Al cumplirse la primera semana de aislamiento social obligatorio, tras el decreto del presidente Alberto Fernández del pasado jueves 19 de marzo, en los distintos hogares se viven los días a un ritmo nuevo. Aburridos, en algunos casos; con tareas escolares o buscando actividades nuevas, en otros o con proyectos para ayudar a mermar el faltante de insumos en unidades sanitarias en medio de la pandemia del COVID-19 que azota al mundo y que en Argentina ya se cobró doce víctimas fatales.
Con el noble deseo de brindar ayuda a quienes trabajan sin descansar por la salud de los afectados, distintos grupos y particulares están construyendo máscaras de protección facial realizadas por medio de impresoras 3D. Todas son hechas por personas que tienen estas máquinas en sus casas y que decidieron hacer de su cuarenta una acción solidaria y ser parte de una red de ayuda humanitaria. Cómo las hacen y quiénes pueden sumarse, en esta nota.
Tres iniciativas grupales para entregar máscaras faciales impresas en 3D
Jorge Waisman es trabajador de un canal de televisión y fanático de la impresión en tres dimensiones. Desde hace tiempo forma parte del grupo Maker, una comunidad que tiene unos años en Argentina, y de diferentes foros internacionales en los que se comparte información del mundo 3D como moldes de piezas para imprimir o propuestas para mejorar las máquinas de los usuarios.
“Cuando surge lo del Coronavirus, en los foros comenzaron a aparecen personas de otros países que contaban que estaban haciendo vinchas con las mascarilla de acetato para distribuir en los hospitales y a los profesionales de la salud que están poniendo todo de sí en esta pandemia. Cuando comenzó a difundirse ese trabajo, una reconocida marca a nivel mundial publicó en su página una pestaña especial con el modelo de la máscara que hoy se está haciendo”, cuenta Waisman a Infobae.
En el grupo que forma con otras personas, notaron que al igual que estaba pasando en Europa, esas máscaras serían requeridas en Argentina por lo que buscaron la manera de hacerlas. “Cuando empezamos a mostrarlas a familiares nuestros que son profesionales de la salud nos dijeron que estaban buenas y comenzaron a pedirnos que les hiciéramos porque no tenían esos elementos y los precisaban para protegerse”, aseguró.
Las máscaras faciales no reemplazan a los barbijos, los complementan. Las “total face” cubren desde la frente y por debajo de la barbilla.
Así comenzó a elaborar máscaras faciales. En apenas 3 días de producción entregaron cerca de 100 y van por más. “Las comenzamos a hacer con nuestras máquinas”, cuenta y aclara: “Estas máscaras no reemplazan al barbijo sino que lo complementan. Los médicos las llaman total face”.
Waisman muestra a Infobae cómo es la impresión de esas máscaras, cuenta que son los médicos que las van recibiendo quienes además testean el producto cuando se lo prueban y así los ayudan a saber qué modelos les queda más cómodo y cuál les resulta más práctico.
Además, ellos mismos les dan cuenta de la utilidad que tienen y cómo la usan. “Los médicos nos explica que las máscaras les cubren todo el rostro, les dicen total face, y que es una primera barrera contra las gotas que expelen las personas cuando estornudan o tosen ya que en el momento de hacer las tomas de muestras, que es la aspiración del paciente, están metiendo la cara en la enfermedad”, relata y completa: “Esto les sirve para cubrir el rostro completo, además se ponen el barbijo, se cubren con dos cofias (una por dentro y otra por fuera) para que el virus no se les meta ni por arriba ni por abajo de las máscaras”.
Debido a que las impresoras 3D son lentas para imprimir, debieron probar modelos de máscaras que consuma menos tiempo de producción y que sean igual de útiles que las otras y, además, impliquen el uso de menos material plástico sin perder la seguridad que necesitan quienes están dejando todo de sí en la lucha contra la pandemia.
Hasta el momento recibieron 2 mil pedidos de centros de salud de la Ciudad y del primer cordón del Conurbano. Entregaron unas 100 máscaras faciales a los hospitales Santojani y Piñero y pronto enviarán al Garrahan y al Penna.
