Después de casi 15 días de incertidumbre y miedo, los pasajeros del Zaandamm en cinco días pisaran tierra firme. El crucero de la empresa Holland American Line, zarpó hacía el puerto de Fort Lauderdale, en Florida. Lo que en un principio iban a ser unas vacaciones soñadas que terminaron en una pesadilla llega a su fin. Primero fue el cierre de todos los puertos sudamericanos debido a la expansión del virus, después el anuncio de una gran cantidad de pasajeros con síntomas gripales, lo que activó el protocolo y se encerró a todos los pasajeros en sus camarotes y por último, la peor de las noticias. Cuatro pasajeros muertos con sospechas de estar infectados con coronavirus. Aunque no solo eso, en el barco había al menos dos personas confirmadas con COVID-19. A bordo viajan 14 argentinos, que según informaron, no están infectados y no bien pisen tierra firme serán llevados al consulado argentino para ser atendidos.
“Nos dividieron en dos barco. En uno quedaron los enfermos (Zaandam) y en el otro (Rotterdam) nosotros, los que no presentamos síntomas. Pero eso no quiero decir que podamos salir de la cuarentena. Todo se fue poniendo cada vez más difícil. Ya no nos pueden ni cambiar las toallas. Porque se fue descubriendo que es peligroso. Recién levantó anclas el Zaandam y nosotros vamos atrás. Con una prohibición absoluta de abrir las puertas, se nos trabaron los balcones; nadie puede estar allí. Esto no es un paseo, se nos aclaró. Ya dejó de ser un crucero hace varios días. Panamá nos permitió el cruce solamente por una cuestión humanitaria”, relató a infobae una de las argentinas a bordo del barco.
El viernes pasado, el Zaandam ancló en las costas panameñas a la espera del otro crucero que la empresa había enviado en ayuda debido a la cantidad de enfermos y para cargar vivires. Mientras, la compañía negociaba el pase por el canal de Panamá para llegar a las costas de Miami. Pero aquel día, el capitán se encargó de dar la información de las cuatro muertes junto con el dato de que el virus se había esparcido dentro de la nave como una “mancha venenosa”. Luego, con la cooperación internacional de distintos gobiernos y con la división de los pasajeros, Panamá habilitó el transito del barco para “brindar ayuda humanitaria”.
La trama que terminó con los 1.243 pasajeros y 586 tripulantes a la deriva y encerrados en su camarotes comenzó el 7 marzo en el puerto de Buenos Aires. El Zaandam embarcó hacia Montevideo con un plan trazado a recorrer: Islas Malvinas, Ushuaia, Cabo de Hornos, Punta Arenas y terminar el 21 de marzo en San Antonio, Chile. Pero en el medio los sorprendió la pandemia que mantiene en vilo al mundo entero.
“Salimos el 8 marzo rumbo a Montevideo, después fuimos a las Islas Malvinas que llegamos el 13. El 14 salimos para Punta Arenas, bajamos un día por la ciudad y volvimos al barco. Allí, el capitán nos comunicó que el viaje se cancelaba. Entonces regresamos para ver si nos dejaban bajar en aquel puerto pero no nos lo permitieron. Así que tomaron la decisión de ir al otro puerto donde iba a terminar la primer parte de crucero: Ushuaia, donde tampoco nos recibieron. Después en San Antonio, lo mismo. Fuimos a Valparaiso, ahí cargamos combustible, alimentos y salimos rumbo a Perú, que tampoco nos dejaron desembarcar. Así fue como llegamos a la entrada del canal de Panamá”, detalló otro de los pasajeros argentinos que se encuentra en el barco.
El 17 de marzo, el barco amarró en Punta Arena. Los pasajeros pudieron descender y disfrutar de las costas chilenas. Pero una vez que subieron, todo cambió para siempre. El coronavirus ya había comenzado a hacer estragos en distintos países de la región, los Gobiernos tomaban medidas cada vez más osadas con respecto a los ingresos y egresos de personas para intentar frenar la pandemia y le denegaban atracar en todos los puertos de Chile, Perú y otros países. Mientras los pasajeros y se encontraban en altamar disfrutando de unas vacaciones soñadas, todo comenzaba a derrumbarse.
El domingo 29 se sumó la noticia de que había “30 pasajeros y 47 tripulantes que se reportaron a su centro médico, con síntomas de enfermedad similar a la gripe (influenza)”, había informado la empresa.
Inmediatamente se les dijo a los pasajeros que se iba a dar inicio al protocolo de sanidad porque “al ser temporada de gripe y como las pruebas COVID-19 no están disponibles actualmente a bordo, es difícil determinar la causa de este elevado número de casos en este momento”, dijeron en un comunicado de prensa sobre la situación del crucero Zaandam. Después de aquella situación, la empresa decidió enviar el otro crucero para “que se una a Zaandam a fin de proporcionar los suministros adicionales, personal, kits de prueba COVID-19”.
El viernes pasado, pocas horas antes que el capitán les informara que había cuatro muertos en el crucero, el gobierno panameño ya había negado al crucero el tránsito por el canal de Panamá. El barco tenía que quedar en cuarentena si se encontraba algún caso del COVID-19. “El Ministerio de Salud no dio el permiso, el buque está en aguas territoriales panameñas, pero se tiene que encontrar aislado”.
La situación a cada hora que pasaba se complicaba un poco más. “Holland America Line confirma que cuatro pasajeros mayores han muerto en el ‘Zaandam’. Nuestros pensamientos y oraciones están con sus familias y estamos haciendo todo lo posible por apoyarlos en estos momentos difíciles”, dijo la compañía en un comunicado en su página de Internet. Y sumó la información de dentro de la embarcación había “53 los pasajeros y 85 los tripulantes que reportaron síntomas de gripe”.
El grupo de 14 argentinos - 7 pasajeros y 7 tripulantes- se unió y le envió una carta a Cancellería pero no tuvieron respuesta. “Nos contactamos para ver si nos pueden bajar de acá. Estamos con mucho miedo”, había contado un argentino que prefirió no revelar su nombre. Y siguió: “Estamos haciendo todo lo posible para irnos porque ya no confiamos en lo más mínimo en el capitán, ni en la empresa”.
Hasta ayer, mientras el otro crucero dividía a los pasajeros y cargaba con víveres la nave, las autoridades sanitarias panameñas autorizaron el tránsito por el canal de Panamá para que siga su destina a Miami. “Se permitirá el tránsito por la vía interoceánica para que continúe su viaje, pero se aclara que ningún pasajero ni miembro de la tripulación de esta embarcación podrá desembarcar en suelo panameño”, indicó este sábado un comunicado oficial.
En Cancillería, ante esto, dijeron: “Desembarcaran y allí serán asistidos en el consulado argentino. Lo que sabemos es que no están contagiados".
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