En lo que concierne a la televisión, la cartera que dirige Ginés González García, junto con la Secretaría de Medios, recomiendan “organizar la programación de modo tal de no incluir series o películas sobre catástrofes de cualquier tipo y favorecer programación que colabore a transitar los días de aislamiento y los que vendrán sin potenciar el miedo, la ansiedad y la angustia”.
En el mismo sentido, sugieren evitar "titulares e imágenes de alto impacto, musicalización y sonidos de catástrofes”.
Para una “comunicación responsable” sobre la pandemia del coronavirus, Salud envía estas recomendaciones, basadas -según el comunicado- en criterios avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Defensoría del Público.
“Fuentes oficiales y especializadas”, información “socialmente relevante”, “abordajes rigurosos”, “evitar el pánico”, “coberturas accesibles a todos” (subtitulado, lenguaje de señas), “difundir las acciones positivas de prevención”; son las principales sugerencias contenidas en el documento de Salud.
Pero también tienen una recomendación de lenguaje: solicitan el uso de “la palabra transmisión en lugar de contagio", ya que, resulta “más precisa”, pero también porque, siempre según el Ministerio, “el contagio supone que hay una víctima y un victimario”.
El listado completo de recomendaciones:
1- Difundir “información proveniente de fuentes oficiales y especializadas en la temática”, como el Ministerio de Salud, que está encargado de relevar “los datos locales y quien comunica las medidas de prevención y asistencia vigentes en Argentina”.
"La Organización Mundial de la Salud (OMS) es el organismo que nuclea y actualiza la información oficial de cada país" y por eso "resulta necesario comunicar a las audiencias, en todos los casos, los datos profesionales junto con "la matrícula de las voces convocadas para el análisis de la pandemia".
2- Brindar información “socialmente relevante y considerar la información como servicio y priorizar la vinculada con síntomas específicos del virus; mecanismos de transmisión; grupos etarios de riesgo; líneas telefónicas y/o sitios virtuales de atención y centros de asistencia para quienes presenten síntomas; medidas de prevención e higiene en el ámbito individual, familiar, social y laboral establecidas por los organismos competentes, así como protocolos y normativa vigente sobre cuarentena y/o aislamiento social”.
3- Promover abordajes rigurosos y evitar el pánico, es otra de las premisas, y por eso las informaciones deben tener una orientación "concreta, precisa y chequeada que pueda orientar a la población".
“Es fundamental atender y neutralizar el potencial efecto generador de pánico social que estas modalidades de comunicación pudieran propiciar” y “se sugiere evitar la difusión de conjeturas personales, rumores, titulares e imágenes de alto impacto, musicalización y sonidos de catástrofes al igual que magnificar los datos (cifras de pacientes, falta de suministros sanitarios, entre otros aspectos) en pos de la espectacularización”.
4- Se solicita “utilizar la palabra transmisión en lugar de contagio”, ya que según este catálogo resulta “más precisa en el marco de esta pandemia y, a su vez, el contagio supone que hay una víctima y un victimario”.
5- No estigmatizar con palabras y hechos y priorizar el respeto de las personas: "contextualizar los relatos de las víctimas en la difusión de casos representativos con un criterio que priorice el trato respetuoso", y "difundir las acciones positivas en términos de prevención".
6- Construir coberturas informativas que sean accesibles para todas las audiencias", con el propósito que los medios “informen sobre la pandemia a partir de la incorporación de herramientas audiovisuales de accesibilidad, tales como subtitulado oculto (closed caption), lengua de señas y audio descripción” para procurar la eliminación de barreras comunicacionales y así garantizar el acceso a la información socialmente relevante a las personas con discapacidad, personas adultas mayores y a toda aquella audiencia que pueda tener dificultades para acceder a los contenidos (Ley 26.522, art.66).
7- Priorizar el respeto de las personas: En la difusión de casos representativos priorizar el trato respetuoso. Evitar centrarse en las historias más dramáticas. En todos los casos, respetar los derechos personalísimos. En particular, no afectar la dignidad, el derecho a la imagen, así como la intimidad de las personas afectadas, o involucradas en las coberturas.
8- Difundir las acciones positivas en términos de prevención: Es muy importante dar relevancia en la agenda informativa a las acciones sociales de prevención, así como las de solidaridad que realicen distintas personas y colectivos sociales. Es clave que la comunicación mediática promueva el refuerzo de las tareas de prevención y asistencia en curso y que posibilite a la población convertirse en sujeto activo en la toma de decisiones y en la ejecución de acciones responsables para mitigar los riesgos de la pandemia.
9 -Comunicar para contribuir al sostenimiento de la confianza: Tener presente que una comunicación de riesgo puede contribuir a mantener la confianza, realizando anuncios tempranos y precisos, con transparencia de las fuentes de información y su debido chequeo.
10- Evitar incluir en la programación de ficción series o películas sobre catástrofes: En los canales abiertos se sugiere organizar la programación de modo tal de no incluir series o películas sobre catástrofes de cualquier tipo y favorecer programación que colabore a transitar los días de aislamiento y los que vendrán sin potenciar el miedo, la ansiedad y la angustia.
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