“Se puede tardar entre dos y tres horas para hacer una máscara. Por eso, empezamos a buscar modelos igual de útiles pero que demoraban menos tiempo en hacerse, una hora. Tenemos la maquinas prendidas entre 14 y 20 hora por día y estamos sacando una producción limitada de máscaras”.
Jorge cuenta que cuando se inició esta movida solidaria comenzaron a recibir muchos mensajes de personas interesadas en saber qué modelo de máscaras estaban imprimiendo, intercambiaron archivos para “de esta manera, entre todos, mejorar la producción”.
En medio del pico de necesidad sanitaria se están enfrentando con un problema: la falta de abastecimiento de filamentos y es una de las materias primas indispensables para realizar las máscaras. “En Argentina hay solo dos fabricantes y no podemos acceder al material”, finalizó el trabajador de prensa que sabe lo que es estar pasando por momento difíciles en los hospitales.
Jorge cuenta que en casi todos los casos que conoce, es la familia completa la que se pone a disposición del armado de máscaras, iniciativa que es compartida por muchas personas que desde hace pocos días iniciaron la producción solidaria que tiene el objetivo de proteger a quienes están dando pelea al COVID-19 en hospitales y centros de salud en todo el país.
Otro grupo que desarrolla la misma tarea es Coronathon, una comunidad que comenzó hace 6 días, al momento de la entrevista con Infobae, y ya tienen 40 mil pedidos y recibieron la donación de 4 mil kilos de material plástico, lo que significa la producción de 100 mil máscaras de protección facial para las personas que están en la primera línea de combate contra el COVID-19.
“Estamos pidiendo que, a través de los nodos en cada ciudad, las personas que puedan imprimir se pongan en contacto con personal de la salud de su zona para abastecerlos. Somos unas 100 personas que armamos una red”, dijo Jorge Waisman.
“Estamos organizando la logística que implica hacer esto en tiempo record y en forma ordenada. Si bien arrancó como una iniciativa de la empresa lo trascendió y se convirtió en un proyecto comunitario”, dice Facundo a Infobae sobre la movida que llevan adelante cientos de personas que desde sus casas realizan las impresiones.
Hasta el momento están desarrollando el trabajo "gracias a donaciones de empresas y personas logramos comprar insumos para abastecer a todos estos productores”, aseguran desde Coronathon que cuenta con el aporte de empresas de logística a cargo de recolectar los insumos que son donados y repartirlos entre quienes harán las impresiones en formato 3D en sus casas que entregarán diariamente.
“Todas las partes llegan a nuestro centro de ensamblaje, donde se arman los paquetes que luego se entregan a los centros de salud que los necesitan”, completa Facundo Cancino, CEO de Lab.a y uno de los responsables del proyecto nacional que reúne a más de 600 personas sólo para imprimir máscaras y que cuenta con una red que realiza la logística de distribución en la ciudad.
La idea es seguir ampliando la red de ayuda, por lo que piden que quienes tengan impresoras de este tipo y deseen colaborar se pongan en contacto con ellos. “El trabajo lo organizamos desde la app Discord”, avisan y dicen que los profesional de la saludes pueden pedir insumos.
“Cuando comenzó la cuarentena obligatoria, nosotros ya estábamos haciendo home office y fue mucho más eficaz ese trabajo que en el taller, por lo que teníamos 3 horas libres y pensamos cómo usarlas para ayudar. La cuarentena nos dio más productividad”, contó Facundo.
Para el grupo, la urgencia es difundir su tarea a fin de poder satisfacer la demanda de todo el país. “Necesitamos triplicar la cantidad de personas con impresoras 3D”, piden.
Además, están recibiendo fondos de las personas que quieran colaborar económicamente y que utilizan para comprar insumos. “Cada $ 100 que done la gente podemos fabricar y entregar una máscara. Ya llevamos recolectados cerca de $ 400 mil para hacer la primera entrega de 10 mil máscaras y apostamos a realizar un millón de máscaras”, asegura y adelanta que en la mañana de este viernes entregarán en los primeros once lugares en los espacios donde están recibiendo pacientes con coronavirus.
