Veinte años después, voló cuatro mil kilómetros para conocer a su primer amigo virtual

Cande Ghelfi, argentina, y Gustavo, peruano, pasaron dos décadas conversando online. Ahora, ella dio el gran paso y viajó a Lima para encontrarlo por primera vez. “Fue movilizante”, asegura

Amigos virtuales desde los 12 años

San Nicolás, provincia de Buenos Aires, 1997. Dos años después de la llegada de Internet a la Argentina, la familia Ghelfi compró su primera computadora. Toda una revolución hogareña. Las cuatro hermanas se peleaban por un rato frente a la pantalla. Para bajar la ansiedad, idearon un calendario de turnos, con día y hora estipulada. “Tenía doce años, y como la menor de las cuatro, siempre salía perdiendo... pero bueno, cada ratito que tenía lo exprimía”.

La conexión no era como la de ahora, la red de Wifi no estaba ni cerca, era el reinado lento y tedioso del dial up telefónico. Pero era la puerta de entrada al mundo. “Todo lo que veía en libros, o en la televisión, ahora lo podía buscar en apenas un click”, recuerda Candela Ghelfi.

Cande esperaba con ansias cada encuentro en la sala de chat

Soñadora -con hambre de salir de la Argentina para volar por el mundo- Candela utilizaba su tiempo frente a la pantalla para viajar sin límites. “Encontré la página llamado Latin chat, donde podías encontrar y hablar gente de otros países. Pensé esta es mi puerta de salida".

Sin perder el tiempo creó un usuario: “Cande, a secas". Los mensajes no tardaron en llegar. Pero hubo un usuario que se destacó de los otros.

En mayo de 1997 recibió un mensaje en línea del usuario MUSTANG505_02: “Hola, ¿cómo estás?”. Quien tipeaba era Gustavo Alberto Menéndez Prado, tres años mayor que Cande, en ese entonces 15, y lo hacía desde Lima, Perú. La conexión entre ambos fue instantánea. 3936 kilómetros de distancia se unían con cada tecla. “Nos hicimos amigos virtuales, mi primer amigo virtual. Coordinaba hora y día para hablar con él”.

La sala de chat donde pautaban cada encuentro en línea

Poco a poco, Gustavo se convirtió en el diario íntimo de cabecera de Cande. “Le contaba todo, no dejaba pasar nada." Sin camarita web de por medio, primero le describió cómo era físicamente, rubia, bajita y flaca. “Después le presenté a mí familia y amigos, se aprendió el nombre de todos. También lo fui haciendo parte de mis sueños y proyectos a futuro".

Cande y Gus, como se hacían llamar, crecieron juntos virtualmente. “Empezamos hablando en la etapa escolar, de adolescentes, después cuando fuimos a la universidad y ahora en la vida adulta”.

Con los avances tecnológicos siguieron la amistad por messenger, luego e-mail, más tarde se buscaron por las redes sociales. Las ganas de seguir en contacto quedaban escritas en cada intercambio.

Acá, un ejemplo:

De: Candela Ghelfi <candelaghelfi@msn.com>Enviado: sábado, 27 de setiembre de 2003 19:52Para: mustag525_02@hotmail.com <mustag525_02@hotmail.com>Asunto: hola gus!!!!!!

hola amigo!!!!!!!!!

(...) "este año me gradúo, por cierto mi graduación es el 7 de diciembre....después de ese momento....mi vida cambia de espacio...

ya no hay sueños largos, comienzo a crecer más rápido.... bueno Gus....espero que ahora me cuentes más cosas vos, porque ahora yo quiero escucharte..... espero que sea pronto!!!!!

aahhhhhhh!!!!!mandame tu dirección...la de tu casa...porque el padre de una amiga está trabajando allá, en lima!!!

y vuelve cada seis meses, pero quizás pueda averiguar donde está él, para que le puedas mandar algo para mí, alguna carta, una foto, algo

que me sienta más cerca tuyo...si?, y yo podría mandarte algo!!!!!

bueno amigo....te quiero muchísimo!!!!!

espero que nos comuniquemos pronto....

tu amiga....candela.

PD: aahhhh, por cierto, el día de mi cumple (30/08/03) esperé a que me llamaras, pero no fue así!!!, no te preocupes yo te sentí en mi corazón y te entiendo, es difícil la distancia...mis 18 me están llevando a las corridas....

Uno de los tantos mails
Los mails que intercambiaron durante casi dos décadas

Recién en tiempos de Instagram se conocieron las caras. “Hasta ese momento, como ninguno de los dos tenía camarita web, y tampoco nos enviábamos fotos. era todo una incógnita”.

Candela siguió su camino. Se mudó a Buenos Aires para estudiar psicopedagogía en la Universidad de Buenos Aires, trabajó en el departamento de Recursos Humanos de una importante empresa y empezó a volar por el mundo, tal como lo había soñado alguna vez y se lo había contado a su primer amigo virtual.

El tiempo, la distancia y la rutina de la vida hizo que se perdieran el “rastro”. Pero sólo por unos años. “Retomamos hace algunos meses el contacto por las redes sociales y pactamos vernos las caras después de veinte años”. Inquieta y decidida, decidió sorprenderlo contándole que tenía pasajes para ir a verlo a Lima. Ambos querían darle fin a los kilómetros de distancia y conocerse en persona.

El abrazo del encuentro, pasaron de la virtualidad a la realidad

-¿Cómo fue el encuentro?

-Increíble, aunque es raro pasar de la virtualidad a la realidad. Para mí fue movilizante. Acordamos la cita en un bar de Miraflores, Lima, para poder hablar tranquilos. Puse el teléfono para grabar el encuentro.

-¿De qué hablaron?

-Estuvimos tres largas horas. La complicidad de esa amistad estaba ahí. Repasamos todo lo alguna vez intercambiado por chat y e-mail. Lo mejor de todo fue poder releer y ver que lo que soñábamos con hacer, ambos lo habíamos cumplido. En mi caso estudiar psicopedagogía y recorrer el mundo. Él metido en su universo de la electromecánica, y poder tener una concesionaria de autos.. Además, Gus formó su familia, está casado y tiene una hija, me trajo sus fotos.

-¿Cómo seguirá el vínculo ahora que rompieron la virtualidad?

-Quedamos en volver a vernos personalmente. Por ahora, gracias a la tecnología, nos hablaremos por videollamada o whatsapp.

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