El conmovedor encuentro de mujeres judías y musulmanas unidas por la Paz en el #8M: “La convivencia es posible”

En el marco de un nuevo aniversario por el Día Internacional de la Mujer, el Museo del Holocausto, el Congreso Judío Latinoamericano y el Instituto Islam para la Paz organizaron un encuentro interreligioso. Aquí, sus conclusiones luego de compartir una tarde juntas

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Visita al Museo del Holocausto en el marco del 8M - #Informe

“Bienvenidas al primer encuentro de mujeres para mujeres”, sostiene Cecilia Bullor, Coordinadora Ejecutiva de Actividades del Museo del Holocausto de Buenos Aires. Son las 17 hs del miércoles 4 de marzo y en el hall del edificio, ubicado en Montevideo 919, Eliana Hamra, Coordinadora Ejecutiva del área de Educación de la Institución, se prepara para dar comienzo a la visita guiada de la que participaron 17 mujeres judías y musulmanas, en el marco de una actividad por el Día Internacional de la Mujer.

Mientras esperan en ronda, hay expectativa y ansiedad. A la originalidad de la propuesta se le suma el hecho de que, tras dos años de obras de remodelación edilicia y restauración patrimonial, el Museo reinauguró su edificio a fines de 2019 y, con este encuentro, puso en marcha su calendario de actividades para 2020.

En el marco de un nuevo aniversario por el Día Internacional de la Mujer, el Museo del Holocausto, el Congreso Judío Latinoamericano y el Instituto Islam para la Paz organizaron un encuentro interreligioso entre mujeres judías y musulmanas (Foto / Matías Arbotto).
En el marco de un nuevo aniversario por el Día Internacional de la Mujer, el Museo del Holocausto, el Congreso Judío Latinoamericano y el Instituto Islam para la Paz organizaron un encuentro interreligioso entre mujeres judías y musulmanas (Foto / Matías Arbotto).

“Nuestra visita comienza con este mosaico de datos e imágenes que intenta retratar cómo era la vida judía antes del Holocausto. Lo utilizamos para mostrar qué es lo que después se va a ir perdiendo a lo largo del proceso histórico que vamos a ver. Solo por dar un ejemplo: en 1939, siete de cada mil personas eran judías. En 2019, sólo dos de cada mil”, arranca Hamra, mientras señala un mural con fotos y estadísticas. A su alrededor, en semicírculo, las chicas la escuchan con atención.

Durante el Holocausto, explica la Coordinadora Ejecutiva del área de Educación del Museo, la mujer tuvo que cambiar su rol para sobrevivir: dejar de lado las tareas domésticas y salir a luchar por sus hijos y su familia. “En los guetos, por ejemplo, algunas se ofrecían para hacer de maestras en las escuelas, otras para cocinar. Tanto judías como musulmanas hicieron lo imposible para ayudar a quien lo necesitaba”, cuenta Hamra.

Celular en mano, las más jóvenes sacan fotos, filman y comparten la recorrida en sus redes sociales. “Hoy, la mujer como constructora de la Paz”, escribe una en sus historias de Instagram. Otras interactúan con las pantallas táctiles que ofrecen las instalaciones del Museo. “Una de las cosas que más me impresionaron fue una pared donde había varias figuras de mujeres y la descripción de su rol durante todo Holocausto. Estaba, por ejemplo, la filósofa Hannah Arendt, a quien leí un montón”, dice a Infobae Maian Massud, abogada e integrante del Instituto Islam para la Paz.

Eliana Hamra, Coordinadora Ejecutiva del área de Educación del Museo del Holocausto de Buenos Aires estuvo a cargo de la visita guiada.
Eliana Hamra, Coordinadora Ejecutiva del área de Educación del Museo del Holocausto de Buenos Aires estuvo a cargo de la visita guiada.

Además del punto vivencial que permite, a través de filmaciones hechas por los propios nazis, entrar al Gueto de Varsovia (el más grande, cruel y mortal durante la Segunda Guerra Mundial, activo entre 1940 y 1943); una de las partes más impactantes de la muestra es el espacio sensorial del tren que recrea el viaje para transportar judíos a los campos de concentración. “Da escalofríos”. “No me lo esperaba”. “Es muy fuerte”, comentan algunas.

Cerca de las 18 horas finaliza el recorrido. Cecilia Bullor vuelve a tomar la palabra y propone un cierre de actividad muy emotivo. De pie frente a lo que simboliza una lápida, invita a las allí presentes a tomar una piedra para dejar su homenaje y su respeto a aquellos que fueron masacrados y asesinados durante el Holocausto. “Los recordamos con una piedra porque la piedra no se desvanece y perdura. Y es así como nosotros queremos que su memoria sea recordada: por siempre y para siempre”, dijo. Lentamente y silencio, cada una de las mujeres se acerca a dejar su piedra sobre la lápida.

En la nave central, un proyector traduce cada nombre y nacionalidad de las seis millones de personas muertas en el Holocausto. De tanto en tanto las letras desaparecen para conformar una única frase: “Seis millones de víctimas, seis millones de nombres. Para volver a leer uno de ellos deberás esperar 730 días”.
En la nave central, un proyector traduce cada nombre y nacionalidad de las seis millones de personas muertas en el Holocausto. De tanto en tanto las letras desaparecen para conformar una única frase: “Seis millones de víctimas, seis millones de nombres. Para volver a leer uno de ellos deberás esperar 730 días”.

Lo que sigue después es una merienda, donde se realiza un intercambio acerca del rol de la mujer y su compromiso con la Paz. “Compartimos historias sobre mujeres musulmanas y judías que se ayudaron mutuamente en distintos momentos de la historia. La sensación que nos dejó es esperanzadora: es creer que la convivencia pacífica es posible. Hoy por hoy, la mujer es protagonista y su rol es fundamental para la construcción de la Paz”, cuenta Melody Kabalan, empresaria e integrante del Instituto Islam para la Paz.

Para Valeria Grinberg, Integrante del staff del Congreso Judío Latinoamericano, esta actividad es ideal para conocer mujeres musulmanas y romper un poco con los prejuicios y estereotipos. “Al final, descubrimos que, en realidad, son más los puntos en común que nos unen que los que nos separan: tenemos la misma vida, vivimos en la misma ciudad, estudiamos en las mismas universidades, vamos a los mismos lugares, vemos las mismas películas, nos interesan los mismos temas de la agenda pública y, en muchas cosas, pensamos muy parecido”, dice a Infobae.

Más allá de la religión o el país de origen. Con los años, hay una historia que sí se repite. Ayer, hoy y siempre: las mujeres juntas y unidas pueden cambiar el mundo.

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