Coronavirus: alertan sobre la falta de controles sanitarios a los buques que transitan aguas argentinas

Los profesionales marítimos aseguran que intentan crear conciencia ante barcos potencialmente riesgosos que atracan en los principales puertos del país.

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Los capitanes Leguizamón y Curiel
Los capitanes Leguizamón y Curiel con Infobae (Foto: Claudia Ferreyra)

Los Prácticos del Río de la Plata o del Río Paraná son los profesionales de la Marina Mercante -normalmente Capitanes de Ultramar o Fluviales- que tienen la responsabilidad de oficiar de asesores de navegación y maniobra de los capitanes de buques que navegan a través de los distintos canales de la Cuenca del Plata hasta las proximidades de los distintos puertos locales.

Una vez que están cerca de los mismos, otros marinos, llamados Prácticos de puerto, toman a su cargo el asesoramiento a los distintos capitanes en todo lo atinente a la aproximación de las naves a muelle y al amarre. Además en todos los casos el práctico oficia como representante de la autoridad marítima nacional (Prefectura Naval) y debe asesorar a los capitanes extranjeros sobre las distintas normativas en materia marítima que existen en el país, entre ellas la sanitaria.

Entrevista al capitán de ultramar Oscar Leguizamón

Ante la conmoción mundial por la expansión del Coronavirus, Infobae consultó a los capitanes de ultramar Oscar Leguizamón y Marcelo Curiel, que son Prácticos del Río Paraná y del Río de la Plata respectivamente. Leguizamón además ejerció hasta hace pocos meses la presidencia de la Asociación de Prácticos de la República Argentina y en la actualidad es el Vicepresidente de la sociedad mutual de prácticos.

Al ser requerido por este medio para que explique si puede afirmarse que un práctico que aborda un buque extranjero en el Río de la Plata es el primer argentino que toma contacto cara a cara con tripulaciones extranjeras, el capitán Curiel afirma.

Los prácticos asesoran a los
Los prácticos asesoran a los capitanes en todo lo concerniente a navegación y maniobra en canales y puertos

Curiel: Efectivamente, sea que el buque se dirija al puerto de Buenos Aires o que su destino sea algún puerto del litoral fluvial, los prácticos del Río de la Plata son los primeros en abordar naves procedentes de todo el mundo. Lo hacemos en pareja ya que la navegación por el canal de acceso puede demandar entre 8 y 36 horas dependiendo del tipo de buque y algunos imponderables propios de la actividad navegatoria.

—En medio de todas las medidas que distintos Estados están adoptando para prevenir la propagación del Coronavirus ¿qué instrucciones o medidas de precaución ha recibido por parte de las autoridades marítimas o sanitarias al respecto?

Curiel: Las prevenciones que estamos tomando son por ahora las que surgen de las informaciones periodísticas, nada hay en este momento a nivel oficial para nuestra actividad en forma específica. Creo que sería muy importante comenzar a enfocar el tema de otra manera y al menos para determinados buques comenzar a realizar controles presenciales y efectivos. Por ahora no hay nada.

Los prácticos alertan a las
Los prácticos alertan a las autoridades sobre los riesgos de la actividad marítima y fluvial

En este aspecto, ambos profesionales coinciden en manifestar que podría resultar muy conveniente establecer una “barrera sanitaria” efectiva antes que ellos deban abordar buques extranjeros ya que si bien la legislación vigente obliga a los capitanes de buque a hacer una declaración jurada de inexistencia de enfermedades a bordo, un capitán no es médico y bien podría tener tripulantes enfermos y asintomáticos y no saberlo.

“Habría que montar a bordo de alguna unidad de las fuerzas navales un control efectivo con profesionales de salud que aborden las naves potencialmente sospechosas y realicen un relevamiento de la tripulación y de esa forma no exponernos a riesgos innecesarios”, agrega Leguizamón.

Según el capitán Curiel, “en un mes realizamos un promedio de 7 u 8 entradas de buques extranjeros, al margen de saber de dónde procede el navío al que vamos a asistir, no tenemos información respecto a dónde se realizaron cambios de tripulación, ni dénde reside en su vida particular cada tripulante, es decir si un buque viene del puerto de Hamburgo, es posible que entre la tripulación haya personas de variadas nacionalidades y que algunos se hubieran sumado a la tripulación en un puerto de Brasil utilizado como escala”.

