realmente si todas esas personas murieron efectivamente por el contagio del Covid-19 o por la patología que tenía previamente”, añadió.
El cardiólogo, recibido en el Colegio Nacional de Medicina de La Plata y ex rector de internación del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno” (CEMIC), advirtió que entre los especialistas se cotejan constantemente los extremos de los casos de cada país.
“Siempre se observan los extremos. Y hasta ahora sí que nos llamó la atención los extremos de Italia y de Alemania y cómo pueden ser tan lejanos pese a pertenecer a la misma región. De todos modos, no dejan de ser datos que así sueltos hay que tomarlos con pinzas. Hay que tener en cuenta los contextos económicos, sociales y culturales de cada país para poder interpretarlos”, explicó el médico.
Cingolani es uno de los tantos expertos de la salud argentinos residentes en el exterior que celebró las medidas de cuarentena establecidas por el gobierno de Alberto Fernández en el país, aún cuando se registraban oficialmente apenas decenas de casos positivos.
“La experiencia de los países en los que se desarrolló la epidemia con anterioridad demostró que cuanto antes se implementen las medidas de aislamiento, más tiempo compra la comunidad médica para luchar con la enfermedad. Es posible que el pico máximo de contagio de la Argentina perdure más que en otros lugares, que sea de una prolongación más lenta, pero por ese camino estás mejor encaminado para que el control de la enfermedad se dé más rápido”, analizó.
De todos modos, el médico conoce las dificultades económicas de realizar una cuarentena prolongada en el tiempo cuando hay tantas personas que dependen del día a día y no tienen cómo ingresar dinero a sus hogares.
“Es una situación muy compleja la de Argentina y se precisarán de diferentes análisis para tomar las decisiones. Pero creo que estamos ante un escenario histórico, dinámico y que hasta el momento no sabemos cuándo se va a terminar. Posiblemente ocurra como en la época de la Segunda Guerra Mundial, que cada comercio tendrá que empezar a adaptarse a la situación mundial, como cuando General Motors empezó a fabricar armas y las empresas textiles comenzaron con la producción de insumos médicos”, reflexionó el argentino.
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