(Desde Villa Gesell) Antes del fin de semana largo de Carnaval, Villa Gesell volvió a vestirse de luto. En la puerta del boliche Le Brique, cientos de personas participaron de una sentida marcha, en la cual se escuchó el clamor popular con el pedido de justicia, a un mes del asesinato de Fernando Báez Sosa. Luego, en un escenario montado para la ocasión, tuvo lugar una misa al aire libre en la que el obispo Gabriel Mestre, de Mar del Plata, pidió por “el descanso en paz” de Fernando, leyó unas palabras que le envió el papa Francisco e hizo un llamado a la “conversión de los corazones violentos”.
En una jornada ventosa, nada pudo frenar la sed de justicia de una ciudad que volvió a ver interrumpida su habitualidad veraniega. Es el caso de Silvana Perau, vecina de la ciudad, que se acercó al lugar, como cientos de vecinos y veraneantes, para dejar una estampita en el cantero del árbol de la escena del crimen. Ese árbol, un olmo de largos años, es el símbolo que adoptó la comunidad para recordar a Fernando. “El árbol de la memoria y de la vida”, insistieron algunos ciudadanos, mientras acomodaban las figuras -vírgenes, ángeles y un Gauchito Gil- depositadas alrededor de la planta. La corteza ahora está rodeada de velas encendidas, cartas y oraciones.
Cerca de las cinco y media de la tarde, la esquina de la avenida Buenos Aires y Calle 3 fue el punto de encuentro donde se congregaron vecinos, turistas y autoridades políticas, como el intendente Gustavo Barrera y el secretario de turismo local Emiliano Felice, entre otros. Por decisión del municipio, se descubrió una placa negra, de letras blancas, con una leyenda irrefutable: “El pueblo geselino condena social y jurídicamente estos crímenes”. Además, el orfebre Juan Carlos Pallarols se contactó con el municipio y se comprometió a enviar una Rosa de la Paz, que será exhibida pronto en la iglesia.
Durante horas se pidió por la memoria, verdad y justicia. Hubo también gritos que clamaban “cadena perpetua” para los rugbiers. Primaron la bronca y la indignación. Uno de los carteles rezaba la inscripción: “No falleció, lo mataron. No hubo pelea, lo emboscaron. No fue una desgracia, fue un crimen”. Otra de las pancartas decía: “Que la plata no sea el poder”. Como si en Argentina fuera necesario dejar asentado los reclamos en escritos para que la Justicia “vea bien”. Hubo aplausos para Fernando Burlando, abogado de la familia Báez Sosa. Y gritos de reclamo a la policía, a los dueños de Le Brique y al municipio, por “mirar para otro lado” y no haber puesto parlantes para escuchar el discurso en el Congreso de los padres de Fernando.
Minutos antes de dar el sermón, el obispo Mestre resumió el espíritu de la convocatoria. “Esta misa tiene un signo profético para pedir por el descanso eterno de Fernando y el consuelo de su familia; por la justicia justa y no la impunidad; y por la conversión de los corazones violentos. La idea es repensar esta sociedad y que busquemos ser artesanos de la paz, como dice el papa Francisco”, expresó. Y aclaró la postura de la iglesia ante los rugbiers: “El perdón es un camino que no implica impunidad. No se puede perdonar y que todo quede como antes. Debe haber una justicia justa que luego permita la opción por el perdón sincero del corazón. Por eso el perdón es un camino que implica reconocimiento de la verdad a partir de la Justicia".
En diálogo con Infobae en el segundo piso del palacio municipal, el intendente Barrera habló de “falta de valores” de la sociedad, apuntó que el crimen fue “planificado” por los rugbiers y expresó que la muerte cambió el semblante de toda la ciudad, que se había preparado todo un año para la temporada. “Esto fue un golpe tremendo para los geselinos. Hoy se cumple un mes y estamos acompañando a la familia. La única manera de superar esto es ocupándonos de que no se repita”, expresó Barrera, quien el 5 de febrero envió al Concejo Deliberante un proyecto para clausurar la movida nocturna en la ciudad. En marzo, con el comienzo de las sesiones, el tema tendrá lugar a debate en comisión.
“Estamos acompañando a la familia de Fernando. El asesinato lamentablemente opacó la temporada en Villa Gesell. Pero la única forma de avanzar y superar estos temas es ocupándonos para que no se vuelva a repetir. Este tema tiene varias aristas. Es un caso bisagra para Gesell, que no solo va a afectar a la Municipalidad, sino a la Argentina en todo su conjunto. En 2018, hubo 600 asesinatos de estas características, son cosas graves las que están pasando. No hay que generalizar, no son todos los jóvenes, pero un porcentaje de ellos ha perdido valores indispensables, el valor por la vida y el respeto por el otro. El tema no es la juventud, sino cómo se divierte nuestra juventud”, agregó Barrera, quien parece estar dispuesto a enfrentar a los empresarios de la noche. Actualmente, siete locales bailables existen en la ciudad, y los vecinos se quejan por los disturbios y ruidos molestos.
La fiscal Verónica Zamboni ampliará el miércoles la declaración indagatoria a los ocho rugbiers imputados como coautores del crimen: los acusará por el doble agravante del homicidio agravado por alevosía y concurso premeditado de dos o más personas. Mientras tanto, mientras se observa con atención el avance de la causa, la ciudad se prepara para seguir de alguna manera con su ritmo. “La temporada de jóvenes ya se terminó”, respiran algunos. Pero el dolor, la bronca y el luto continúan.
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