La gran mayoría de los padres con hijos adolescente vienen de una generación donde el “no” bastaba para acatar una orden y una consigna sin ser cuestionada. Pero hoy se enfrentan a jóvenes que enfrentan todas sus decisiones y les cuesta imponer su autoridad. Por eso, es necesario encontrar un equilibrio donde el límite y la contención vayan de la mano.
Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) advierten que los padres no deben intentar ser amigos de sus hijos, sino que son quienes deben marcar los límites. “Si los progenitores están de acuerdo con el consumo, se subvierten los roles y el chico se confunde. Es probable que, a pesar de la negativa, el adolescente consuma igual, pero lo hará sabiendo que está desobedeciendo a sus padres”, comentó la licenciada Adriana Narváez, psicóloga y del equipo de adicciones de la SAP.
La SAP recomienda “cero alcohol” hasta los 18 años. Entre los expertos hay preocupación por la edad temprana en la que aparece el consumo de bebidas alcohólicas y advirtió que el exceso de alcohol en los más jóvenes reduce el autocontrol y aumenta los comportamientos de riesgo como las relaciones sexuales no protegidas y accidentes de tránsito.
Haciéndose eco de esta situación, la Fundación Padres trabaja desde 2002 en la problemática de la nocturnidad, la diversión adolescente y la prevención de consumo de alcohol en menores de 18 años. Sus miembros están convencidos que si los padres afianzan el vínculo con sus hijos y los orientan en estos temas, es posible lograr un cambio cultural, educativo y de hábitos para prevenir conductas no deseadas.
“Poner límites nunca es contraproducente. En todo caso no dará los resultados que queremos. Los padres damos las pautas pero nuestros hijos son libres. Que ellos no cumplan las reglas no significa que los límites no sean necesarios. Si el chico elige otro camino tiene que saber que hay consecuencias”, remarcó a Infobae Adrián Dall’Astra, miembro fundador de Fundación Padres.
Uno de los objetivo de esta ONG es generar conciencia en nuestra sociedad acerca de la importancia del rol del padre y de la madre en el vínculo con sus hijos, actuando como formadores y orientadores.
Bajo la premisa de que “la libertad no es libertinaje”, se enseña a los padres a tener coraje y valor, pero sin caer en el abuso de poder, para hablar con sus hijos y concientizarlos sobre estas problemáticas, que en muchos casos pueden atentar contra sus vidas.
Según las estadísticas que maneja la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), el inicio de los chicos en el consumo de alcohol empieza a partir de los 11 años y prácticamente no hay distinción de género. “Hay un mito respecto de que la mujer toma más, pero la realidad es que impacta más en su cuerpo. Aunque un chico y una chica tomen la misma cantidad, generará más consecuencias en alguien que pese 50 kilos que en alguien que pese 80 kilos”, explicó Dall’Astra.
Cada vez hay más evidencias científicas de que el consumo recurrente de alcohol afecta diversos órganos y es el responsable de trastornos que pueden ir desde una disminución de las defensas y arritmias, hasta provocar hipertensión, cirrosis hepática y cáncer de hígado, entre otras enfermedades.
El rol de los padres con respecto a la aprobación de las previas en su casa es otro de los puntos que más polémica genera. Ante esto, Dall’Astra advirtió: “Naturalizar las previas no es deseable ni saludable y es ilegal. La ley prohíbe el consumo de alcohol en menores y cuando habilitamos eso infringimos las ley. Si un chico tiene un coma alcohólico en su hogar las consecuencias pueden ser civiles o penales. Hay que romper con el autoengaño de decir ‘yo los controlo’. Hoy muchas previas se hacen con adultos en las casas, pero que no están presentes”.
De acuerdo a lo que manifiestan los propios chicos, ellos toman para llenar vacíos emocionales, pertenecer a un grupo, escapar a los problemas personales, sacarse la vergüenza, superar el desamor y la depresión.
Por eso, desde la Fundación Padres creen que es necesario construir un espacio en donde las relaciones familiares recobren su jerarquía en la sociedad a través del compromiso y de la difusión de valores.
Hoy en día, lo que más le preocupa a los padres es que los chicos empiecen a consumir en edad temprana; pero en los últimos tres años empezaron a focalizar también en la naturalidad del consumo de marihuana junto con el alcohol. “Es una pandemia en menores”, alertó Dall’Astra, quien además hizo hincapié en un fenómeno nuevo: la violencia sin alcohol.
“Me dedico a estudiar la nocturnidad desde hace más de 20 años y el caso de Fernando Báez Sosa fue un antes y un después como lo fue el caso Carrasco con el servicio militar obligatorio. La viralización de videos, la chica haciendo RCP y la ausencia del Estado puso en el tapete que el problema de la nocturandia es más grave que lo pensamos”, analizó el licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades.
Y remarcó: “Eso pasa muy seguido en el Conurbano y el interior. El paradigma de este caso es que nos encontramos con chicos de violencia inusual sin alcohol, que es algo peor. Una grieta que se está abriendo y que tiene que ver con la falta de registro del otro”.
Como respuesta concreta a esta situación, la Fundación Padres no solo dicta cursos y talleres a particulares, municipios y empresas sino que también realiza anualmente el Congreso Argentino de Padres. La edición 2020 tendrá lugar el 25 de abril, a partir de las 9 horas, en avenida Rafael Obligado 6201, Costanera Norte.
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