Por su parte el capitán Leguizamón acota: “Como el buque viene de 15 o 20 días de navegación, podría pensarse que ya hubo tiempo de incubar la enfermedad si es que algún tripulante contrajo la misma. Ese razonamiento es erróneo y por eso hay una sola manera efectiva de estar a salvo y es el control sanitario fuera de nuestros puertos con personal sanitario idóneo”.

Entrevista al capitán de ultramar Marcelo Curiel

¿Están siendo convocados periódicamente para ser sometidos a una revisión médica?

Curiel: Una vez al año tenemos la revisación médica que nos realiza la Prefectura Naval, pero esa es rutinaria, por el tema Coronavirus todavía nadie nos contactó.

Según detalla Leguizamón, en lo que respecta a la navegación por el río Paraná, dada la extensión de la vía fluvial, las navegaciones nunca son menores a las 22 horas pudiendo llegar a las 36 o 40. Ello obliga necesariamente a compartir con una tripulación desconocida, espacios comunes, comida, agua y hasta camarotes ya que mientras que un práctico atiende la navegación otro descansa.

“Es muy importante destacar que muchas veces nos toca embarcar en buques denominados ‘sub estándar’ que enarbolan banderas de conveniencia y con tripulaciones de los orígenes más remotos y en condiciones de vida muy particulares y nos está faltando un control serio al respecto. Brasil en este aspecto nos lleva ventaja ya que han dictado normas específicas y hasta están embarcando con trajes de protección sanitaria”, dice Leguizamón, que además sostiene que “necesitamos una decisión política que ponga al frente de esta situación directamente a las autoridades sanitarias del país, sin ningún tipo de delegación en autoridades policiales o de otro tenor”.

Los entrevistados recuerdan que cuando aconteció la crisis por el SARS la actitud de las autoridades sanitarias fue muy distinta y se fijaron normas claras y precisas de comportamiento y actuación. Al decir de los profesionales, siendo que el objetivo básico de un buque mercante es el comercio internacional, conformarse con la sola manifestación via email mediante la cual un capitán extranjero declara que no tiene enfermos a bordo es cuando menos ingenua: “Por un lado puede mentir a sabiendas de que algo pasa a bordo por el solo hecho de no causar que su buque sea demorado con los costos que ello trae aparejado. Pero por otra parte, al no tener conocimientos médicos, puede tener la mejor voluntad del mundo y no darse cuenta que tiene el virus a bordo”, resalta Leguizamón.

El práctico es el primer
El práctico es el primer ciudadano que toma contacto con una tripulación extranjera ( SIPSA Pilots)

En forma paralela a estas declaraciones, Infobae tomó conocimiento de la realización en las últimas horas de un encuentro entre las autoridades de la Cámara Argentina de Practicaje y Pilotaje (entidad que nuclea a las empresas que emplean a los prácticos) y las autoridades nacionales de Sanidad de Fronteras. También se convocó especialmente a personal sanitario de la Prefectura Naval. Sin firmas ni sellos oficiales, la Cámara difundió una minuta en la que da cuenta de lo que se ha acordado en materia de prevención.

Las agencias marítimas (representantes legales de los propietarios de los buques extranjeros) están obligadas a informar a Sanidad de Fronteras con 72 horas de antelación de determinada información relacionada con el movimiento de tripulantes provenientes de China que pudieran mostrar síntomas de fiebre u otros indicativos sospechosos. Si a resultas de esa información la autoridad sanitaria considera que hay un riesgo, los prácticos no embarcarán hasta que la situación se aclare debidamente”, señala el comunicado de la cámara de practicaje.

No obstante, para los profesionales de la actividad el comunicado tiene “gusto a poco” ya que una vez más explican que “todo se reduce a confiar en la buena voluntad o en la sapiencia en materia sanitaria del capitán de un buque en modo alguno está capacitado para afirmar rotundamente la inexistencia de la enfermedad”. Además no cayó demasiado bien en el sector la informalidad que rodeó a la comunicación reseñada.

“Vamos a esperar un tiempo prudencial considerando que tal vez las autoridades nacionales no tomaron debida nota del riesgo que enfrentan y que excede al control en los aeropuertos. Si el Ministerio de Salud no toma medidas realmente concretas, nos veremos en la obligación de comenzar a negarnos a embarcar en buques que sean pasibles de traer consigo a tripulantes afectados, sabemos que ello es un perjuicio para el comercio exterior pero en modo alguno vamos a poner en riesgo la salud de nuestros colegas y de la población en general”, finalizó Leguizamón.

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