Fue a trabajar a Italia, volvió por el coronavirus y viajó con el primer argentino infectado

Pablo Bernardello es instructor de esquí y decidió retornar porque mermó la actividad a raíz de la enfermedad. Aseguró que no hubo demasiado control en el aeropuerto de Ezeiza y se quejó por la suculenta penalidad que le cobró Alitalia al modificar su pasaje de regreso

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El instructor de ski regresó al país en el mismo vuelo que el primer argentino infectado por el virus.
El instructor de ski regresó al país en el mismo vuelo que el primer argentino infectado por el virus.

Pablo Bernardello es instructor de esquí y había viajado a Marilleva, en el norte de Italia (a 72 kilómetros de Trento), para “hacer dos meses de temporada”. Sin embargo, el avance del coronavirus en el país europeo lo hizo cambiar de planes y decidió regresar a Bariloche, donde reside. Sin saberlo, compartió el vuelo de retorno con el primer argentino que fue diagnosticado. “Me enteré por los medios. En el momento no me enteré de nada”, confió.

Este pasajero venía en primera y yo venía en turista, al fondo”, explicó Bernardello en diálogo con TN, en alusión al hombre de 43 años que se encuentra internado, aunque sin síntomas de gravedad, en el sanatorio Agote del barrio porteño de Recoleta.

“Fue como cualquier vuelo. Media hora antes de aterrizar, las azafatas repartieron un formulario que es como una declaración jurada. Preguntaba datos personales y si tenías algún síntoma de los que dicen que tiene el virus. Tenías que firmarlo y poner un número de teléfono y un mail. Entregamos ese papel y después no había ningún otro control, ni para tomar la fiebre ni nada”, contó el instructor de esquí con respecto a su llegada al aeropuerto de Ezeiza.

Una vez que se dio a conocer la noticia del primer caso de coronavirus en la Argentina y de notar que había vuelto en el mismo avión, Bernardello se aisló “por precaución” y por motu propio. Sin embargo, luego realizó una consulta médica y desistió de cualquier medida: “Estuve hablando con varios médicos infectólogos del hospital zonal de Bariloche. Me dijeron que no corría ningún riesgo, que la estadística era muy baja y que hiciera vida normal”.

Con respecto a la situación en Italia, detalló: “La zona más conflictiva era Milán. Yo pasé por ahí porque hice Milán-Roma-Buenos Aires. Estaba funcionando todo normalmente, no era una ciudad fantasma ni estaba todo el mundo con barbijo”. De todas formas, aclaró que ya desde la semana pasada suspendieron las clases y los espectáculos deportivos con presencia de público.

En Italia ya decidieron suspender las clases y prohibir la presencia de público en los espectáculos deportivos (REUTERS/Ciro De Luca)
En Italia ya decidieron suspender las clases y prohibir la presencia de público en los espectáculos deportivos (REUTERS/Ciro De Luca)

No se contactaron ni del Ministerio (de Salud) ni de ningún lado conmigo”, expresó el argentino, que igualmente señaló que se siente “perfecto” y que no tiene síntomas. Eso sí, todavía le dura el enojo con la aerolínea italiana. “Por el tema del virus empezaron a caer las reservas y las clases que podía llegar a haber, entonces con un compañero decidimos regresar el fin de semana pasado. La aerolínea y la agencia en la que compré el pasaje me cobraron 50 mil pesos, sin tener en cuenta que era un cambio por fuerza mayor y que no dependía de nosotros”, reclamó.

“La aerolínea me dijo que como yo saqué el pasaje por una agencia tenía que verlo con ellos y la agencia me dijo al revés, que la aerolínea es la que cobra esa penalidad. Yo tenía recién pasaje para fin de marzo”, insistió.

Bernardello compartió el vuelo con el primer paciente diagnosticado con coronavirus en la Argentina. El hombre de 43 años llegó el domingo pasado de Italia, se sintió mal y fue a la guardia de un sanatorio privado ubicado en Barrio Norte en donde confirmaron que había contraído la enfermedad que tiene en vilo a varios países, especialmente a China. Luego fue trasladado al Sanatorio Agote, donde se encuentra en un buen estado general.

Su estado de ánimo no sufrió alteraciones. Muestra de ello es el video que grabó con su teléfono celular donde bromea con una enfermera que lo asiste y le pide sushi, un plato ligado al circuito gastronómico asiático y poco probable en la habitación de un centro de salud.

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