El 8 y 9 de marzo se preparan movilizaciones en el país y todo el mundo. Pero en América Latina la fecha se conmemora con un nivel de actividades, marchas y actos mucho más fuerte que en otros momentos más calmos del continente.
En una época mundial de espanto a juntarse por miedo a contagiarse coronavirus el feminismo genera movilizaciones multitudinarias, encuentros, acompañamientos y marchas en donde la consigna es “estar juntas” a contracorriente de la idea de aislamiento y las recomendaciones de alejarse de los otros y permanecer en cuarentena.
La incidencia de Argentina a partir de Ni Una Menos, el 3 de junio del 2015, la lucha de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito y las denuncias de abusos sexuales a través de Actrices Argentinas y #MiraComoNosPonemos y medidas innovadoras e inclusivas para la diversidad sexual como la ley de identidad de género son un faro en la región.
“Las movilizaciones latinoamericanas, en especial las ocurridas en Argentina con Ni Una Menos y el pañuelo verde hicieron eco en Perú, desde 2016. Y ese eco reconoce todas las actividades que se realizan los 25 de noviembre –día de acción contra la violencia hacía las mujeres- y 8 de marzo”, contextualiza Micaela Tavara Arroyo, artivista feminista y co fundadora de Trenzar, en diálogo con Infobae.
La feminista y poeta peruana Violeta Barrientos también rescata como la herencia argentina en la región a los pañuelos, la lucha por el aborto, la expresión masiva en las calles (las marchas multitudinarias no eran tan habituales en el resto del continente), saber que no estamos solas y los paros de mujeres. “La lucha internacional nos ayuda a enfrentar a los gobiernos y podríamos hacer más juntas”, propone Barrientos.
“La Argentina es punta de lanza en América Latina en un par de acciones concretas en el valor simbólico del pañuelo verde y de la demanda por el aborto legal. La vemos esta semana en Colombia con la llegada a la Corte Constitucional para que el aborto sea libre y no por causales. Hay una articulación con la ola verde”, señala la escritora colombiana y residente en Argentina María del Mar Ramón, autora del libro “Coger y comer sin culpa. El placer es feminista”.
Otra marca en Argentina pero que este año se siente especialmente fuerte –y como nunca antes- en México es la convocatoria a un paro de mujeres. Esta acción se toma el 19 de octubre del 2016 en Argentina después del Encuentro de Mujeres marcado por la represión y la aparición de amenazas neonazis y con el femicidio de Lucía Pérez.
“La CGT toma el té, las mujeres la calle”, fue uno de los lemas frente a la inacción del sindicalismo que, en ese momento, estaba cruzado de brazos frente al gobierno y la movilización del movimiento feminista.
El paro en Argentina genera la convocatoria a paros internacionales que tienen mayor impacto, incluso, este año en otros países como en México que a nivel local. “Tomar una medida sindical, laboral y que pondera nuestros derechos empezó en la Argentina en el 2016 y es una práctica que se ha ido replicando en otros países y este año toma mucha fuerza en México, Colombia y Ecuador para exigir derechos”, resalta María del Mar Ramón.
La periodista mexicana Itxaro Arteta, referente contra el abuso por una denuncia enmarcada en el #MeToo mexicano rescata también el impacto desde el sur al norte del continente: “Creo que Argentina es un referente sobre todo por su lucha por la aprobación del aborto.
También influyó mucho la performance de las chilenas “Un Violador en tu camino” porque desató una segunda versión del Me Too: en redes las mujeres empezaron a escribir cosas como “y la culpa no era mía (tenía 8 años) ni donde estaba (en mi casa) ni cómo vestía (pijama)” para delatar sobre todo a familiares que abusaron de ellas en la infancia. Ahorita también hay una ola muy fuerte de protestas en universidades por el acoso de profesores”.
Verónica Gago, militante del colectivo Ni Una Menos, enmarca el rol argentino en la viralización del paro y la resistencia al machismo en todo el continente: “La incidencia del movimiento feminista en Argentina ¡está en todos lados! Pero, sin dudas, su fuente, su origen, está en las calles y los diversos territorios: de allí emana su fuerza, su capacidad de armar agenda, de inventar lenguajes, de ocupar los espacios de manera creativa, de crear sensibilidades. Es desde ese lugar que puede comprenderse su capacidad de interlocutar con una institucionalidad recién creada (como son los Ministerios de Mujeres, Géneros y Diversidad) pero también de impactar sobre arquitecturas institucionales añejas y, a la vez, plantear cruces de temas que eran impensados”.
Gago rescata la consigna principal del cuarto paro internacional feminista: “¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos!” y destaca que “conecta las violencias económicas y las violencias machistas haciendo una lectura profunda de las causas de los femicidios y travesticidios”.
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