“Acabamos de terminar con las visitas”, cuentan Matías Bernadaz y Eugenia Domínguez. Son los papás de Juan Martín, que nació el viernes 20 a la tardecita, casi 24 horas después de que en Argentina se decrete la cuarentena total. ¿Las visitas? Los abuelos y los tíos del bebé que acaban de ver a Juani por video llamada. “Nadie lo conoce en persona. No podemos recibir gente. Y vamos a pasar al menos un mes sin que lo puedan ver”, asegura Matías, que trabaja en informática y es docente.
Conoció a Eugenia Domínguez (de 36), que se dedica a los Recursos Humanos, hace casi dos años. A los cuatro meses se fueron a vivir juntos al departamento que comparten en Morón. Juani es el primer bebé de la pareja y duerme plácidamente mientras ellos cuentan su experiencia a Infobae.
“Tuve un embarazo perfecto. Sin nauseas, ni acidez”, celebra Eugenia sobre aquel momento cuando nada le hacia sospechar que la llegada de su primer hijo podría estar atravesada por la pandemia del Covid-19. “Recuerdo que a fines de diciembre leí una nota sobre el primer medico que alertó del virus en China. Hasta entonces nos parecía algo lejano. En febrero se empezó a hablar más del tema, cuando Europa se vio afectada. Y hasta principios de marzo en Argentina no tomábamos dimensión de lo que se venía”, dice el papá de Juan Martín.
Eugenia agrega que todo se aceleró el jueves 19 a la noche, después de que el presidente Alberto Fernández sacara el DNU. “Al día siguiente teníamos control con obstetra y no sabíamos si iba a poder atendernos, porque ya estábamos en cuarentena. Estábamos en la semana 39, pero si el parto no se desataba, la obstetra planeaba esperarnos hasta el 26 de marzo”, relata.
Sin embargo, esa mañana del 20 la partera los llamó para comunicarles la decisión de la obstetra. “Nos dijo que no tenía sentido esperar. ‘Este bebé está a término. En una semana no sabemos cómo va a estar todo’”, cuenta Matías que le explicó la médica y los citó en La Trinidad de Ramos Mejía.
“Llegamos al sanatorio y en la recepción nos atendieron detrás de una línea amarilla, a un metro de distancia. Firmamos una hoja y nada más. Los médicos nos recibieron con barbijos y no nos saludamos con nadie”, cuenta Euge, a quien primero le indujeron el parto y después, como el bebé no se acomodaba para nacer, le practicaron una cesárea. Juani nació en perfecto estado, en la semana 39 de gestación, a las ocho menos veinte de la noche.
“Antes de internarnos limpié mi casa con mi suegro y pasé a dejarle los perros a mis padres. Entonces, no pude saludarlo y lagrimeé un poco. Fue triste. Estaba por irme a tener a mi primer hijo y no podía abrazarlo”, cuenta Matías que hoy, con su bebé en brazos, está más tranquilo que el viernes.
“Hicimos un grupo de whatsapp de 30 miembros de las dos familias y los amigos más cercanos. Se llama Juani 20-03-20”, detalla el papá del bebé. Y la mamá agrega que cuando lleguen a su casa los recaudos seguirán. “No va a venir nadie. Yo le expliqué a mi medico que necesito a mi mamá y la autorizó pero sin zapatos, lavando la ropa cada vez que entra y si se rocía con una solución de alcohol ni bien atraviesa la puerta”, cuenta Euge.
Entonces Matías resume: “Nuestros seres queridos nos dicen que Juani es una alegría para todos en medio de esta pandemia. Ya va a haber tiempo de abrazarnos y comer un asado para celebrar la llegada de mi hijo”.
Atravesados por la pandemia
Isabel Deferrari (de 32 años) es la mamá de Baltazar, que también nació el viernes 20, en plena cuarentena. Fue a las 13.59 en el Hospital Británico de Buenos Aires. “No le conozco la cara a nadie acá adentro. Todos entran con barbijo”, cuenta entre risas para matizar. Habla con Infobae desde la habitación que comparte con su marido y el papá de su primer hijo, Sebastián Döhmer. “Estamos en un piso exclusivo para maternidad al que no pasa nadie”, asegura y agradece que a pesar de haber poco personal, se siente muy cuidada en el hospital.
De novia hace tres años y casada desde abril del año pasado, Ita -así la conoce todo el mundo- es diseñadora industrial, trabaja en un astillero y tuvo un embarazo complicado. “Empecé con muchos vómitos y me descubrieron cálculos en la vesícula. Discutieron si convenía operarme embarazada, pero decidieron no hacerlo. Lo harán cuando deje de dar de mamar”, asegura. Sin embargo, eso no fue todo. “En la semana 35 me detectaron colestasis -ácido biliar en sangre- que me generaba picazón primero en las manos y pies, después en todo el cuerpo. Agus, una amiga que es médica, se dio cuenta. Me medicaron y empecé con los controles”, relata.
A esa altura, la posibilidad de una cuarentena era un hecho. “Yo no manejaba por indicación medica. Tomaba tren y colectivo para ir a hacerme los controles y de pronto me di cuenta que estaba muy expuesta. Vivo en Zona Norte y tenía que venir a Barracas”, detalla.
Isabel estuvo bien hasta el martes 17, cuando la picazón volvió y se hizo mucho más fuerte el jueves 19 por la noche, justo cuando el presidente hablaba para decretar la cuarentena total. “Preparamos el bolso y tratamos de dormir, pero a las cinco de la mañana seguía despierta y con mucha picazón. Nos vinimos al hospital con miedo de que nos pararan en la autopista. Ya estábamos bajo el decreto”, cuenta la mamá de Baltazar, que además había comprado ropa, cochecito y huevito en Londres con una cuñada que nunca se los pudo traer.
“Tuve un parto difícil que terminó en cesárea. Lloraba y temblaba, pero Baltazar nació en cinco minutos. Cuando lo tuve en brazos fue mágico. Todo lo que había ido empeorando dejó de preocuparme. Ahora puedo encerrarme y cuidarlo. Se me fue la picazón y mi bebé está muy bien”, cuenta Isabel sobre su hijo que nació en la semana 37 de gestación.
“Cuando estaba embarazada me resultaba triste que mi bebé llegara en este momento. De todas maneras, con mi marido tratamos de hacernos la idea de que íbamos a tener que pasar por esto estando solos. Yo extraño a mi familia porque soy la más chica y necesito los consejos. Pero una vez que Balta nació nos dimos cuenta que esta situación particular nos está dando la posibilidad de conocernos mucho los tres solos. ¡Y estamos chochos! Hacemos videollamadas, mandamos videos y fotos”, detalla Isabel.
¿Cómo seguirán los recaudos en su casa? “Cuidados extremos. Hasta que termine el invierno nadie va a poder estar a menos de dos metros de mi bebé. Mi marido va a salir a trabajar y cuando vuelva tendrá que sacarse toda la ropa, ponerla en una bolsa y darse un baño. Todo por indicación de los médicos”, asegura Isabel.
Y agrega: “Hasta dentro de un mes no podrán verlo personalmente. Tenemos padres grandes. No podemos ponerlos en riesgo. Por más que quieran conocer a su nieto... ¿Mirá si yo lo tengo y todavía no tengo síntomas? Tenemos que cuidarnos todos. Es la que toca… Hay que aceptarla. Claro que nos va a costar pasar por esto sin ayuda física de nuestros seres queridos… pero tenemos a Balta: estamos bien”.
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