Actualmente tienen más de 40 mil pedidos de máscaras y apuntan a entregar un millón. “Estamos organizando las prioridades consultando a médicos dónde está pasando lo más urgente”.
El pedido que hace Facundo es que quienes tengan impresoras 3D y deseen sumarse a la comunidad Coronathon se comuniquen con ellos, que los proveerán de todos los insumos. El deseo es abastecer a 131 centros de salud.
Santiago Zubillaga es otra de las personas que se sumaron a la movida solidaria desde Printdustry, un proyecto que surgió hace un año y que busca conectar a gente que necesita imprimir una pieza en 3D con gente que tiene ese tipo de impresoras. “Por falta de tiempo, principalmente, no le estábamos prestando atención al proyecto y lo teníamos en el tintero aunque ganas no faltaban”, aseguran el grupo.
Preocupados por el avance del COVID-19 en Argentina, desde el sábado 21 a la noche comenzaron a investigar qué podían hacer con sus herramientas, impresoras 3D, para colaborar e intentar frenar la expansión del COVID-19. “En pocos minutos nos pusimos al día de lo que estaba pasando en el mundo de makers alrededor del planeta: se estaban desarrollando piezas para construir respiradores artificiales debido al faltante y el panorama que hay frente a la pandemia”.
La investigación los llevó al mismo camino que las demás personas que tienen como hobbie la impresión en 3D y que hoy ofrecen sus equipos a los donativos. “Vimos que se habían desarrollado viseras impresas en 3D que fueron ensambladas con una pantalla de acetato, utilizada para seguridad y protección de los médicos y todo aquel personal de la salud que trabaja para combatir el virus y que se encuentran muy expuestos, así que decidimos ir por esa pieza y nos conectamos con grupos de personas que tienen impresoras 3D en todo el país. Encontramos mucha colaboración y predisposición en todos y actualmente ya están ensamblando viseras con acetato las 24 horas del día. Nosotros, por nuestra parte, adaptamos nuestra plataforma web para que los impresores descarguen el archivo, los geolocalizamos para la posterior coordinación logística para buscar las piezas terminadas”, dicen desde el grupo.
Respecto a las piezas (en formato STL), muchos diseñadores están constantemente trabajando para mejorarlas y hacerlas más eficientes. “Es decir, que buscan que tarden el menor tiempo posible en imprimir y que utilicen la menor cantidad de plástico posible. Con el correr de las horas van apareciendo más colaboradores, empresas que donan acetato o materiales similares para que sean funcionales”.
A esa causa se sumó la Universidad Nacional de La Matanza que colaboró con el Ministerio de Educación de la Nación y puso a su disposición todos los elementos e instalaciones para hacer frente a la pandemia y que, paralelamente, “está trabajando en el desarrollo de equipamiento y partes sencillas para contribuir al sistema sanitario”, anunció la casa de Altos Estudios.
“El Departamento de Ingeniería e Investigaciones Tecnológicas y el Departamento de Ciencias de la Salud, en conjunto con la empresa Circo Studio, instalada en el Polo Tecnológico de la UNLaM, están trabajando en el desarrollo de partes sencillas que contribuirán al armado de máscaras de protección para evitar la transmisión del virus COVID-19”, informaron desde la casa educativa y señalaron que “con ese fin, se rearmó el laboratorio en tres domicilios particulares para trabajar en forma descentralizada, utilizando 11 impresoras 3D con capacidad para producir material para, aproximadamente, 10 días, de conformidad a las necesidades de insumos médicos del Hospital Italiano y del Hospital Prof. Dr. Luis Güemes, como así también de los profesionales de la salud de la UNLaM”.
Esta Universidad también se sumó a la elaboración de máscara con acetato cuya primera producción fue entregada al Hospital Interzonal General de Agudos Prof. Dr. Luis Güemes, de Haedo.
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